MORIR CON APARICIO
HUGO GIOVANETTI VIOLA
DECIMOCTAVA ENTREGA
SEGUNDO (2)
Al promediar el
cuatro estaban acampados despachando los fiambres y amargueando cerca de un
arroyo cuando cayó el bombero que confirmó la información adelantada por
algunos vecinos Ruprecht los esperaba emboscado en el paraje estratégico del
Cerro de los Cigarros con sus tropas de líneas reforzadas por las milicias
departamentales acaudilladas por el coronel Dutra Joder con mis cuñados
pensaste al estribar y al sentir empozarse la oscuridad entre los matorrales
donde sobrevolaba la majestuosidad de los cuervos girando contra el atardecer
te sentiste molido habías sesteado un rato la tarde anterior para poder
tranquear la noche sin problemas pero no aprovechaste ninguna de las treguas
más que para cerrar los ojos resoñando la lentitud gloriosa de la escena del
beso que cruzó aquellas rejas de repente Muñoz desprendió una vanguardia de
doscientos hombres armados para desalojar las vanguardias avanzadas del general
Ruprecht cayendo por sorpresa con el resto por un camino de contrabandistas Lucas
Rosso se fue adelante con Muñoz y a vos te agarrotó la irrigación del miedo
cuando sonaron los primeros tiros sobre la medianoche Deben estar muy cerca
pensaste con cuidado de no desbarrancar No soy un maturrango le decías al
tordillo y mientras se filtraban por las oscuridades rodantes de la sierra te
mantuviste fresco hasta que ya clareando circuló la noticia de que la maniobra
pudo hacerse sin bajas y que había cancha libre para seguir a Minas aunque a
marcha forzada y el famoso Barbudo mentado por los veteranos del 97 te aneblinó
el paisaje como una cataplasma goteando cloroformo del sombrero a las botas te
rodaban las babas del sudor pesadillescamente Lo importante es seguir arriba
del caballo decía una telaraña de voz en el confín combado por el vértigo Aunque
eso sea imposible repechaban al trote las colinas de aquel fondo de mar
evaporado en verdores caldosos cada vez que chocabas con Lucas o con otro
emergías del sopor carajeando en silencio Lo importante es seguir arriba del
caballo repetías recordando el bautismo de fuego Aunque eso sea imposible hubo
alguna parada que duraba una ráfaga de tiempo amortajado por la sombra del
poncho hasta que a media tarde te despabiló el susto cuando los alcanzó la
división colorada de Minas y se cambiaron tiros en la retaguardia Ay mi culo
pensaste y al zafar de los Bichos te despabiló el hambre había orden de seguir otra noche a caballo y
devoraste el queso saboreando la cáscara y las fungosidades y dormiste de a
ratos bajo la insobornable boya de la vigilia conjurándote a flote Al llegar a
Treinta y Tres te comés una vaca y amargueás a destajo y tendés bien las garras
pa dormir a lo príncipe decía la telaraña de la voz del confín mientras el
Olimar rebrillaba en el abra de tu imaginación como un final de penca luchada
con el ángel de repente escuchaste los relinchos humanos de la incorporación de
la gente de Minas y aguantaste la marcha casi doce horas más pensando a
cabezazos Lo que importa es poder empezar la patriada los mordía un retumbar de
caballos salvajes Basilisio Saravia era el perseguidor Hermanito estrellero
esta penca ya es nuestra le dijiste al tordillo te portaste Sabino y al nadar
por el vado del Olimar nocturno se te voló el chambergo y pegaste un grito que
paralizó al flete El jazmín del país aullabas manoteando el barrizal del agua
chapoteada por sombras de centauros de la divisa blanca veías rodar siluetas de
jinetes dormidos entre los cangrejales sin poder recular y al ganar la otra
orilla y escuchar los clarines de la entrada triunfal a Treinta y Tres
tiritaste aplastado por la supersticiosa intemperie del símbolo Perdí el
sombrero Lucas te quejaste al echar pie a tierra y el otro desmontó escupiendo
con fiereza También perdimos hombre rezongó y taladró tus ojos de potrillo
hasta largar la clásica carcajadita señalándote un anca del tordillo-sabino
donde se había prendido igual que una ventosa tu chambergo sagrado: Por orden del General en Jefe del ejército
revolucionario se hace saber lo siguiente Que todo el que cometa un robo un
asesinato o una tropelía con los vecinos o que se ensañe con los heridos del
enemigo será pasado por las armas después de formársele un consejo de guerra fue
la Orden de Saravia del catorce de enero que te hizo gritar vivas
desaforadamente para el águila blanca aunque esa noche mismo Lucas te desasnó
después que fabricaron un buen camaranchón con alambres y mantas porque llovían
relámpagos Parece que Muñoz es uno de los oficiales que prefería el repliegue en
las Sierras de Sosa para esperar el refuerzo de Abelardo Márquez y organizarse
en forma te empezó a contar mientras se atroquelaban espalda contra espalda en
la tienda charrúa donde se te cansó el pescuezo de esquivar filtraciones que te
roían las vértebras La Orden del Día de hoy ya estaba demostrando que el General
Saravia se había confiado mucho en cuerpear a Muniz antes que le llegaran los
refuerzos por tren hasta Mansavillagra seguía explicando mientras vos
cabeceabas sintiendo el espinazo como una estalactita Dicen que esta mañana hubo
que retirarse espantando a los Bichos con un amague a lanza porque las
avanzadas no tenían municiones y todavía resulta que nos mandan venir desde la
retaguardia para entramparse en Illescas seguías oyendo el denso repicar del
monólogo sin darte por dormido hasta que Lucas dijo Saravia está emperrado en
que las avanzadas del Tobiano son farsa y las farsas las hacen nada más que las
águilas y un viborazo eléctrico te hizo ver por el hueco del camaranchón el
madero partido de un poste de alambrado rechinando en la lluvia: Dormiste
algunas horas hasta que la luz gris de antes de los clarines te hizo alzar la
cabeza sobre el eje de las remotas vértebras acollaradas por un sisal de hielo
intentaste ordenarle un movimiento a los brazos reunidos sobre la rigidez de
las botas y escrutaste la atmósfera imaginando el mate y las fogatas
constelando la paz de esa amargura verde y esperanzada que arde en un
campamento Lo difícil va a ser prender las ramas húmedas calculabas oliendo el
cojinillo Ojalá salga el sol para secar las cacharpas y empezaste a sentir
abrojos en la sangre entonces se escucharon las primeras descargas perforando
los flancos del alba por sorpresa y zafaste chirriando de la fetalidad y lo
ayudaste a Lucas a desentumecerse los clarines aullaban ordenando a ensillar El
Tobiano carajo dijo Lucas mirándote con la espantosa y dulce fijeza del adiós
al restallar las órdenes A formar tiradores y Los carros de equipaje y la gente
desarmada retirarse a retaguardia te chorreaba el aceite caliente del sudor
sobre la costra acuosa iban amontonándose flanqueados por manchones de caballos
vacantes Esto es una batalla pensaste armando el flete para mirar atrás y ver
los tiradores desplegarse en guerrillas sierra arriba entre víboras de
mangueras rocosas Tiren nomás salvajes gritaste de repente y empezaste a
esperar rodeado por los rostros de los desarrapados Las hordas de Saravia
pensabas lagrimeando Diarios hijos de puta las hordas de Saravia son el campo
con hambre señor Batlle y Ordóñez y nadie nos obliga a morir por la patria y no
se peleo al ñudo en el 97 el Presidente sabe que no se peleó al ñudo porque él
también peleó por libertades cívicas con frac y con discursos hasta que se las
tuvo que defender el águila diarios hijos de puta te mordías el bigote borracho
por el odio en la media mañana las nubes reventaban sobre cada explosión de la metralla
y el sol los azufraba intermitentemente de repente rodó el rumor de la derrota
mientras la División reculaba empujando los bueyes a pulmón viste un jinete
blanco volar sobre un tostado y ayudar a sacar cajas de municiones de una
carreta abandonada y lo reconociste antes que un veterano de la Guerra Grande
levantara un penacho de voz estropajosa Viva Artigas gritaste sin saber bien
por qué cuando volvía el tostado escarceándole a los vítores y Aparicio hizo
girar los ojos hasta tu corazón solamente un segundo y se perdió al galope
mientras vos precisabas la gravidez de un rifle Vamos a defendernos apenas haya
un Winchester estrellero anunciaste sin pensar en matar: Aquella noche se
acampó a tres leguas del menjunje de restos humanos y vacunos y equinos que
amasó la batalla contaban amargueando que era una olla podrida de aperos kepis
media botones arpilleras fusiles descompuestos Y hermanos degollados dijo Lucas
tascando la bombilla ni siquiera pudieron dormir como la gente porque hubo
disparadas toda la perra noche No soy un maturrango le decías al tordillo con
la lengua pastosa por el sonambulismo en cada levantada donde rehacías por
cábula el nudo potreador mientras el retumbar de los caballos pisoteaba las
quejas de los heridos Esto es horrible Lucas le dijiste a tu amigo antes de
amanecer Todo es horrible Justo no hace falta la guerra para darse cuenta de
eso te contestó emponchado por el fin de la noche: Hubo marcha forzada durante
tanto tiempo que perdiste el recuerdo de los degolladores Lo importante es
durar con el sombrero puesto decía la telaraña de la voz del confín mientras
cumplían jornadas sin comer ni dormir hasta que se cayeron sobre la paja brava
de los bañados del Quebracho y veinte horas después los clarines rompieron la
curación del sueño y al desendurecerte y aclimatar los ojos no encontraste al
tordillo y empezaste a trotar por el
estero a gritos Sabino lo llamabas No me dejes aquí te hiciste media legua
entre las circunvoluciones de las águilas caracoleras y el titeo sibilante de
los desarrapados Cajetilla escuchabas Maturrango pueblero y no encontraste a
Lucas y seguiste la marcha con el freno en la mano sin poder recordar si habías
desenredado el maneador o clavado la estaca antes de zambullirte sobre la paja
brava ya no le preguntabas a nadie por el flete para no darle pasto a la burla
infernal contaste treintaiún carretas con heridos además del estorbo de los
caminadores Soy más lento que un buey pensaste al escuchar la defensa del Paso
de Santa Rita del Yí contra los cañonazos del Tobiano y estoy mucho más solo
que un buey hasta que una mañana te pareció escuchar que alguien gritaba Justo
y arrastraste los huesos rumbo a las pestilente boca de una carreta donde un
octogenario capitán de la urbana de Melo deliraba cegado por los bulbos
violáceos de un monstruoso antifaz provocado al rodar del caballo en Illescas
barajando episodios de la Tricolor y del Quebracho y del 97 bajo un vendaje
añil moteado por los piojos y un chambergo blanqueado por una divisa donde se
descifraba espiraladamente Salvajes tenga
pasencia que yo degüeyo con la esperensia el capitán había perdido un hijo
en la patriada que se llamaba Justo vos seguiste la marcha espantándole los
tábanos y escurriéndole gotas de un pañuelo en remojo que el viejo succionaba
con fruición animal diciendo Estoy contento con las alas del cuerpo hijo agarrá
mi rifle y corré hasta la carpa de Diego Lamas y del Teniente Herrera a
ofrecerles hospedaje cuando entremos en Melo y si podés pedile a Timoteo
Aparicio permiso pa sacarme el turbante y peliar se quería desprender las
vendas y vos pasaste noches trabándole las manos hasta que se amansaba murió al
cruzar el Paso del Gordo y te rompiste los huesos enterrándolo y amañando una
cruz con dos fusiles rotos y te sentaste al lado a velar el cadáver fresco de
tu inocencia frente al amanecer pidiéndole a la vida que volviera el tordillo
Que vuelva mi caballo pediste al embolsar el cinto y el facón y el chambergo
del viejo para entregarlos en la ciudad blanca A mí me toca el Winchester
resolviste aceitando las entrañas de acero y al rebasar el paso de la Arena de
Fraile Muerto ese mismo mediodía lo viste coronar la luz de una colina Mi
caballo carajo resucitaste a gritos no podían con el alma pero se abalanzaron
como dos animales escuálidos y espléndidos Voy a dejarte en Melo estrellero
anunciaste y te vengo a buscar en cuanto pueda hermano No soy un maturrango soy
un hombre Sabino agregaste montado armado hacia vanguardia.
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