HÉCTOR GARBARINO
ESPACIO Y TIEMPO EN
LAS PATOLOGÍAS MENTALES
1ra edición: Editorial
Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB:
elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019
OCTOGESIMOQUINTA
ENTREGA
VII. NEUROSIS
EL SER EN LA NEUROSIS
HÉCTOR GARBARINO / RAQUEL
VIDAL
¿Tenemos derecho a
suponer la supervivencia de lo originario junto a lo posterior, devenido desde
él?
Sin duda ninguna.
S. FREUD / El malestar
en la cultura
Caso A
El acceso a la instancia
del Ser por mediación de la mujer (3)
“Sí, es exactamente así.
Con F es más materna, más cuerpo, con X es más espiritualidad, vivencia… Con X
tengo que concentrarme para canalizar aquello, tengo que hacer un esfuerzo.
Fantaseo a veces con sacar el sexo de la relación con X, pero como ella lo
quiere es imposible… y además alrededor de lo sexual, es que puedo o podemos
lograr ese otro encuentro y esa espiritualidad. Con X la carne es un accidente,
hasta molesta… pero lamentablemente hay que pasar por el límite del cuerpo”.
El paciente, con su
amante logra una continuidad que lo transporta a otro espacio y otro tiempo,
donde no hay palabras ni pensamientos, donde “el pensamiento intoxica”. Entra “en
la burbuja” con ella perdiendo corporeidad. En términos de la teoría del Ser,
experimenta su vuelta al yo-Ser, instancia que posee un espacio bidimensional,
y un tiempo sin sucesión “que no es ni pasado ni presente”, espacio y tiempo
que lo colocan “fuera del mundo”.
La sexualidad está de
más, en otra realidad y desearía excluirla, por lo cual tiene dificultades de
potencia, que sólo la adquiere luego de algunos días de “utopía”: satisfecha la
necesidad de trascender su condición corporal, puede reencontrarse con la
sexualidad.
Ha sido justamente la
angustia que le causa vivir en estos dos mundos, el motivo de consulta. Le es
imposible decidirse por ninguno de ellos.
El problema del paciente es
que su acceso a la instancia del Ser, lo logra por mediación de una mujer, lo
que lo pone en conflicto con otra parte de su ser, aquella que lo llevó a
formar una familia.
Nos encontramos aquí ante
una modalidad de conflicto diferente al hallado habitualmente en la neurosis.
Ya no se trata de la oposición entre el deseo pulsional del ello y las
exigencias morales, sino del conflicto existente entre estas y el deseo narcisista
de retornar a la instancia del Ser. El conflicto ya no es entre el yo y la
sexualidad sino entre el yo y el narcisisimo del ser.
El problema del paciente
es que no logra la regresión del yo necesaria para acceder a la instancia del
Ser de un modo directo, sino solamente por mediación de una mujer. Esta se le
vuelve imprescindible y no puede renunciar a ella, a pesar del conflicto
angustioso que le causa su doble vida, no tanto por hallarse enamorado y menos
aun por una exigencia de la pulsión sexual, sino porque le es necesaria para
rememorar “la escena” originaria de la instancia del Ser.
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