18/4/21

HÉCTOR GARBARINO (84)

 

 

HÉCTOR GARBARINO

 

ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES

 

 

1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996

 

1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

 

 

OCTOGESIMOQUINTA ENTREGA

 

VII. NEUROSIS

 

EL SER EN LA NEUROSIS

 

HÉCTOR GARBARINO / RAQUEL VIDAL

 

¿Tenemos derecho a suponer la supervivencia de lo originario junto a lo posterior, devenido desde él?

Sin duda ninguna.

S. FREUD / El malestar en la cultura

 

Caso A

 

El acceso a la instancia del Ser por mediación de la mujer (3)

 

“Sí, es exactamente así. Con F es más materna, más cuerpo, con X es más espiritualidad, vivencia… Con X tengo que concentrarme para canalizar aquello, tengo que hacer un esfuerzo. Fantaseo a veces con sacar el sexo de la relación con X, pero como ella lo quiere es imposible… y además alrededor de lo sexual, es que puedo o podemos lograr ese otro encuentro y esa espiritualidad. Con X la carne es un accidente, hasta molesta… pero lamentablemente hay que pasar por el límite del cuerpo”.

 

El paciente, con su amante logra una continuidad que lo transporta a otro espacio y otro tiempo, donde no hay palabras ni pensamientos, donde “el pensamiento intoxica”. Entra “en la burbuja” con ella perdiendo corporeidad. En términos de la teoría del Ser, experimenta su vuelta al yo-Ser, instancia que posee un espacio bidimensional, y un tiempo sin sucesión “que no es ni pasado ni presente”, espacio y tiempo que lo colocan “fuera del mundo”.

 

La sexualidad está de más, en otra realidad y desearía excluirla, por lo cual tiene dificultades de potencia, que sólo la adquiere luego de algunos días de “utopía”: satisfecha la necesidad de trascender su condición corporal, puede reencontrarse con la sexualidad.

 

Ha sido justamente la angustia que le causa vivir en estos dos mundos, el motivo de consulta. Le es imposible decidirse por ninguno de ellos.

 

El problema del paciente es que su acceso a la instancia del Ser, lo logra por mediación de una mujer, lo que lo pone en conflicto con otra parte de su ser, aquella que lo llevó a formar una familia.

 

Nos encontramos aquí ante una modalidad de conflicto diferente al hallado habitualmente en la neurosis. Ya no se trata de la oposición entre el deseo pulsional del ello y las exigencias morales, sino del conflicto existente entre estas y el deseo narcisista de retornar a la instancia del Ser. El conflicto ya no es entre el yo y la sexualidad sino entre el yo y el narcisisimo del ser.

 

El problema del paciente es que no logra la regresión del yo necesaria para acceder a la instancia del Ser de un modo directo, sino solamente por mediación de una mujer. Esta se le vuelve imprescindible y no puede renunciar a ella, a pesar del conflicto angustioso que le causa su doble vida, no tanto por hallarse enamorado y menos aun por una exigencia de la pulsión sexual, sino porque le es necesaria para rememorar “la escena” originaria de la instancia del Ser.

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