LA POETA NICARAGÜENSE CLARIBEL ALEGRÍA, DE 93 AÑOS,
GANA EL PREMIO REINA SOFÍA DE POESÍA
Por Carlos Salinas
(Managua /
17-5-2017)
A sus 93 años, Claribel Alegría estaba
todavía este martes profundamente dormida en su casa de Managua cuando su
enfermera la despertó para darle la noticia de que le habían otorgado el premio
Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en su 26º edición, que reconoce el
conjunto de la obra de un autor vivo y su aportación relevante al patrimonio
cultural común. Lo concede la Universidad de Salamanca y el Patrimonio Nacional
de España y está dotado con 42.000 euros.
En el teléfono
sonaron risas: “¡Estoy tan feliz! No me lo esperaba”, dijo Alegría. “Esta es
una enorme sorpresa, porque el Reina Sofía es de los mejores premios que puede
recibir un escritor”, agregó. “Es una muestra de amor de parte de toda la
gente”. Claribel Alegría (Estelí, Nicaragua; 1924) es considerada una de las
principales voces de la literatura latinoamericana y en especial de
Centroamérica. Junto a Ernesto Cardenal es una de las grandes poetas
nicaragüenses. Cardenal recibió el Premio Reina Sofía en 2012.
Alegría es autora
de una vasta obra que incluye también historia, novela y ensayo, en los que hay
una marcada denuncia social o reconstrucción de la historia reciente de
Nicaragua, como es el caso de Somoza, expediente cerrado,sobre
el dictador nicaragüense Anastasio Somoza Debayle, asesinado por un comando
sandinista en Paraguay, una obra la escribió junto a su esposo Darwin J.
Flakoll, fallecido hace 20 años.
En la obra de esta
poeta son habituales las alusiones mitológicas y se consideró un reflejo de la Generación comprometida, la corriente literaria que se
impulsó en Centroamérica en los años de 50 y 60, algo que ella rechaza:
"Es muy tremendo decir poesía comprometida porque la poesía yo no la
quiero poner al servicio de nada", recordaba Alegría en una entrevista con
este periódico en 2015. Los poemas que la gente consideraba políticos, decía,
eran solo de "amor" a sus pueblos.
María Ángeles Pérez
y Selena Millares, que han formado parte de un jurado en el que también
estuvieron nombres como Alfredo Pérez de Armiñán o Berna González Harbour,
destacaron que el premio refrenda el "itinerario de calidad" que ha
recorrido a lo largo de estas décadas Alegría.
La muerte de su
marido la marcó profundamente. En una entrevista concedida a EL PAÍS en 2015
dijo que se refugió en la poesía para superar esa pérdida: “La poesía fue una
salvación total. Mi marido y yo tuvimos una amistad enorme, y cuando él murió
creí que el mundo se me venía abajo y que ya no iba a escribir. Hice un viaje
sola a Asia, donde no conocía a nadie y nadie me conocía, para buscarme. Y vino
la poesía y la poesía me salvó”, aseguró Alegría.
Es una escritora
infatigable. A su avanzada edad sigue escribiendo poesía y sumergiéndose en
nuevos proyectos literarios, como la traducción al español de Lao Tsé, de
reciente publicación, y que preparó junto a su hijo.
“Siempre estoy
leyendo y releyendo, porque me parece fantástico eso de releer. Yo era una gran
viajera, aunque ahora ya no puedo viajar, conocí los cinco continentes y cuando
iba a una ciudad por tercera o cuarta vez me fascinaba más que cuando la
descubrí. Así me está pasando ahora con los libros”, explica.
Alegría tiene una
risa contagiosa. Y siempre está sonriente, con un trago de ron en la mano.
Todos los días recibe en su casa de Managua a escritores, periodistas, amantes
de la literatura, amigos. Todos llegan en peregrinación para escuchar sus
historias, porque a Alegría le encanta contar sus paseos por Asia, el mundo que
descubrió tras la muerte de su marido. “Tienes que hablarme fuerte, porque a
mis 93 años casi no oigo”, dice riéndonse. “Yo sigo amando la vida. No le temo
a la muerte en absoluto. Aunque, mira, los achaques de la vejez te molestan.
¡Pero ahora estoy aquí alegre y encantada de la vida! ¡Me fascinan mis plantas,
me fascina la gente inteligente, me fascina leer!”.
El premio, al que
concurrían 71 candidatos, y cuyo jurado ha presidido Alfredo Pérez de Armiñán,
lo han recibido en otras ediciones escritores como el chileno Nicanor Parra
(2001), el uruguayo Mario Benedetti (1999), el español Antonio Gamoneda (2006).
Alegría es la sexta mujer en recibir el reconocimiento, tras poetas como Ida
Vitale o Sophia de Mello.
Alegría recopiló
en la antología Pasos inciertos (2015) una
selección de sus poemas publicados entre 1948 y 2014. Con motivo de esa
publicación, la escritora conversó
entonces con este diario sobre su concepción de la poesía: "La
poesía es mi mejor manera de dialogar conmigo, de la única manera que me puedo
conocer un poco más", aseguró entonces, citando también las palabras del
poeta portugués Pessoa: “Yo escribo poesía porque es mi manera de estar
solo”.
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