MARCELO SOSA
LOS URUGUAYOS SOMOS
Pavada de título. Pero si uno lo
mira así, sin avisar, parece que falta algo, nos queda la sensación de título
incompleto. Los uruguayos somos... algo. Falta un atributo en esa oración. El
Pepe dice, por ejemplo, “los uruguayos somos vagos” y saltan desde empresarios
a sindicalistas, o termina teniendo aliados impensados, de esos que culpan a
los empleados públicos uruguayos del último terremoto en China. Latorre se
retiró del poder alegando que “los orientales son ingobernables” y todavía no
sabemos si es un elogio o una condena. Alguien razonablemente dice “no se puede
generalizar” y no falta algo de razón a ese argumento. Ahora, con ese criterio,
no se puede generalizar en ningún sentido, por lo que la frase “los uruguayos
somos...” seguiría quedando trunca; necesitamos agregar un adjetivo para poder
decir algo acerca de nosotros, algo que nos describa y nos diferencie. También
podríamos decir, sin jugarnos nada, que los uruguayos somos tres millones de
cosas. Pero en fin, se trata justamente de jugarse, de decir algo y en lo
posible, de decirlo con cierto fundamento.
Entonces, si se mira la frase con
cierta intención filosófica, hasta podría dar para una exposición de Sandino
Núñez, citando a Platón, Heidegger y Marx. Nunca olviden a Marx. ¿No lo tenés a
Sandino? No, al del sombrero en alto no, al de canal cinco. ¿No mirás canal
cinco? Donde sale Gorzy. ¿Que no conocés a Gorzy? Ah, bueno.... ¿sos uruguayo
vos? (versión para Rocha: ¿sos uruguayo tú?) (sí, “sos” y “tú”, ¿y?). Los
uruguayos somos. Y somos pese a todo. Somos aunque nos haya costado mucho ser,
aunque todavía nos cueste mucho. Hacemos, entonces somos. Sí, ya sé que el
nosotros es mucha gente, generaliza y etcétera. Que aramos dijo el mosquito.
Pero no por mucha lana se es oveja, y aunque todos los uruguayos tienen a mano
esa herencia, ese atributo de pelearla cuando se perdió hasta la esperanza, no
todos ejercen. Allá ellos, los que añoran ser otros, yo prefiero ser uruguayo.
Como no soy Sandino Núñez no voy a
hablar de Platón, ni de Heidegger, ni de Marx. Sí, ni de Marx. Siquiera de
Groucho. Voy a mencionar a Hugo Giovanetti. Sí, no pongas esa sonrisa
socarrona, voy a mencionar a Giovanetti porque por él estoy escribiendo esto;
él me enseñó que desde Artigas hasta Obdulio hay una línea, que pasa por cierta
rebeldía ante la imposición. A Don José (lindo tema, me imagino a los Olima) no
le gustó ni un poquito la bajada de línea de Buenos Aires, que lo pusieran bajo
órdenes de Rondeau y que dejaran al pueblo oriental a la deriva por un acuerdo
entre los porteños y los españoles. Entonces hizo: se retiró y con él el
pueblo. La Redota, o como pomposamente llamaron los libros escolares, el Éxodo
del Pueblo Oriental. Ahí, y no en otro momento, nació la orientalidad, ahí los
orientales, que luego seríamos llamados uruguayos, por primera vez fuimos, y
fuimos en plural, como colectivo. Una derrota que se volvió triunfo.
Antes que del Círculo Militar me
miren feo por comparar al Prócer con el Negro Jefe, explicaremos que fue
Obdulio quien no se dejó tentar con el “están cumplidos” que un dirigente de la
AUF tiró en el vestuario. “Cumplidos sólo si somos campeones” dicen que dijo
Obdulio y ya esas palabras son parte de la leyenda. Lo que pasó después,
también es parte de la orientalidad, de ser uruguayos. Un partido difícil, una
remontada heroica y una multitud que no creía. Once tipos que hicieron, se
atrevieron a hacer lo que no se pensaba. Entonces fueron. Fue algo más que un
triunfo deportivo, fue algo que marcó a generaciones, para bien o para mal. ¿Un
triunfo que se volvió derrota?
La joda es quedarnos en esa, en
recitar la leyenda, en dejar la historia en bronce y mármol, cuando es todo lo
contrario. Recitar no cuesta nada. Ser sí. Ser cuesta carísimo, se paga de
muchas maneras, con el ninguneo, con puertas cerradas. Pero es el patrimonio.
Otros pueden usar medallas de lata, cocardas para carneros campeones, pero los
que hacen, y entonces son, usan la herencia de Don José y del Negro Jefe como
distintivo.
Por eso a la frase me parece mejor
dejarla así. Cortita y al pie. Los uruguayos somos. Y chau.
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