RICARDO AROCENA
LOS BESAMANOS
Los especialistas alertan que no
deben ser confundidos con los chupacabras, aunque en algo se les parecen.
El BESAMANOS es el nombre de un
críptido legendario contemporáneo, que se describe como un ser que atacaría a
animales de diferentes especies incluido el hombre, con la extraña costumbre de
lamerle los dedos para lograr su propósito.
El mito tuvo su origen en el Uruguay.
Se cuenta que existe en México, América Central y América del Sur, en países
como Costa Rica, México, Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, Puerto Rico,
Honduras, Nicaragua, Colombia, Guatemala, El Salvador, Panamá, Perú, Chile,
Venezuela, Paraguay y en Estados Unidos y en cualquier lugar del planeta
Tierra.
La descripción más popular es que
sería una criatura de pequeño cerebro y cuello alargado como el de una jirafa,
al que arrastra por el suelo, por estar siempre diciendo que SI. Se los
considera animales de pedigree, que procuran reducir a la servidumbre a los que
consideran inferiores.
Son extremadamente fieles a sus amos
y según los primeros reportes de avistamiento, suelen realizar extraños
rituales iniciáticos cuando se reúnen en grupo o logias, adonde se los ve
encorvados por el peso de la culpa, o de sus prominentes labios.
No toleran que nadie los confronte y
no responden jamás por sus acciones, amparándose para ello en el relativo poder
que les otorga el andar siempre en jauría y dominar ciertos códigos, que son su
principal forma de distraerse.
Los especialistas alertan a la
población de su extrema peligrosidad y que suelen habitar en inexpugnables
murallas, adonde se sienten omnipotentes, pero que huyen cuando ven mucha gente
junta. Escapan bamboleándose y produciendo abundante saliva, mientras buscan
desesperadamente saciar su extraña costumbre de besar manos.
Si bien su dieta es muy amplia, les
encanta las SUPREMAS, por lo cual los servicios policiales alertan a las
avícolas de su actividad depredatoria.
Se dice que el BESAMANOS aparece
predominantemente en las siguientes formas específicas: Reptiliana, Mamífera y
Canina, según el hábitat en que se los encuentre, que les encanta el color
verde y son apasionados defensores de los coleccionistas de armas.
Tienen el pelo lacio, y les gusta
sacarse de encima las Motas. Se solicita a la población que si tiene más
información sobre estos especímenes, la comuniquen por este "miedo de
información", pero que si se encuentra con alguno, se ponga a resguardo
por su peligrosidad.
LOS BESAMANOS (II)
El Besamanos I, no podía más de
indignación, cómo una ex-subalterna, una inferior, había osado cuestionar, nada
menos que al sistema de ascensos y para colmo a través de un medio de
comunicación. Por eso recorría, bamboleante y con grandes zancadas, la sala
atestada de papeles, arrastrando el inflado labio leporino: la espesa baba
ácida caía en cascada sobre los códigos y leyes apilados en desorden. Atorado
solamente atinaba a decir:
-¡Hay que frenarla! ¡Lo hago yo solo
si ustedes no me acompañan!
El resto de los Besamanos nada decía.
Asustados ante el repentino ataque de histeria, solamente atinaban a protegerse
de la ira desaforada y la lluvia ácida, tapándose con las respectivas togas.
-¡Ya la denuncié, y me tienen que
apoyar! -bramaba el Besamanos I, indignado.
Reunidos en un improvisado
conciliábulo, los otros cuatro se decían en voz baja que el horno no estaba
para bollos, que no era el momento para denunciar a nadie y que había que
esperar una oportunidad mejor. Empujado de atrás por el grupo, el Besamanos II
se acercó al que blasfemaba, para hacerle saber la opinión colectiva al
Besamanos protestón, que respondió dando grandes voces.
-¿Esperar qué? ¡Ya está hecha la
denuncia! -respondió, mientras con velocidad de simio, subía y bajaba las altas
paredes.
Ante la violenta respuesta, el
contubernio de los cuatro restantes volvió a reunirse en un rincón, junto a las
telarañas. Al cabo de unos minutos, nuevamente se adelantó el Besamanos II,
entre desafiante y atemorizado:
-No deberías haberla denunciado a un
subordinado, en todo caso, si te sentiste ofendido, eras vos el que deberías
haberla llevado a juicio.
-¡Cómo no estar ofendido de tamaña
declaración! ¿Pero qué querían, que actuara yo y quedara pegado ante la opinión
pública? ¡Teníamos que haber actuado los cinco, para que nos vieran unidos, así
la gente nos da corte! Pero no..., dieron un paso atrás y quedé solito -gimió
el Besamanos I, haciendo pucheros.
Tenía el rostro bañado en lágrimas y
los alaridos eran tan fuertes, que uno de sus aterrorizados colegas cerró las
puertas de la muralla, porque, como se sabe, en Besolandia, suelen haber mil
oídos agazapados escuchando. Es que uno de los peores enemigos de los
Besamanos, son los Escucharruidos, seres de grandes orejas y que susurran. Y
había que contrarrestarlos.
-Después de lo de la Jueza, no nos
conviene actuar en grupo y tenemos que pasar más desapercibidos -rumió el
Besamanos II, mientras se sacaba las Motas en forma grosera.
-¡Además nos vieron vetar el
impuesto! -comentó con voz cascada el Besamanos III, escondido atrás de la
muralla conformada por los otros Besamanos.
-Tampoco gustó el apoyo al
coleccionista -comentó con voz acaramelada y gesto dulce el Besamanos IV,
mientras bailoteaba, los dedos en el bolsillo. -¡Nadie cree en el amor y la
amistad!
La tarde caía. En la habitación
continuaban amontonándose los expedientes. El Besamanos II se les acercó.
-¡Tranquilos! Se me ocurre una idea.
En seguida se agruparon todos
alrededor.
-¿Qué tal si formamos una Comisión
Investigadora? -propuso el Besamanos II.
-¿Investigadora de qué? -repreguntaron
los otros, atropelladamente.
-De lo que sea. No importa. Así
molestamos un poco a nuestros archienemigos: es año electoral -respondió el
Besamanos II, mientras estiraba su larga trompa, saboreando de antemano lo que
podían conseguir a cambio.
La propuesta encantó al resto de los
Besamanos, que se reunieron en torno al escritorio, dando saltitos de alegría.
-¡Y de paso quedamos bárbaro...!, ¡Y
de paso ganamos puntos...! -saborearon excitados los cinco su victoria,
sabiendo que la idea gustaría a los Amos.
-¡Y de la investigación... tiene que
salir un culpable! -agregó el Besamanos de voz cascada. -¿Desde cuándo
cualquiera puede opinar de nosotros sin consecuencias?
-Pero nadie debe sospechar que es una
venganza, por supuesto... -agregó con voz irónica el Besamanos I.
Fuera de sí de alegría, los Besamanos
bailaron hasta altas horas, mientras cantaban:
-Una muralla molesta mucha gente, dos
murallas molestan mucha más, tres murallas molestan mucha gente...
Y fue tanta la euforia que se les fue
la noche y cuando quisieron acordar, era de día y tenían que irse a dormir,
porque como se sabe, los buenos Besamanos no soportan la luz. (Continuará)
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