11/8/16

LOS RECOVECOS DE MANUEL MIGUEL

Desbocada reinvención de la vida de Manuel Espínola Gómez.


Hugo Giovanetti Viola

Primera edición: Caracol al Galope, 1999.
Primera edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes, 2016.



QUINTA ENTREGA



SEGUNDA PUERTA: ARENA ASOMBRADA (1)



ABRÍ LA puerta del cuadro y entré a un bar esquinero del centro, donde debía encontrarme con una pintora a la que no conocía ni de nombre. Estábamos a mediados de abril de 1975, y los plátanos empezaban a ponerse rembrandtianos. La mujer me hizo una guiñadita para darse a conocer. De golpe tuve mucho miedo de mirarle los ojos. La tarde ya muy dorada le embellecía un rostro treintón de muñeca filosa: nos saludamos con un beso remansado, como si nos frecuentáramos desde el liceo. Yo llevaba unos documentos del Partido Comunista escondidos en los calzoncillos y pensé que si ella también guardaba los suyos en algún sitio similar podía ser muy interesante terminar intercambiándolos en la intimidad. Me senté y pedí una caña doble con hielo y una Coca-Cola. Para mi asombro, el urgente contacto clandestino con la pintora se redujo a una bajada oral de información sobre las próximas actividades de la Coordinadora del Arte. Entonces insulté interiormente al desgraciado que se había equivocado al pedirme que llevara encima aquellos cuatro papeles que me podían costar cuatro años de cárcel y fui al baño a tirarlos. Cuando volví encontré a la camarada encapuchada por una crispación que me hizo dejar de desearla ipso facto.


-Acaba de entrar el genio -gruñó, señalando con un fruncimiento hacia la otra punta del boliche.


-¿Quién?


-El Peludo Espínola Gómez. Mucho hacer amistad con el Partido y estrados para la CNT y logotipos para el Frente, pero ahora anda medio borrado. Me contaron que le dio por escribir poemas. No me digas que no sabés quién es.


-Lo conozco de nombre, por supuesto. Nunca vi nada de él.


-Tiene cosas geniales. Pero no pinta más. Lo último que expuso en Losada fueron unos dibujos muy bien hechos y un AUTORRETRATO TAMAÑO SOBRENATURAL. Porque te juro que ni los tiranosauros debían tener tanta egolatría. Y vamos a aclarar: unas cosas muy bien hechas y con unos colorcitos muy lindos, pero de un naturalismo to-tal. Después de tanto joder con el Guernica y la abstracción. Hasta en la Unión Soviética anduvo dando línea. Y aquí en la UAPC siempre tenías que trillar por donde a él se le antojara. Por favor. Ahora se le debe ocurrido resistir al fascismo escribiendo el Romancero solisense.



Una semana después entro al mismo boliche acompañando a un amigo-camarada para cambiar ideas con un pintor interesado en co-fundar una revista cultural: encontramos a Espínola Gómez con aire de cabalgar al paso aunque embutido en un saco de pana azul eléctrico que parece sosegarlo como un amable uniforme de fuerza: Espínola se acaricia la melena y pregunta sonriendo si por casualidad yo no era el que había estado sentado con una pintora conocida suya la semana anterior en la mesa de la otra ventana: Bueno entonces andamos coincidiendo murmura.



-Qué raro que esté solo -dijo la pintora, abriendo la cartera para sacar plata y guardar los cigarrillos. -Ahora nomás empieza a caer la pendejada a escucharlo divagar. La pendejada o alguna mina de turno. Porque a él lo obsesiona coleccionar mujeres, entre otros objetos no desperdiciables.



Y después que esbozamos un anteproyecto para la revista y marcamos fecha de reunión con otra gente Espínola nos cuenta que en noviembre expondrá en Galería Losada una serie de grandes paisajes muy depurados y sin detalles particularizantes. Lo que me importa es esa satinación que tienen los días más nítidos del otoño nos explica entornando los ojos en dirección al ventanal hoy lluvioso y yo siento que una brizna de esperanza se me hunde humosamente en la melancolía.



Y en el momento de irnos el hombre de mirada cabalgadora reconoció de golpe a la pintora-muñeca y alzó una mano rotunda para saludarla.



-Yo me quedo un rato más -me dijo la mujer sin mirarme, y se contoneó hasta la mesa del Peludo como si caminara por una pasarela de modelos puntaesteña.

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