CONDE DE LAUTRÉAMONT
POESÍAS
DECIMONOVENA
ENTREGA
Reemplazo la melancolía por el valor,
la duda por la certidumbre, la desesperación por la esperanza, la perversidad
por el bien, las quejas por el deber, el escepticismo por la fe, los sofismas
por la frialdad de la calma, y el orgullo por la modestia.
II (10)
Para estudiar el orden no
es necesario estudiar el desorden. Las experiencias científicas, así como las
tragedias, las estrofas a mi hermana, el galimatías de los infortunios, no
tienen nada que hacer aquí abajo.
No todas las leyes son
aptas para ser comunicadas.
Estudiar el mal para que
surja el bien, no equivale a estudiar el bien en sí mismo. Dado un fenómeno
bueno, investigaré su causa.
Hasta el presente, se ha
descrito el infortunio para inspirar terror, para inspirar piedad. Yo
describiré la felicidad para inspirar los opuestos.
Una lógica existe para la
poesía. No es la misma que la de la filosofía. Los filósofos no son iguales a
los poetas. Los poetas tienen derecho a considerarse por encima de los
filósofos.
No tengo necesidad de
ocuparme en lo que haré más adelante. Yo debía hacer lo que hago. No tengo
necesidad de descubrir qué cosas descubriré más tarde. En la nueva ciencia,
cada cosa llega a su turno; en eso reside su excelencia.
Hay materia de poeta en
los moralistas, los filósofos. Los poetas contienen al pensador. Cada casta
sospecha de la otra, desarrolla sus cualidades en detrimento de las que la
acercan a la otra casta. Los de los primeros no quieren confesar que los poetas
son más fuertes que ellos. El orgullo de los últimos se declara incompetente
para hacer justicia a sesos más tiernos. Cualquiera que sea la inteligencia de
un hombre, el mecanismo de pensar debe ser igual para todos.
Una vez comprobada la
existencia de los tics, no ha de extrañar el ver que las mismas palabras
retornan con mayor frecuencia de la debida: en Lamartine, las lágrimas que caen
de la nariz de su caballo, el color de los cabellos de su madre; en Hugo, la
sombra y el desequilibrado forman parte de la encuadernación.
La ciencia que emprendo
es una ciencia distinta de la poesía. No canto a esta última. Me esfuerzo por
descubrir su fuente. Mediante el timón que orienta todo pensamiento poético,
los profesores de billar distinguirán el desarrollo de las tesis sentimentales.
El teorema es bromista
por naturaleza. No es indecente. El teorema no pretende servir de aplicación.
La aplicación que se efectúa bajo el teorema, se vuelve indecente. Denominad
aplicación a la lucha contra la materia, contras las devastaciones del
espíritu.
Luchar contra el mal es
hacerle demasiado honor. Si permito que los hombres lo desprecien, que no dejen
de aclarar que eso es todo lo que puedo hacer por ellos.
El hombre está seguro de
no engañarse.
No estamos satisfechos con
la vida que tenemos. Queremos vivir en la mente de los otros una vida
imaginaria. Nos esforzamos por parecer lo que somos. Trabajamos por conservar
ese ser imaginario que no es más que el verdadero. Si poseemos generosidad y
fidelidad, nos afanamos por que no se sepa, a fin de ligar tales virtudes a ese
ser. No las separamos de nosotros para unirlas a él. Somos valientes para no adquirir
la reputación de cobardes. Signo de la capacidad de nuestro ser de no estar
satisfecho de lo uno sin lo otro, de no renunciar ni a lo uno ni a lo otro. El
hombre que no viviera para conservar su virtud sería infame.
¡Pese al espectáculo de
nuestra grandeza que nos agarra por el pescuezo, tenemos un instinto que nos
corrige, que no podemos reprimir, que nos eleva!
La naturaleza posee
perfecciones para mostrar que es la imagen de Elohim; defectos para mostrar que
es tan sólo la imagen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario