ELIZABETH
KÜBLER-ROSS
LA
RUEDA DE LA VIDA
CUADRAGESIMOCUARTA
ENTREGA
SEGUNDA PARTE
"EL
OSO".
25.
¿HAY ALGO DESPUÉS DE LA VIDA? (1)
En nuestras
investigaciones, el reverendo Gaines y yo mantuvimos las distancias entre nosotros.
No había ningún malentendido, simplemente acordamos no comparar nuestras observaciones
hasta que cada uno tuviera veinte casos. Peinamos los pasillos cada uno por su
lado.
También buscamos fuera
del hospital. Hicimos averiguaciones y seguimos las pistas para encontrar enfermos
que se ajustaran a nuestros requisitos. Nos limitábamos a pedirles que nos
contaran lo que les había ocurrido o lo que habían sentido. Todos estaban tan
deseosos de encontrar a alguien interesado en escucharlos, que sus relatos
brotaban a raudales.
Cuando finalmente
comparamos nuestras notas, nos quedamos atónitos, a la vez que tremendamente entusiasmados,
por el material recogido. "Sí, vi a mi padre tan claro como la luz del día",
me dijo un paciente. Otra persona le dio las gracias al reverendo Gaines por
hacerle la pregunta: "Me alegra tanto poder hablar de eso con alguien.
Todas las personas a las que se lo he contado
me han tratado como si estuviera loco, y todo fue tan agradable y
apacible..." "Volví a ver", contó una mujer que había quedado
ciega en un accidente. Pero cuando la reanimaron, perdió nuevamente la vista.
Eso ocurrió mucho antes
de que nadie hubiera escrito algo sobre las experiencias de muerte clínica
temporal o de la vida después de la muerte; por lo tanto sabíamos que el
público en general acogería nuestros hallazgos con escepticismo y franca
incredulidad, y quedaríamos en ridículo. Pero hubo un caso que me convenció.
Una niña de doce años me dijo que no le había contado la experiencia a su
madre. La experiencia fue tan agradable que no tenía ningún deseo de volver de allí.
"No quiero contarle a mi madre que existe un hogar más agradable que el
nuestro", explicó.
Finalmente le relató a
su padre todos los detalles, incluso que su hermano la había abrazado con mucho
cariño. Eso sorprendió al padre, que reconoció que en realidad habían tenido
otro hijo, de cuya existencia la niña no tenía idea hasta ese momento. El niño
había muerto unos meses antes de que ella naciera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario