HUGO GIOVANETTI VIOLA
EL
EVANGELIO SEGÚN EL TRAIDOR
(LA
MALDITA COMEDIA)
primera edición WEB
primera edición 2007: Caracol al Galope /
elMontevideano Laboratorio de Artes
VIGESIMOSEGUNDA ENTREGA
22
Isabelino
Pena se recogió el pollerón colorinchudo que le tapaba los pies pero volvió a
sentarse. Necesito un poco más de vino.
-¿No
me alcanzarías el mosaico de mi nieta?
Juan
Marcos descolgó el retrato taraceado y avanzó con velocidad de velero entre los
estantes llenos de tacos y el fogón donde se entelarañaba la cola:
-El
Rabuní decía que los verdaderos milagros son hechos con las manos del alma
porque los ojos limpios son ciegos de este mundo.
-Gran
verdad.
Y
me relleno el vaso y me zampo medio tortón sintiéndome sobrehumanamente
hermanado con todos los cristianos de todos los tiempos y de golpe oigo
berrinchar a mi madre que pasa en forma de cuervo:
-Los
cristianos sustituimos la orgía perpetua por la eucaristía perpetua porque el
maestro le enseñó a la humanidad a festejar la verdad.
-¿No
tomás un vinito? -empezó a patinarle la lengua al detective disfrazado de
abuela putona.
-Alguna
vez tomé con el Rabí, pero para acompañarlo.
-Qué
privilegio, mama mía.
-El
Rabí siempre decía que cuando el vino se vuelve el diablo es mucho peor que el
diablo. Judas era un borracho.
-Judas
era un borracho traidor, que no es lo mismo.
ALMÁ
11: La tarde del domingo que Jesús entró victorioso y con las córneas rojas en
el caos de la ciudad-gallinero donde las zorras vivían en palacios y el pueblo
tapizó los barriales hasta con talitas y
cortó más palmas y abanicos de olivo que en los Tabernáculos los chiquilines ya
estaban roncos pero seguían cantando Hosanna
al Hijo de David y le hacían morisquetas a los viejos fastuosos cuando
escuchaste que Felipe le comentaba a Andrés que unos griegos le habían pedido
para conocer al Rabí y el maestro apareció tan triste que corriste a agarrarle
los tobillos y los fariseicos gritaron La
novia quiere ver: y como Jesús acababa de sanar a una patrulla de
despedazados en el atrio exterior del Templo sentiste que te peinaba el halo
como si preguntara Tenés demasiada pena y
contestaste sin hablar Lo único que me
importa es el sol que sueño después de la pena y él te abrió una manaza
sobre el cráneo como si te explicara Bienaventurados
los que sueñan abrigados por la túnica del Espíritu Santo porque nada es más
alto ni más dulce que el abrazo callado con el Padre y enseguida te pasó un
índice por el perfil cleopatresco y escuchaste que un trueno sentenciaba Porque el diablo se ve pero la luz del mundo
sólo podemos verla cuando la vida nos rompe los ojos: y esa noche los
griegos acamparon en el Getsemaní y la gente de la diáspora que fue a adorar la
Pascua festejaba enamoradamente el convite fogateado y enjoyado por los
relámpagos y decidiste dormir en la cabaña-taller sin avisarle nada a tu madre
y el maestro tomó mucho y al final de una charla larguísima murmuró Lástima que la gente todavía sea tan pobre.
Isabelino
Pena siguió reteniendo buches insufribles y de golpe le explicó a Juan Marcos
con el velo de viuda ya repugnantemente arrugado:
-Aunque
parezca mentira conozco mucho más de la vida de Judas que de la de mi propio
hijo. En Tarso nos enteramos que Amós tenía una hija ciega en Jerusalén recién
después que se murió.
Y
trato de no inventar demasiado pero el futuro evangelista me ayuda sin timidez:
-El
problema es que Sara sufrió tanto con él como con Judas. El Iscariote y Esteban
el Valiente no la dejaban en paz.
-El
machaje satánico no deja en paz a ninguna paloma, Marquitos. Y lo peor es que
después nos sentimos patitas feas -desconcertó el detective al muchacho de
pecas luminosas. -¿No hay más vino?
-Sí.
Pero no se apure tanto a tomar.
-Es
que la resurrección me puso muy feliz. Y el miedo de perder a Almá me mata.
Jesús sabe que Sara y Almá son mis brazos heridos.
-¿Por
qué no va a rezar?
-Tomo
el último y vamos.
El
futuro santo suspira y destapa un botijo para servirme un poso que huele a aceitunas
y de repente se caen todos los estantes como si hubiese un terremoto y me hacen
tirar el copón a la mierda.
-Mejor
vamos a rezar -se puso verde claro Isabelino Pena.
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