SAN
JUAN DE LA CRUZ
LLAMA
DE AMOR VIVA
OCTAGESIMOSEGUNDA
ENTREGA
CANCIÓN TERCERA (10)
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas
del sentido
que estaba oscuro y
ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a
su Querido!
DECLARACIÓN
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Ha de advertir el alma en esta quietud que, aunque entonces ella no se sienta
caminar ni hacer nada, camina mucho más que si fuese por su pie, porque la
lleva Dios en sus brazos; y así, aunque camina al paso de Dios, ella no siente
el paso. Y, aunque ella misma no obra nada con las potencias de su alma, mucho
más hace qure si ella lo hiciese, pues Dios es el obrero. Y que ella no lo eche
de ver no es maravilla, porque lo que Dios obra en el alma a este tiempo no lo
alcanza el sentido, porque es en silencio; que, como dice el Sabio, las
palabras de la sabiduría óyense en silencio (Eccl, 9,17). Déjese el alma en
las manos de Dios y no se ponga en sus propias manos ni en las de estos otros
dos ciegos, que, como esto sea y ella no se ponga las atenciones en algo, segura
irá.
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