CAROLINA
BESUIEVSKY
“LA
DANZA CONTEMPORÁNEA TIENE QUE VER CON CUESTIONARSE SOBRE CÒMO PONER EL CUERPO
EN LO QUE UNO HACE”
Carolina Besuievsky es
bailarina, coreógrafa, productora, gestora y docente de danza contemporánea
desde hace tres décadas. En 2018 asumió la curaduría del Ciclo Montevideo Danza
y en ese marco se impuso el desafío de mostrar la “diversidad” y el “movimiento
de creación que hay hoy en Uruguay”.
¿Cómo ves el desarrollo de la danza contemporánea en Uruguay?
La danza contemporánea en los últimos 10 o 15 años se ha transformado
mucho, no solamente por lo que se produce, sino por las formas de producción y
de inserción que ha encontrado. La apertura de nuevas carreras, instituciones,
bachilleratos artísticos, festivales, ciclos como Montevideo Danza, Fondos
Concursables, hizo que empezara a tomar otros canales de investigación,
escritura y reflexión. En la medida que se abren espacios se genera más
movimiento; es como la propia danza. Hay profesionalización porque hay más
posibilidades de formarse e investigar.
¿Qué es la danza contemporánea para vos? ¿Cómo la definirías?
Creo que tiene que ver con un hacer de hoy y un cuestionarse sobre cómo
poner el cuerpo en lo que uno hace. La danza contemporánea se está haciendo ese
tipo de preguntas y en ese sentido empieza a conectar en los intersticios de
otras disciplinas, ya sea desde espacios más científicos, hasta otro tipo de
quehaceres artísticos. Hablamos de danza contemporánea y el concepto es enorme
porque no hay “una”, lo que hay son infinitas conexiones, con circo, con
folclore, con otros tipos de danzas urbanas, hasta con el fútbol.
Y en cuanto a la creación ¿cómo estás viendo los caminos que están
tomando los creadores?
El creador en danza contemporánea no es solamente un creador que se
dedica al movimiento del cuerpo en el espacio, se podría decir que el quehacer
del creador se expandió. Escribir un libro, organizar un festival, producir,
también es parte de la creación de la obra. Lo mismo dar una clase; en mi caso
es como una postura no solo formativa sino de creación permanente. El desafío
es estar conectado, con esa alerta a lo que sucede alrededor. Las preguntas son
¿cómo estás vos? ¿qué posición tomás con respecto a diferentes aspectos de tu
vida? Hoy la danza se está preguntando mucho sobre “los entres”: entre
disciplinas, entre personas, entre miradas, entre espacios, etcétera.
¿Y en el público que cosas han cambiado en los últimos años?
El público es más diverso que antes y ha crecido porque hay más gente
produciendo. Antes eran muchas menos las oportunidades para presentar un
espectáculo. Entonces trabajabas todo un año para hacer una o dos
presentaciones. Ahora hay más posibilidades de salidas al exterior y participar
de festivales que es algo muy interesante, no solamente por lo que se muestra
sino por las relaciones que suceden entre las obras y en los talleres. Se
empiezan a co-producir cosas.
¿Hay una impronta uruguaya en la forma de hacer o producir danza
contemporánea?
Pienso que quizás en los modos de producir. En la danza contemporánea
uruguaya pesa mucho el trabajo colectivo. El sistema colaborativo creo que
tiene su peso en los procesos de creación porque se van sosteniendo unos a
otros. Pesa la auto gestión y cada vez se están generando más relaciones,
co-creaciones entre gente que es del contemporáneo con otras corrientes, o con
la biología, con el fútbol o con la arquitectura.
En relación al Ciclo Montevideo Danza 2018 ¿cuál fue el criterio de
curaduría que utilizaste para la selección de las propuestas?
Este año se presentaron 33 proyectos. La curaduría planteó una postura
de diversidad. No me impuse una línea estética ni conceptual. Quise que el
ciclo reflejara el movimiento de creación que hay hoy en Uruguay. Tanto de
jóvenes como de artistas profesionales. Intenté generar espacios para artistas
emergentes, para gente que ya está trabajando hace muchos años y también para
colectivos que están proponiendo proyectos de cruce con otros. Entonces el
Ciclo Montevideo Danza, dará cuenta de esa diversidad de planteos que están
existiendo y coexistiendo. De 33 propuestas seleccionamos 7, lo que significó
que valiosos proyectos quedaran sin poder compartirse en este momento con el
público. Pero como dije en el texto que escribí para el ciclo, todos ellos
mueven la marea. No me fueron fáciles las decisiones. Como artista vas
cumpliendo muchos roles, como intérprete, como bailarina, como gestora, como
docente y como curadora también. Fue interesante este trabajo como reflexión en
torno a los espacios que hay y a la producción. Se me develó muy claramente el
momento de la danza actual, porque había una cantidad diversa de planteos y de
enfoques. Y lo que se ve es solamente una pequeña cresta de la ola, de todo lo
que hay por debajo y está queriendo salir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario