CARTAS DE AMOR Y SEXO
EROTISMO Y PASIÓN EN LA CORRESPONDENCIA
ENTRE EL POETA PAUL ELUARD Y SU MUJER GALA
(El País de Madrid, 20 / 4 / 1986)
El amor no era ambiguo para un
poeta y militante del amor como Paul Eluard. Dedicó toda su pasión a una mujer
y esa mujer fue Gala. Tenía 17 años cuando la conoció, 34 cuando se separó de
ella y 57 años cuando murió. Desde el primer encuentro en diciembre de 1912
entre Paul-Eugène Grindel (Paul Eluard) y Helena Dmitrievna Diakonova (Gala) en
el sanatorio de Clevadel, cerca de Davos, la figura de su musa se iba a
convertir en una de las razones de la existencia del poeta.
Se separaron por primera vez en
1914, en vísperas de una guerra en la que el poeta participó en un servicio de
Infantería. Gala se dirigió a Rusia y regresó en 1916. En febrero del año
siguiente se casaron y en 1918 tuvieron a su hija Cécile. Once años después,
Gala se encontró con Salvador Dalí en Cadaqués y allí se produjo la definitiva
separación del poeta y su musa. El divorcio llega en 1932, pero su historia de
amor se prolongará durante años.
Ni siquiera durante su segundo
matrimonio Paul Eluard pudo desprenderse de su apasionada obsesión por Gala. Al
menos eso es lo que se deduce de la correspondencia que mantuvo con ella desde
1924 a 1948, descubierta por Cécile tras la muerte de su madre. Durante más de
treinta años, la que fuera también compañera inseparable de Salvador Dalí,
conservó unas cartas que reflejan la pasión del poeta. Son cartas de amor en el
más amplio sentido de la palabra, en las que Eluard habla de sexo, de vida
cotidiana, de problemas económicos, de salud. Un documento que rompe la imagen
tópica del poeta surrealista.
Las doce cartas que se publican
en estas páginas están extraídas del libro Cartas
a Gala de Paul Eluard que sale a la venta estos días publicada por Tusquets
Editores en su colección Marginales.
1927 (Eaubonne? 29 de mayo)
Mi bella, mi adorada, tu ausencia me mata. Todo está vacío, sólo tengo
tus vestidos para besar. Echo de menos tu cuerpo, tus ojos, tu boca, toda tu
presencia. Eres la única, te amo desde toda la eternidad. Todas las desdichas
que he sufrido no son nada. Mi amor, nuestro amor las abrasa. Cuando vuelvas
voy a equiparte maravillosamente. Dime la talla para el pijama (!!!). Quiero
que tengas cuanto sea posible tener, lo más hermoso. Prolonga tu ausencia lo
menos posible. Vuelve pronto. Sin ti ya no soy nada. Mis otros deseos los hago
realidad soñando. Mi deseo de ti lo realizo en la realidad. Absuelve la
realidad.
1929 (Ohlstadt, hacia el 30 de marzo)
Sábado. No me gusta, no puedo hacerme a la idea de lo que me has dicho
en los últimos tiempos de Arosa: que no tienes recuerdos, que no te gusta
tenerlos. He puesto toda mi vida en el amor que siento por ti, he puesto toda
mi vida en nuestra vida. De lo
contrario, me mataré. Nada empieza para nosotros. Para nosotros todo es
presente, todo tiene que ser
presente, y en este momento tanto estoy contigo en Clavadel, en Versailles, en
Bray, en Eaubonne y en Arosa, como aquí contigo
ausente, con mi gran nostalgia de ti. Si tengo que concebir un pasado, un
presente, un futuro, me mataré. Lo deseo tan poco como entrar en la vida o las
consideraciones amorosas de los demás.
Mi ser, sólo puedo hablar en serio contigo, porque te amo, porque eres
mi único amor. No debes reprocharme nuestros malos humores. En realidad, te
deseo adornada de sol y de amor, te deseo feliz. He querido darte la libertad
que ningún otro te habría dado. Te doy todo el placer posible, todo el disfrute
de ti misma, pero me da mucho miedo que me pierdas de vista, aunque sólo sea un
instante. Deberías sentirte orgullosa de que ninguna otra pueda inquietarme,
por mucho que lo desee. Sólo en ti engendran mis deseos el delirio, sólo en ti
se sumerge mi amor en el amor. Pero mi amor tiene que pasar por tu amor
absoluto. Si no, me mataré. Perdóname que te diga semejante cosa, pero esa es
ahora para mí la consecuencia de tu indiferencia, aunque sea pasajera. Aquí
vivimos muy tranquilos, nos levantamos al mediodía, preparamos la comida, ponemos
el gramófono y flirteamos. Cuatro chicos y dos chicas: Mops y su amiga
Apfel. Las dos vienen conmigo a París.
Aquí el flirteo no se atiene gran cosa a las diferencias de sexo. A mí eso me
enfría considerablemente. Mops y la Pomme son muy simpáticas, buenas camaradas,
pero eso es todo. La Pomme es encantadora, pero un poco demasiado fácil. Y sin
temperamento. Toda esta gente es extraordinariamente amable conmigo, todos
están enamorados de mí. En cualquier caso, nada, mi niña querida, mi único ser,
nada que pudiera inquietarte. Los demás me importan un bledo. Sueño que estás
aquí. Es el campo de verdad, podrías vivir casi desnuda y muy tranquila y
amarme. ¡?! No te tendré jamás como te tienen los otros!?! Soy un desdichado,
un desdichado. Mi amor me queda demasiado grande.
Recibo, pequeña, tu carta del 28. Te mando esta exprés, porque me dices
que te vas el martes y temo que con las fiestas no te llegue antes de tu
partida.
Tu carta me hace mucho bien. Estoy más tranquilo, el día se ha aclarado.
Manda la pieza de Bali a Rue Ordener. Le he dicho a Janine que te mande El amor y la poesía.
Se me ha pasado el resfriado. Esto es como Imst y hace un tiempo
radiante. Te adoro.
Paul
¡Ah!, cómo me gustaría estar contigo -aquí-. Y también en Locarno y en
París, en el hotel Radio. ¡Cómo podría hacerte el amor! Sólo quiero hacer el
amor contigo. Las otras son divertimentos, puro diletantismo.
1929 (París, setiembre)
Gala, mi hermana, mi amiga, mi amante, tus cartas me gustan mucho. Y
además te amo y eres para mí el único y el mayor de los misterios. Misterio de
tu cuerpo tan bello, tan joven, contra mí, voluptuoso y que siempre se me
ofrece, de tus ojos maravillosos. Te amo, eres mi único amor. Puedes estar
segura, completamente segura.
Me gustaría mucho que volvieras. Pero también quisiera que no pasaras
demasiado tiempo en el hotel, porque correríamos el riesgo de que París te
repugnara. El apartamento no estará listo antes del 4 o el 5 de octubre. ¿Qué
vas a hacer en Barcelona? Te cansarás. ¿A quién vas a ver allí? En fin, mi
hermosa querida, haz lo que quieras. Sólo deseo tu placer, sólo deseo tu
libertad.
Pero no sé qué decirte. Por encima de todo me gustaría verte y tenerte.
Sí, regresa. Ven, ven, eres mi único amor, mi único deseo, lo único que
comprendo. Eres lo que quiero. Ven, ven, ven, mi muy hermosa, mi único ser, Gala, Galochka.
Voy a mandarte un poco más de dinero. Y avísame de tu llegada. Y te haré
elegante y dichosa.
Besa fuerte a Cécile de mi parte.
Te amo, te cubro terriblemente de besos.
Paul
Haz lo imposible por traerte los cuadros de Dalí: Juego lúgubre, mi retrato y los otros dos. Sería muy útil. Breton está aquí, en el
Terrass. Escríbeme al Terrass Hôtel, 12-14. Rue de Maistre, 18e.
1930 (París, 16 de enero)
Jueves, una de la tarde. Mi Gala resplandeciente, heme aquí de regreso.
Espero a Keller a las dos y media. Confío en que todo vaya bien y en poder
reunirme contigo. Estoy terriblemente nervioso. Te deseo tanto que enloquezco,
muero de la sola idea de volverte a encontrar, de verte, de besarte. Quiero que
tu mano, tu boca, tu sexo no se aparten de mi sexo. Nos masturbaremos en la
calle, en los cines, con la ventana abierta. Esta mañana me he masturbado
magníficamente pensando en ti. Y mi imaginación no se cansa. Te veo por todas
partes, en todo, sobre todo. Muero de amor por ti. Tu sexo me cubre el rostro,
devora el mío, me cubre con tu belleza, con tu genio. Todo en ti es hermoso:
tus ojos, tu boca, tus cabellos, tus senos, tu vello, tus nalgas, tu sexo, tus
piernas, tu sexo, tus manos que no abandonan jamás lo que masturban, ese
espacio que hay entre tus muslos, cerca de tu sexo, tus hombros. Me embriago
pensando en cada una de las partes de tu cuerpo. Y todo cuando haces me
enajena, me aterra, me tortura, me arrebata, todo cuanto haces es perfecto. Si
este asunto se arregla saldré mañana por la noche para llegar a Marsella el
sábado por la mañana. Iré al hotel Bristol, y espero que te reúnas allí contigo
enseguida. Char está en Marsella. Confío en verle.
Espero a Keller.
Salió bien: 29.800.
Muy bien. Saldré mañana por la noche.
Recuerdos a Dalí.
Te adoro.
Paul
1930 (París, abril)
Mi hermosa Gala, maravilloso tesoro de carne y de espíritu, llevo una
vida bastante triste sin ti. Mis únicas delicias son mirar incesantemente las
fotos en que estás desnuda, donde tus senos son un alimento tan dulce, donde tu
vientre se respira y lo lamo y lo como, tu sexo está todo abierto sobre mi
rostro entero, después mi sexo penetra en él todo entero y te cojo las nalgas
que se mueven maravillosamente, como la primavera. Tienes los ojos más bellos
del mundo, te amo, tomas mi sexo en tu mano, tienes las piernas abiertas, tu
cuerpo se ahonda lentamente, me masturbas furiosamente, te aplasto los senos,
los cabellos, y de pronto tienes la mano llena de esperma y eres fuerte y
segura de mi poder sobre ti, de tu poder sobre mí, sobre todo. Sigues siendo la
niña inquieta de Clavadel. Voy a luchar para conseguir dinero, para enviártelo
y para ir a verte, para hacerte regalos. De momento atravieso un período muy
difícil, pero voy a poner todo en marcha para salir de él. Ya verás. La Pomme
se fue a Berlín hace unos días. Todavía no he visto a mi madre, pero le diré
que has estado indispuesta y que te han aconsejado reposo y que estás en Málaga
desde hace unos días, invitada por conocidos nuestros. Puedes, por tanto,
escribirle diciéndoselo. Y ten la seguridad de que quiero que seas dichosa, a
cualquier precio, quiero que tengas la sensación de irradiar, de disfrutar de
todo. Te adoro. Te cubro de besos.
Paul
Te mando Variétés y un libro
de Freud.
1931 (París, febrero)
Gracias, mi niña adorada, por estas dos postales, sobre todo de la mujer
que tanto amo. Tus cartas me gustan muchísimo. Acababa de soñar, la noche
pasada, que Nusch no quería ir a Tahití, donde íbamos todos, cuando recibí la
carta en la que nos propones ir.
¿Por qué no me mandas, si hace tanto calor, fotos tuyas desnuda? Tengo
gran necesidad de ellas. Estoy impaciente por verte, porque no he envejecido.
Tengo la edad de la primavera, ante tu belleza, ante tu espíritu desnudo. Me
gustaría ver esa galigrafía. He ingresado 2.000 francos en la cuenta de Dalí:
producto de la subasta Portier. Bellier no va a vender los dibujos. Solicita
devolvérnoslos.
Escribe a Char, Hôtel des 3 Moulins. Está muy desmoralizado.
Ojalá me escribas desnuda y te pases las cartas por todo el cuerpo.
Puedo hacer todo lo que me pidas. Voluptuosamente.
Saludos fraternales a Dalí.
(sin firma)
1931 (París, febrero)
Lunes. He pasado dos noches en casa de mi madre. Anoche había un gran
rayo de luna en la habitación y te vi, realmente te vi toda desnuda y las
piernas abiertas y te estaban poseyendo
dos hombres, por la boca y por el sexo. Y estabas morena y muy bella. Y aun
ahora, al recordarlo, pienso que para mí eres la encarnación del amor, la
encarnación más aguda del deseo y del placer erótico. Eres mi imaginación
entera. Y esta tarde que estoy solo imagino cuánto puedes dar de ti, la audacia
de tu cuerpo al servicio del delirio de tu espíritu. Y me masturbo
cuidadosamente.
¿Por qué no te has sacado esas fotos desnuda? Y me gustaría tener
algunas donde estuvieras haciendo el amor. Y haré el amor contigo delante de
Nusch, que no podrá evitar masturbarse, y todo lo que quieras.
Eres para mí un maravilloso manantial de imaginación y de libertad. Y te
adoro.
Creo que a finales de esta semana me iré al Sur. Tengo que hacerlo,
porque he tenido crisis de asma por la noche, de hasta dos horas de duración.
En Montlignon he visto a Philippon, que me ha dado medicinas.
HE DEJADO DE FUMAR. Es bastante lamentable.
Tengo pasaporte para Suiza e Inglaterra. Es mejor.
Todo mi afecto a Dalí. Escríbeme largo. Acaricio interminablemente tu
sexo con el mío.
Paul
1932 (18 de agosto)
Esta noche he soñado innecesariamente contigo. Me acordaba súbitamente
de que todavía tenía un apartamento alquilado por 200 francos anuales. Ya no me
quedaba ningún medio de vida. Era la casa antigua de Gonon, Rue de Lions.
Pensaba que Gonon bien podía dejarla. Se la había prestado sin promesas. Y nos
reuníamos allí. Era muy pobre, muy baja de techo, pero muy limpia, bastante
agradable. Tú estabas en un gran sillón, cerca del fuego de la chimenea. Yo
sollozaba a tu lado. Habías regresado. Íbamos a vivir juntos, siempre. El sueño
de nuestra juventud iba a repetirse. Teníamos muchos libros, cuadros, sobre
todo grabados. Yo iba a comprar cosas de comer, de beber. Buscaba en grandes
tiendas lo que a ti te gusta: pescaditos, fruta.
Después escribía a Nusch. Ella estaba allí. Me preguntaba a quién
escribía. Y yo respondía: “A la pequeña Gala”. Esta mañana estoy sepultado en
NUESTRA VIDA, completamente sepultado, convencido de que no tuve el cuidado
necesario para no perderte. Estoy en espera del milagro que nos devolverá el uno
al otro, porque éramos el uno del otro, porque siempre lo seremos.
Mi pequeña Gala, en cualquier caso no desesperes de la vida. Haré todo
para que seas dichosa, pues nada ha cambiado en mi amor por ti. Compartiré
contigo cuanto de feliz me acontezca. Ten, en cualquier caso, la seguridad de
que jamás he pensado un segundo que estamos separados.
Eres mi mujer para siempre, para la eternidad.
Para que te diviertas: hay en Gringoire
un artículo de Marcel Prévost dedicado en su mayor parte a mí, donde cita Nuits partagées y dice que ha
comprendido que se trata de un hombre y una mujer que aun se aman y que tras
haberse separado vuelven a verse… etcétera.
(sin firma)
1933 (6 de marzo)
Mi pequeña alondra, mi rica almendra, mi dorogoi, maia crasiva Galochka, gracias por tus cartas. Todo lo que
me dices yo también lo pienso, por la mañana al despertarme, por la noche al
dormirme y a cada minuto se repite en mí tu nombre: Gala, que quiere decir: amo
a Gala. Hace 20 años que te amo, somos inseparables. Si un día de estos estás
sola y triste, ese día me encontrarás. Porque no quiero, pese al giro
desesperado que ha tomado mi vida, que seas abandonada. Siempre tuyo. Si
debemos envejecer, no envejeceremos separados. Soy un maldito imbécil
pesimista. Si renunciara a vivir, tú serías la causa, o más bien sería mi amor
desesperado por ti lo que me mataría. Mi única grandeza está en tu dicha, en tu
vida, en las plantas que cultivas, en tus juegos, en tu coquetería, en tus amores. Mi Gala eterna, si he sido
malo contigo es porque siempre estaba insatisfecho, insatisfecho, insaciable.
La dicha en el amor, que no me hagan reír.
Estoy orgulloso como un rey de lo que me dices de mis poemas. Y sabes
que es el único elogio que me afecta. Por ti voy a reanudar de inmediato el trabajo.
No sé si Chveik te divierte. Por si acaso te mando el primer volumen, así
como una historia de gangsters que
está bastante bien para matar el tiempo. Ya debes tener el final del segundo
poema, que lo cierra, creo bastante bien.
Tu gran carta me da un valor inaudito. No te prives por mí de esos 500
francos. Saldré hacia el 11. Si puedes mandarlos, mándalos a Montlignon, a M.
Eugène Grindel, en un cheque cruzado. No tendré un céntimo, pero ya voy
aprendiendo a prescindir del dinero. No te prives por mí. Lo que preferiría es
ayudarte a ti. Espero algún día volver a tener dinero, lo suficiente para
compartirlo contigo. Debes contar con ello.
Me voy de todas formas, porque mi estado de salud no es muy brillante.
Me duelen mucho los riñones y la cabeza, estoy a régimen y bebo agua. Tengo que
ir a un especialista. He adelgazado Los médicos de aquí sólo saben algo de
pulmones y no se rebajan a curar otras cosas.
Nusch se fue el miércoles pasado, y Tota, ayer. Crevel vendrá conmigo y
tiene que regresar para llevar su libro a la imprenta. Pero vendrá a menudo a
Montlignon. Todavía tienes tiempo de mandarme unas líneas aquí en cuanto
recibas esta carta. Después: 22, rue des Écoles. Montlignon (Seine-et-Oise).
Dile a Dalí que sin duda responderemos a su encuesta.
Hasta mañana no me hacen las radiografías de riñones, estómago e
intestinos. Ya te escribiré cuando conozca el resultado.
Mando a menudo cosas pequeñas a Cécile. Tiene vacaciones en abril y las
pasará conmigo. Nos adora. Y es
profundamente sincera. Nos une a los dos en una gran estima apasionada.
Mi niña pequeña, sé buena y alegre. Mientras te ame -y te amaré siempre-
no tienes nada que temer. Eres toda mi vida. Te cubro terriblemente de besos.
Paul
Mil recuerdos al pequeño Daris.
1933 (París, principio de octubre)
Ayer, domingo, estuve en Montlignon. Pasé un largo rato con Cécile, que
ya ha vuelto a su internado, mirando todas las fotos que tiene de ti, de
nosotros dos. Ya sé que para ti el pasado no es nada. Para mí tampoco, salvo el
nuestro. Es una neuralgia terrible. El presente es tan poco… Créeme que no
trato de crear en ti lo que no sientes, pero has de saber que tu desaparición sería
para mí el fin de mi vida, de toda mi vida. Nada de lo que hago es ajeno a ti.
Eres toda, toda mi vida.
Sí, iré al médico. Pero ya estoy bastante mejor.
¿Qué por qué vivo? Sólo porque he tenido, porque aun tengo, la idea viva
de tu existencia. Arrastro secretamente toda mi sangre tras esa idea, mi
pequeña Gala hermosa. Estoy muy melancólico. La hora de invierno. Anochece una
hora antes.
No me encuentres demasiado abominablemente sentimental.
Te amo.
Paul
1934 (París, 30 de julio)
Mi pequeña Gala hermosa, estoy encantado con tu carta. Mejor
insolaciones en Cadaqués que nada de insolaciones en París. Acabo de ir a la
estación del Norte con mi madre. Voy a acompañar a Cécile a Folkestone, donde
pasará sus vacaciones. Me quedaré tres o cuatro días allí. Salimos el 2 de
agosto. Trataré de trabajar. Mi libro avanza un poco. Confío en que para octubre
sea un libro corriente, como El amor y la
poesía. Quiero conseguir de la RNF que lo publique rápidamente, en dos
meses, si no se lo daré a otros.
He pasado tres días con Cécile hablando mucho de ti, de mi pequeño dios,
de la niña nerviosa, pura y patética que siempre has sido para mí. Ahora,
después de tantas torturas, de decisiones, mi único objetivo es saberte feliz,
en todo caso el abrigo de mis preocupaciones, de mis cóleras. Jamás, jamás
volverá a hacerte daño, ¿sabes? Te amo tanto, acuérdate, créeme, no siempre ha
sido un sueño para ti, pero yo siempre te he amado tanto, tanto… Tú me has
dictado todos mis poemas. Tienes que olvidar mi locura para acordarte sólo de
esto: sueño contigo todas las noches.
Un día de estos te mandaré poemas
Te cubro de besos. T. p. s.
Paul
1934 (Montlignon, 20 de agosto)
Lunes, Gala, mi pequeña niña querida, el hecho de casarme mañana me
sumerge estúpidamente en abismos de melancolía. Y eso que nada cambia en mi
vida, salvo que si quisiera dejar a Nusch tendría menos escrúpulos estando
casado, porque entonces su situación material sería más fácil de solucionar.
Pero sueño contigo todas las noches, contigo desnuda en las montañas con
Crevel y conmigo, contigo en Saint-Brice, etcétera. Nunca me abandonas, pero
cada vez te echo más en falta.
Debo decir que desde hace unos días, por falta de dinero, estamos en
Montlignon, y que para compensar esta encantadora vida familiar me refugio en
mis recuerdos, en mis viejos deseos.
Además, Galochka, sea como sea, algún día volverá a vivir a tu lado, a
la distancia que tú quieras. Empiezo a estar harto. La vida, la poesía, las
mujeres, los grandes viajes, los pequeños paseos, nada de eso me es posible si
me falta la tranquilidad de tu imagen, de tu voz. Necesito tu desnudez para
desear ver otras, etcétera. Mi anverso está compuesto por ti.
Te cubro de besos. T. p. s.
Paul
Adjunto una foto que podrás meter en mi próximo libro, el 1 de
noviembre.
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