JAMES GEORGE FRAZER
LA RAMA DORADA
Magia y religión
NOVENA ENTREGA
CAPÍTULO III MAGIA (1)
SACERDOTALES (2)
SIMPATÉTICA *
1. LOS PRINCIPIOS DE LA MAGIA (1)
Si analizamos los principios del pensamiento sobre los que se funda la
magia, sin duda encontraremos que re resuelven en dos: primero, que lo
semejante produce lo semejante, o que los efectos semejan a sus causas, y
segundo, que las cosas que una vez estuvieron en contacto se actúan
recíprocamente a distancia, aun después de haber sido cortado todo contacto
físico. El primer principio puede llamarse ley de semejanza, y el segundo ley
de contacto o contagio. Del primero de estos principios, el denominado ley de
semejanza, el mago deduce que puede producir el efecto que desee sin más que
imitarlo; del segundo principio deduce que todo lo que haga con un objeto
material afectará de igual modo a la persona con quien este objeto estuvo en
contacto, haya o no formado parte de su propio cuerpo. Los encantamientos
fundados en la ley de semejanza pueden denominarse magia imitativa u
homeopática, y los basados sobre la ley de contacto o contagio podrán llamarse
de magia contaminante o contagiosa (1). Denominar a la primera de estas dos
ramas de magia con el término de homeopática es quizá preferible a los términos
alternativos de imitativa o mimética, puestos que estos sugieren un aspecto un
agente consciente que imita, quedando por ello demasiado restringido el campo
de esta clase de magia. Cuando el mago se dedica a la práctica de estas leyes,
implícitamente cree que ellas regulan las operaciones de la naturaleza
inanimada; en otras palabras, tácitamente da por seguro que las leyes de
semejanza y contagio son de universal aplicación y no tan sólo limitadas a las
acciones humanas. Resumiendo: la magia es un sistema espurio de leyes naturales
así como una guía errónea de conducta; es una ciencia falsa y un arte abortado.
Considerada como un sistema de leyes naturales, es decir, como expresión de
reglas que determinan la consecución de acaecimientos en todo el mundo, podemos
considerarla como magia teórica; considerada como una serie de reglas que los
humanos cumplirán con objeto de conseguir sus fines, puede llamarse magia
práctica. Mas hemos de recordar al mismo tiempo que el mago primitivo conoce
solamente la magia en su aspecto práctico; nunca analiza los procesos mentales
en los que su práctica está basada y nunca los refleja sobre los principios
abstractos entrañados en sus acciones. Para él, como para la mayoría de los
hombres, la lógica es implícita, no explícita; razona exactamente como digiere
sus alimentos, esto es, ignorando por completo los procesos fisiológicos y
mentales esenciales para una u otra operación: en una palabra, para él la magia
es siempre un arte, nunca una ciencia. El verdadero concepto de ciencia está
ausente de su mente rudimentaria. Queda para el investigador filosófico
descubrir el camino seguido por el pensamiento que fundamenta la práctica del
mago; desenredar los hilos que en reducido número forman la embrollada madeja;
aislar los principios abstractos de sus aplicaciones concretas: en suma,
discernir la ciencia espuria tras el arte bastardo.
Notas
(1) Contagiosa: usaremos “contagiosa” y “contaminante” como sinónimos y en
sentido más amplio que el estricto médico.
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