ANÓNIMO
INGLÉS DEL SIGLO XIV
LA
NUBE DEL NO-SABER
Franciscus hanc editionem fecit
DECIMOTERCERA
ENTREGA
5 / Que durante la oración
contemplativa todas las cosas creadas y sus obras han de ser sepultadas bajo la
nube del olvido
Si
deseas entrar en esta nube, permanecer en ella y proseguir la obra del amor de
la contemplación, a la cual te estoy urgiendo, tienes que hacer otra cosa. Así
como la nube del no-saber está sobre ti, entre ti y tu Dios, de la misma manera
debes extender la nube del olvido por debajo de ti, entre ti y todo lo creado.
La nube del no-saber te dejará quizá con la sensación de que estás lejos de
Dios. Pero no, si es auténtica, sólo la ausencia de una nube de olvido te
mantiene ahora alejado de Él. Siempre que digo “todas las criaturas”, me
refiero no sólo a todo lo creado, sino a todas sus circunstancias y
actividades. No hago excepción alguna. Tu obligación es no vincularte a
criatura alguna, sea material o espiritual, ni a su situación ni hechos, sean
buenos o malos. Para expresarlo brevemente, durante este trabajo has de abandonarlos
a todos ellos bajo la nube del olvido. Pues aunque en ciertos momentos y
circunstancias es necesario y útil detenerse en situaciones y actividades
concretas que atañen a personas y cosas, durante esta actividad es casi inútil.
El pensamiento y el recuerdo son formas de comprensión espiritual en las que el
ojo del espíritu se abre y se cierra sobre las cosas como el ojo del tirador
sobre su objetivo. Pero te insisto en que todo aquello en lo que te detienes
durante esta actividad resulta un obstáculo a la unión con Dios. Pues si tu
mente está bloqueada con estas preocupaciones, no hay lugar para él.
Y
con toda la debida reverencia, llego hasta a afirmar que es completamente
inútil pensar que puedes alimentar tu obra contemplativa considerando los atributos
de Dios, su bondad o su dignidad; o pensando en nuestra Señora, los ángeles o
los santos; o en los goces del cielo, por maravillosos que sean. Creo que este tipo
de actividad ya no te sirve para nada. Desde luego, es laudable reflexionar sobre
la bondad y el amor de Dios y alabarle por ello. Sin embargo, es mucho mejor
que tu mente descanse en la conciencia de Él mismo, en su existencia desnuda y
le ame y le alabe por lo que es en sí mismo.
6 / Breve explicación de la
contemplación en la forma de un diálogo
Pero
tú dices: “¿Cómo puedo hacer para pensar en Dios tal cual es en sí mismo?”. A
esto sólo puedo responder: “No lo sé. Con esta pregunta me llevas a la misma
oscuridad y nube del no-saber a la que quiero que entres. El hombre puede
conocer totalmente y ponderar todo lo creado y sus obras, y también las obras
de Dios, pero no a Dios mismo. El pensamiento no puede comprender a Dios. Por
eso, prefiero abandonar todo lo que puedo conocer, optando más bien por amar a
aquel a quien no puedo conocer. Aunque no podemos conocerle, sí que podemos
amarle. Por el amor puede ser alcanzado y abrazado, pero nunca por el
pensamiento. Por supuesto, que hacemos bien a veces en ponderar la majestad de
Dios o su bondad por la comprensión que estas meditaciones pueden proporcionar.
Pero en la verdadera actividad contemplativa has de dejar todo esto aparte y cubrirlo
con una nube de olvido. Deja, pues, que tu devoto, gracioso y amoroso deseo
avance, decidida y alegremente, más allá de esto, llegue a penetrar la
oscuridad que está encima. Sí, golpea esta densa nube del no-saber con el dardo
de tu amoroso deseo y no ceses, suceda lo que suceda.
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