ANÓNIMO
INGLÉS DEL SIGLO XIV
LA
NUBE DEL NO-SABER
Franciscus hanc editionem fecit
DECIMOSEXTA
ENTREGA
9 / Que los pensamientos más
sublimes son más obstáculo que ayuda durante el tiempo de la oración
contemplativa
Así,
pues, has de rechazar toda conceptualización clara tan pronto como surja, ya
que surgirá inevitablemente, durante la actividad ciega del amor contemplativo.
Si no las vences, ellas ciertamente te dominarán a ti. Pues cuando más desees
estar solo con Dios, más se deslizaran a tu mente con tal cautela que sólo una
constante vigilancia las podrá detectar. Puedes estar seguro de que si estás
ocupado con algo inferior a Dios, lo colocas por encima de ti mientras piensas
en ello y creas una barrera entre ti y Dios. Has de rechazar, por tanto, con
firmeza todas las ideas claras por piadosas o placenteras que sean. Créeme lo
que te digo: un amoroso y ciego deseo hacia Dios sólo es más valioso en sí
mismo, más grato a Dios y a los santos, más provechoso a tu crecimiento y de
más ayuda a tus amigos, tanto vivos como difuntos, que cualquier otra cosa que
pudieras hacer. Y resulta mayor bendición para ti experimentar el movimiento
interior de este amor dentro de la oscuridad de la nube del no-saber que
contemplar a los ángeles y santos u oír el regocijo y la melodía de su fiesta
en el cielo.
¿Te
sorprende esto? Se debe solamente a que no lo has experimentado por ti mismo.
Pero cuando lo experimentes, como creo firmemente que lo harás con la gracia de
Dios, entonces podrás entenderlo. Por supuesto que en esta vida es imposible
ver y poseer plenamente a Dios; pero, con su gracia y a su tiempo, es posible
gustar algo de Él como es en sí mismo. Así, pues, entra en esta nube con una
gran ansia de Él. O más bien, diría yo, deja que Dios despierte en ti esta
ansia y arrójate a Él en esa nube, mientras con la ayuda de su gracia te
esfuerzas por olvidar todo lo demás.
Recuerda
que si las ideas claras que surgen sin querer y que tú rechazas pueden
molestarte y apartarte del Señor, privándote de la experiencia de su amor, mucho
más lo harán aquellas que tú cultivas voluntariamente. Y si el pensamiento de
un santo particular o de alguna realidad puramente espiritual crea un obstáculo
a esa actividad, cuánto más el pensamiento del hombre mortal o de cualquier
otro interés material o mundano. No digo que estos pensamientos, deliberados o
indeliberados, sean malos en sí mismos. Dios me libre de que me entiendas mal.
No, lo que he querido decir es que son un obstáculo más que una ayuda. Pues si
buscas de verdad a Dios solo, nunca encontrarás descanso ni contento en algo
inferior a Dios.
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