MARLO
MORGAN
LAS
VOCES DEL DESIERTO
TRIGESIMOSEGUNDA ENTREGA
23.
LA REVELACIÓN DEL TIEMPO DE ENSUEÑO
(3)
La
tribu cree que los primeros humanos de la Tierra aparecieron en Australia
cuando todas las tierras eran una sola. Los científicos llaman Pangea a la masa
única de tierra que existió hace unos 180 millones de años y que acabó
escindiéndose en dos. Laurasis contenía los continentes del norte y
Gondwanaland se componía de Australia, la India, África y Sudamérica. La India
y África se separaron hace sesenta y cinco millones de años, dejando debajo a
la Antártida y a Australia, y Sudamérica en medio.
Según
cuenta la tribu, en los albores de la humanidad los hombres empezaron a
explorar y emprendieron walkabouts a
lugares cada vez más lejanos. Se encontraron entonces con nuevas situaciones, y
en lugar de confiar en principios básicos adoptaron emociones y acciones
agresivas para sobrevivir. Cuanto más lejos viajaron, más cambió su sistema de
creencias, más se alteraron sus valores y, al final, incluso su aspecto físico
evolucionó hacia un color de piel más claro en zonas septentrionales más frías.
Ellos
no discriminan por el color de la piel, pero creen que todos procedemos de un
solo color y que acabaremos volviendo a él.
A
los Mutantes los definen por unas características específicas. En primer lugar,
los Mutantes ya no pueden vivir en un ambiente natural. La mayoría se muere sin
saber qué se siente al estar desnudo bajo la lluvia. Construyen casas con calor
y frío artificiales y sufren insolaciones al aire libre con temperaturas
normales.
En
segundo lugar, los Mutantes ya no tienen el buen sistema digestivo de los
Auténticos. Tienen que pulverizar, emulsionar, cocinar y conservar los
alimentos. Comen más cosas artificiales que naturales. Han llegado incluso a
padecer alergias provocadas por alimentos naturales y el polen del aire.
Algunas veces los Mutantes recién nacidos ni siquiera toleran la leche de su
propia madre.
Los
Mutantes tienen un juicio limitado porque miden el tiempo en relación consigo
mismos. No reconocen más tiempo que el presente, y por tanto destruyen sin la
menor consideración por el futuro.
Pero
la gran diferencia entre los humanos de ahora y el modo en que fueron
originalmente es que los Mutantes tienen un foco de miedo. Los Auténticos no
tienen miedo. Los Mutantes amenazan a sus hijos. Necesitan policías y
prisiones. También la seguridad del gobierno se basa en la amenaza de las armas
sobre otros países. Para la tribu el miedo es una emoción del reino animal,
donde desempeña un importante papel para la supervivencia. Pero si los humanos
conocen la Divina Unidad y comprenden que el universo no es un acontecimiento
fortuito sino un plan en desarrollo, nada pueden temer. O bien tienes fe o bien
tienes miedo, pero lo que no puedes tener es ambas cosas a la vez. Ellos creen
que las cosas generan miedo. Cuanto más cosas tienes, más tienes que temer. Al
final sólo vives para tener cosas.
Los
Auténticos me explicaron lo absurdo que a ellos les parecía que los misioneros insistieran
en enseñar a sus hijos a juntar y dedicar dos minutos a dar las gracias antes
de las comidas. ¡Ellos se despiertan dando las gracias! Ellos no dan nunca nada
por supuesto en todo el día. Si los misioneros tienen que enseñar a los niños
de su propia gente a dar las gracias, lo que es innato en todos los seres
humanos, la tribu cree que deberían preocuparse seriamente por su sociedad. Tal
vez sean ellos los que necesitan ayuda.
Tampoco
entienden por qué los misioneros les prohíben las ofrendas a la tierra. Todo el
mundo sabe que cuanto menos tomes de la tierra, menos habrás de devolverle. Los
Auténticos no ven nada salvaje en pagar una deuda o mostrar gratitud a la
tierra haciendo que unas cuantas gotas de tu propia sangre se derramen sobre la
arena. Creen además que se ha de honrar el deseo individual de una persona que
quiera dejar de alimentarse y se siente al aire libre para poner fin a su
existencia terrena. No consideran que la muerte por enfermedad o accidente sea
natural. Después de todo, dicen, no se puede matar lo que es eterno. No puedes
crearlo ni tampoco matarlo. Creen en el libre albedrío; el alma elige
libremente venir; así pues, ¿cómo pueden ser justas las leyes que dicen que el
alma no puede volver a su casa? No es una decisión personal que se tome en esta
realidad manifestada. Es un ser omnisciente quien toma la decisión a nivel
eterno.
Creen
también que el modo natural de abandonar la experiencia humana es ejercitando
el libre albedrío. Hacia los 120 o 130 años de edad, cando la persona se
emociona pensando en volver a “la eternidad”, y tras preguntarle a la Unidad si
es por el bien supremo, convocan a una fiesta, una celebración de su vida.
Durante
siglos, los Auténticos han practicado la costumbre de decir la misma frase a
todos los recién nacidos, de modo que cada persona oye exactamente las mismas
primeras palabras humanas: “Te amamos y te apoyamos en el viaje.” En la
celebración final, todo el mundo la abraza y repite esa frase otra vez. ¡Lo que
oyen al llegar es lo que oyen al partir! Luego la persona que parte se sienta
en la arena y cierra los sistemas corporales. En menos de dos minutos ha
muerto. No hay tristeza ni lamentos. Mis compañeros aceptaron enseguida su
técnica para pasar del plano humano al plano invisible cuando estuviera
preparada para la responsabilidad de semejante conocimiento.
La
palabra Mutante parece ser un estado del corazón y de la mente, no es un color
ni una persona. ¡Es una actitud! Es alguien que ha perdido o rechazado la
antigua memoria y las verdades universales.
Al
fin tuvimos que concluir nuestra conversación. Era muy tarde y todos estábamos
exhaustos. La cueva, antes vacía, se había llenado de vida. Antes mi cerebro
contenía años de educación, pero en ese momento parecía una esponja para un
conocimiento diferente y más importante. El modo de vida de la tribu era tan
ajeno a mí, y tan profunda la capacidad de comprensión necesaria, que di las
gracias cuando mi mente se cubrió de una barniz de pacífica inconsciencia.
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