Despierta y eres eso
Amado Osho,
Cuando hablas de los muchos estadios del camino a la
iluminación ni siquiera soy capaz de ver dónde estoy. Siempre creo que debo
estar a miles de vidas de distancia del estado más alto. Por otro lado, Tú
dices que puede ocurrir aquí y ahora, para todos nosotros. No me imagino que
un cambio tan rápido pueda ser posible: desde un estado de inconsciencia como
el mío, hasta un estado de consciencia total. En mi realidad a menudo me veo
como un idiota, me siento muy estúpido. He vislumbrado alguna comprensión, especialmente
a través de tus supuestas contradicciones, pero esta comprensión crea en mí
todavía más absurdos. Por ejemplo: «La más alta libertad reside en la más alta
esclavitud.»
Estoy totalmente confundido y al mismo tiempo, no lo
estoy. Incluso cuando digo que no creo en las ocurrencias repentinas, aquí y
ahora, no creo en mi propia creencia, porque podría ocurrir que mi truculenta
mente haya conservado el recuerdo de lo que tú dijiste respecto a que la
iluminación es lo único que no puede ser deseado.
Por tanto estoy aquí, disfrutando, agradecido por Tu ser
y por Tus palabras. Ser una de las personas de este mundo a las que se les permite sentarse a los pies
del hombre más hermoso del mundo me hace comprender que la existencia cuida
tanto de mi que no puedo ser solo un idiota; como mínimo debo ser un loco
agraciado.
Por favor ayúdame a saber un poco de quién soy.
Un hombre
dormido puede soñar que está en cualquier lugar del Universo. Desde ese punto
de vista, estar despierto le parecerá que está a miles de vidas de distancia.
Pero se trata de un sueño; en lo que se refiere al hecho real de estar
durmiendo, el despertar está muy cerca.
Puedes
despertar en cualquier momento.
Cualquier
situación puede hacer que despiertes.
Y el trabajo del maestro es crear dispositivos para que puedas despertar.
A veces son cosas muy pequeñas, con sólo echarte agua fría a los ojos
puedes despertar. Mientras dormías creías estar muy lejos, pero al despertar te
das cuenta de que era el sueño el que creaba la distancia. El sueño es la distancia.
Por supuesto, para soñar hay que dormir, pero en el momento que despiertas el
sueño desaparece, y con él desaparece también todo el mundo de los sueños.
La verdad es
que el despertar es la realidad que está más cerca de ti, está justo a tu lado.
No está lejos, por eso no puede convertirse en un objetivo. Todos los
objetivos pertenecen al sueño, todos los logros pertenecen al sueño. El
despertar no puede ser un objetivo porque el hombre que está dormido ni
siquiera puede pensar en lo que sería el despertar. Mientras sueña, no puede
hacer del despertar su objetivo, eso es totalmente imposible. O el objetivo que
formule será totalmente diferente de la realidad de la iluminación.
La
iluminación es parte de tu consciencia de vigilia.
En Oriente tenemos cuatro niveles de consciencia. Primero está la que
conocemos como vigilia. No es una verdadera vigilia, porque justo
debajo de ella flotan los sueños. Cierra los ojos y soñarás despierto.
Cierra los ojos y lo verás inmediatamente: la imaginación asume el control y
empiezas a alejarte del momento presente, del aquí. En la realidad no estás
yendo a ninguna parte, pero en tu imaginación puedes ir a cualquier lugar.
Por eso el primer estadio es el llamado estado de vigilia; el segundo estadio
es el sueño, dormir. De estos dos somos conscientes.
El tercero
son los sueños, porque se puede dormir sin soñar; entonces el sueño tiene una
cualidad muy diferente. Ese sueño es muy pacífico, muy silencioso,
oscuro y profundo... es muy rejuvenecedor.
Por tanto dormir
es el segundo estadio y después viene el tercero, soñar. Mientras duermes, la
mayor parte del tiempo estás soñando. Si duermes ocho horas, estarás soñando al
menos seis horas. Sólo estás dormido algún rato aquí y allá, por lo demás
estás soñando continuamente.
Como no lo recuerdas,
esto te parecerá exagerado: seis horas soñando y sólo dos de sueño sin sueños.
Cuando te despiertas sólo recuerdas los últimos sueños, porque la memoria sólo
empieza a actuar al despertar; por eso sólo capta el final de tu mundo de sueños.
No recuerdas todos los sueños, sólo los anteriores al momento de despertar: los
sueños mañaneros.
En Oriente
siempre se ha entendido que las seis horas en las que soñamos son tan
importantes como las dos de sueño silencioso. Y en Occidente, durante los últimos
diez años, las investigaciones científicas han demostrado por primera vez que
la comprensión oriental es absolutamente acertada. De hecho, los nuevos
descubrimientos dicen que los sueños son aún más importantes que el sueño sin
sueños, porque al soñar expulsas la basura de tu mente.
Durante el
día la mente va almacenando todo tipo de palabras, todo tipo de deseos,
ambiciones; ¡demasiado polvo! Tiene que ser retirado. Durante el día no
dispones de tiempo para retirarlo y vas acumulando cada vez más. Por eso de
noche, mientras duermes, la mente tiene la oportunidad de limpiarse. Soñar es
como una limpieza de primavera. Éste es un ciclo que sigue sucediendo
ininterrumpidamente: vuelves a acumular, vuelves a soñar, vuelves a acumular...
Éstos son
los estadios o niveles que conocemos. El cuarto no tiene nombre en Oriente,
simplemente se le llama el cuarto, turiya. Es un número, no es una
palabra. No se le da ningún nombre para que no puedas interpretarlo, para que
tu mente no pueda jugar con él y engañarte. ¿Qué puede hacer la mente si sólo
escucha el número cuatro? Se quedará paralizada. Si le das cualquier nombre
que tenga un significado, la mente tiene una forma de tratar con él, a través
del significado. Pero el número cuatro no tiene ningún significado.
El cuarto
estado es el verdadero despertar. El cuarto estado tiene que ser comprendido en
relación a los otros tres. Tiene algo parecido al primero, al llamado
estado de vigilia. El estado de vigilia es muy tenue, muy fino, casi insignificante,
pero tiene cierta cualidad... El cuarto estado consiste sólo en esa cualidad:
es puro despertar. Estás plenamente despierto.
También
tiene alguna similitud con el segundo estado, el sueño. El sueño es silencioso,
profundo, pacífico, relajado, pero en una medida muy pequeña, sólo lo necesario
para los asuntos del día a día. El cuarto estado es un estado de totalidad:
total relajación, total silencio, profundidad abismal.
También
tiene alguna de las cualidades del sueño. El sueño te aleja de ti mismo. En el
sueño puedes ir a la luna, puedes ir a una estrella, aunque estés aquí, en tu
cama. En realidad no vas a ninguna parte, pero en la imaginación -mientras
sueñas- parece absolutamente real. En el sueño no puedes pensar que se trata de
un sueño. Si dentro de un sueño puedes pensar que es un sueño, el sueño se
rompe: te despiertas y no consigues volver a atrapar ese sueño.
Una historia
sufí cuenta que Mulla Nasruddin soñó una noche que un ángel le daba dinero:
«Como eres tan virtuoso, tan sabio, Dios te ha enviado un premio.» Pero tal
como es la mente, el ángel sólo le dio diez rupias y Mulla dijo: «Esto no puede
ser el premio, no me insultes.» Y poco a poco hizo que el ángel subiera hasta
noventa y nueve rupias. Pero como Mulla era muy testarudo, acabó diciendo:
«Tomaré cien rupias o no tomaré nada. Qué premio tan mezquino, ¡y proviene de
Dios! ¿Eres el representante de Dios y no puedes subir hasta cien?»
Entonces gritó en voz alta: «¡O cien o nada!», y eso le despertó. Miró
a su alrededor y vio que estaba durmiendo en su cama. Se dijo: «Dios mío, por
ser tan testarudo e insistir en obtener una rupia más, he perdido tontamente
noventa y nueve rupias.» Cerró los ojos y lo intentó con gran empeño: «Por
favor, vuelve, donde quiera que estés. Noventa y nueve están bien; incluso me
conformo con noventa y ocho...; noventa y siete también me vale, cualquier
cantidad vale. ¡Vuelve! ¿Dónde estás?»
Bajó hasta
una rupia: «Tomaré sólo una rupia... cualquier cosa que Dios me de es genial.
He sido muy estúpido de llamar avaro a Dios; de hecho, el codicioso soy yo.
Perdóname y dame sólo esa única rupia.» Pero el ángel ya no estaba allí.
No puedes
atrapar el mismo sueño de nuevo; una vez despierto no hay forma de recuperar el
mismo sueño.
El sueño te
aleja de ti mismo; esa es su cualidad básica. Quizá por eso te limpia y en
cierta forma te ayuda a relajarte: te olvidas de tus preocupaciones. Al menos
por unos segundos puedes estar en el paraíso, puedes estar en la situación en
la que siempre has querido estar.
El cuarto
estado también tiene algo parecido, pero sólo es un parecido. También te aleja
de ti mismo, pero para siempre. No puedes volver a ti. En el sueño no puedes
volver al mismo sueño; en el cuarto estado no puedes volver al yo que tenías.
Te lleva tan lejos que verdaderamente puedes ser todo el Universo. Esto es lo
que han dicho los místicos orientales: Aham brahmasmi, me he convertido
en la totalidad.
Pero tienes
que perder el yo. No puedes volver a él.
A este cuatro estado se le han dado diversos nombres. Este nombre es el
más matemático, el cuarto. Le fue dado por Patanjali, que era un místico muy
científico y matemático. Su tratado ha sido la única base del yoga durante
miles de años. No se le ha añadido nada más porque no lo necesita. Es muy raro
que una persona cree un sistema completo, tan completo y perfecto que sea
imposible cambiar nada de él.
En Occidente
se pensaba que Aristóteles era ese tipo de persona: creó la lógica, él solo
creó todo un sistema lógico que ha permanecido inmutable durante dos mil años.
Pero en este siglo las cosas han cambiado, porque los nuevos descubrimientos
de la física han hecho imprescindible encontrar algo mejor que Aristóteles.
Los nuevos descubrimientos en el campo de la física han creado un problema, porque
si sigues a Aristóteles no puedes aceptarlos. Van en contra de la lógica aristotélica, pero no puedes negar la realidad.
La realidad
es la realidad! Puedes cambiar la lógica -que está hecha por el hombre-, pero
no puedes cambiar el comportamiento de los electrones. No está en tu poder, es
algo existencial. Así, se ha desarrollado una lógica no aristotélica.
El segundo
caso fue la geometría. Euclides reinó durante cientos de años como el maestro
perfecto en lo referente a la geometría, pero en este siglo eso también está
cuestionado. Se han desarrollado geometrías no euclidianas. Han tenido que
desarrollarse debido a los nuevos hallazgos de la física. Por ejemplo, habrás
oído que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, pero los descubrimientos
de los físicos demuestran es que no hay ninguna línea recta. La línea recta es
imposible por el simple hecho de que vives en una tierra global. Puedes dibujar
una línea recta sobre el suelo, pero no es una línea recta sino que es parte de
un círculo. Si sigues prolongándola desde ambos extremos, algún día se
encontrarán en algún lugar y te darás cuenta de que has dibujado un círculo.
Entonces el trocito que pensabas que era una línea recta en realidad no lo es,
es una parte tan pequeña del círculo que no podías ver la curva. La curva era
invisible porque era muy pequeña, pero estaba allí.
¿Dónde
podrías dibujar una línea recta? Porque todas las estrellas, los planetas, todo
es global, es redondo. Cuando dibujas una línea, por pequeña que sea, puede
parecer absolutamente recta -puedes comprobar que sea muy recta incluso con
instrumentos científicos-, pero continúa alargándola y se convertirá en parte
de un círculo. Entonces era un arco, no una línea recta. Toda la geometría
euclidiana ha sido falseada de la misma forma.
Patanjali
sigue siendo la única persona, y quizá lo seguirá siendo, que ha creado toda
una ciencia en solitario y durante cinco mil años no ha sido cuestionada desde
ninguna parte. Le llama turiya, el
cuarto. Es un hombre tan científico que uno simplemente se queda asombrado.
Hace cinco mil años tuvo el coraje, la intuición, la consciencia, de decir
que Dios sólo es una hipótesis. Puede ayudarte a despertar pero no es una
realidad, sólo es un dispositivo. No hay un Dios que alcanzar; sólo es una
hipótesis.
La hipótesis
puede ayudar a algunos -puede ser empleada-, pero recuerda, no es la realidad.
Una vez que despiertas, desaparece, de la misma forma que los sueños
desaparecen cuando despiertas. A veces son tan reales que incluso cuando
despiertas su realidad sigue produciendo efectos: tu corazón late más de prisa,
sudas, tiemblas, sigues teniendo miedo. Sabes perfectamente que era un sueño,
pero sigues llorando, las lágrimas están presentes. El sueño no era
existencial, pero te ha afectado mucho porque durante ese periodo lo has
considerado real.
Así pues, es
posible. Puedes ver a los devotos llorando ante de su dios, muy afectados
emocionalmente, bailando, cantando, adorando y sintiendo la verdad de todo
ello, pero sólo es una hipótesis. No hay nada, no hay Dios, pero estas personas
están tomando la hipótesis como una realidad. Un día, cuando despierten, se
reirán de sí mismos, porque sólo se trataba de una hipótesis.
Pero hay
otros maestros que le han dado otros nombres dependiendo de su trasfondo
filosófico. Algunos lo han llamado iluminación: llenarse de luz -toda la
oscuridad desaparece, todo el inconsciente, desaparece-, llenarse de consciencia.
Hay otros que lo han llamado liberación, libertad; recuerda, es liberarte
de ti mismo. Todas las demás libertades son políticas, sociales. Son verse
libre de alguien, de algún Gobierno, de algún país, de algún partido político;
pero siempre se trata de libertad de...
La libertad religiosa no es libertad de otra persona, sino de ti mismo.
Ya no eres.
Como ya no
eres, algunos maestros de Oriente lo han llamado anatta, el no-yo. Buda
lo llamó nirvana -que es muy cercano a anatta, no-yo, o ausencia de yo-,
simplemente un cero, una profunda nada que te rodea. Pero no es vacío, es
plenitud: plenitud de ser, de alegría última, plenitud de dicha, plenitud de
gracia. Todo lo que has conocido antes ya no está allí; por tanto estás vacío
de todo ello. Pero has descubierto algo nuevo, algo absolutamente nuevo en lo
que ni siquiera habías soñado.
Algunos lo
han llamado existencia universal, pero no importa qué nombre le des. Yo pienso
que el cuarto sigue siendo el mejor nombre, porque no te incita a ninguna
especulación mental; los otros nombre te llevan a pensar en ello: «¿Qué es el
vacío? ¿Qué es la nada?» Y la nada puede darte miedo, el vacío puede darte
miedo, anatta, no-yo, puede dar miedo. El nombre de «el cuarto» es
absolutamente correcto.
Ya conoces tres estadios; el cuarto es un poco más profundo. No
está muy lejos.
La idea de estar a varias vidas de él es un sueño.
En realidad está a tu lado...; despierta y eres eso.
Amado Osho,
Te he oído decir que la iluminación es la trascendencia
de la mente -consciente, inconsciente, subconsciente- y que uno se disuelve en
el océano de vida, en el Universo, en la nada. También te oigo hablar de la
individualidad de los seres humanos. ¿Cómo puede manifestarse la individualidad
de la persona iluminada si está disuelta en la totalidad?
El ser
humano ordinario, inconsciente, no tiene individualidad; sólo tiene personalidad.
Personalidad es lo que te dan los demás -tus padres, los profesores, el
sacerdote, la sociedad-, es todo lo que dicen de ti. Como has deseado ser
respetable y ser respetado, has estado haciendo cosas que los demás valoran, y
la sociedad te va premiando, respetándote cada vez más. Éste es su método para
crear una personalidad.
Pero la personalidad
es muy superficial, no va más allá de la piel. No es tu naturaleza. El niño
nace sin personalidad, pero nace con una individualidad potencial. La
individualidad potencial simplemente indica su peculiaridad frente a todos los
demás; él es diferente.
Por tanto recuerda que individualidad no es personalidad. Cuando
abandonas tu personalidad, descubres tu individualidad, y sólo el individuo
puede iluminarse. Lo falso no puede convertirse en la realización última de la
verdad. Sólo lo verdadero puede encontrarse con lo verdadero, sólo lo igual
puede encontrarse con lo igual. Tu individualidad es existencial, de ahí que cuando
tu individualidad florece te vuelves uno con la totalidad.
Ésta es la pregunta: ¿Si te haces uno con la totalidad, cómo puedes
seguir siendo un individuo?
El problema
simplemente está en tu falta de entendimiento. La experiencia de convertirte en
la totalidad es una experiencia de consciencia, y se expresa a través del
cuerpo, a través de la mente. La experiencia está más allá de la estructura
cuerpo-mente. Cuando uno se queda en absoluto silencio, entra en samadhi, alcanza
el cuarto estado, no es el cuerpo, no es la mente. Éstos se quedan en silencio;
él está muy por encima. Es pura consciencia.
Esta pura consciencia
es universal, de la misma forma que la luz de todas las bombillas es una, pero
puede expresarse de manera muy diferente. La bombilla puede ser azul, la
bombilla puede ser verde, la bombilla puede ser roja; la forma de la bombilla
también puede ser diferente. El cuerpo-mente sigue estando allí, y si el
hombre que ha tenido la experiencia quiere expresarla, entonces tiene que usar
el cuerpo-mente; no hay ninguna otra forma. Y su cuerpo-mente es único: sólo él
tiene esa estructura, nadie más.
Entonces ha
experimentado lo universal, se ha convertido en lo universal, pero para el
mundo, para los demás, él es un individuo único. Su expresión va a ser
diferente de la de otros seres realizados. No es que él quiera ser diferente;
tiene un mecanismo diferente y sólo puede conectar contigo a través de ese
mecanismo.
Ha habido
pintores iluminados. Nunca han hablado porque la palabras no son su
especialidad, su arte, pero han pintado. Y sus cuadros son totalmente distintos
de los cuadros ordinarios, incluso de los cuadros de los grandes maestros.
Hasta los grandes maestros pintores son personas inconscientes; lo que pintan
refleja su inconsciente.
Pero cuando
el que pinta es un hombre realizado, su pintura tiene una belleza totalmente
diferente. No sólo es una pintura, también es un mensaje. Tiene un significado
por descubrir. El significado está codificado, porque el hombre sólo era capaz
de pintar, por eso su pintura está codificada. Tienes que descubrir el código y
entonces la pintura te revelará significados inmensos. Cuanto más entres en
ellos, tanto más encontrarás. Los demás cuadros simplemente son planos; puede
que estén hechos por maestros, pero son planos. Los cuadros hechos por una persona
realizada son multidimensionales, no son planos. Quieren decirte algo. Si el
hombre es un poeta, como Kabir, entonces canta, y su expresión es su poesía.
Si el hombre
tiene la capacidad de expresar lo inexpresable, entonces habla; pero sus
palabras tienen un impacto totalmente diferente. Todo el mundo utiliza las
mismas palabras, pero no tienen el mismo impacto porque no llevan la misma
energía, no vienen de la misma fuente. Un hombre que tenga la experiencia
expresará palabras llenas de experiencia: no son palabras secas, no son las
palabras de un orador, de un conferenciante.
Quizá no sea
un gran orador, pero ningún orador podrá hacer lo que él hace con las palabras.
Puede transformar a la gente con que sólo le escuchen. Con sólo estar en su
presencia, con sólo dejar que sus palabras se derramen sobre ti, sentirás una
transformación: nace en ti un nuevo ser, renaces.
Por eso cuando digo que incluso los seres iluminados tienen individualidad,
me refiero a que siguen siendo únicos, por la simple razón de que tienen una
estructura cuerpo-mente que es única y todo lo que te llegue tiene que hacerlo
a través de esa estructura.
Buda habla
de una manera, Mahavira de otra. Chuang Tzu cuenta historias absurdas -es un
gran narrador de historias-, pero sus historias, a su vez, van jugando con tu
corazón. Son tan absurdas que tu mente no puede hacer nada con ellas.
Por eso ha
elegido que las historias sean absurdas, para que tu mente no pueda
entrometerse. Detiene tu mente con las historias absurdas, y entonces su
presencia está disponible para ti y para tu corazón; puedes beber el vino que te
ha traído. Y ha alejado tu mente contándote una historia absurda. La mente se
queda confundida y deja de funcionar.
Mucha gente se ha preguntado por qué Chuang Tzu escribe unas historias
tan absurdas, pero nadie ha podido explicarlo por la simple razón de que la
gente que se lo pregunta no tiene ni idea de que es un dispositivo para detener
el funcionamiento mental: entonces estás disponible, plenamente disponible
desde tu corazón. De esa forma él puede contactar contigo.
Pero Buda no puede contar una historia absurda. Él usa las parábolas,
que son muy significativas. No quiere evitar la mente...; estas son las peculiaridades
de las personas. Él quiere que la mente esté convencida y entonces, a través
del convencimiento mental, quiere llegar a tu corazón. Si la mente está
convencida, entonces dejará pasar. Y las parábolas de Buda, sus discursos, son
todos muy lógicos; la mente tiene que dejar pasar antes o después.
Distintos
maestros... Por ejemplo, Jalaluddin Rumi no hacía nada más que dar vueltas. Se
iluminó después de estar dando vueltas durante treinta y seis horas seguidas,
sin parar; estuvo dando vueltas sin parar.
De hecho, a todos los niños les gusta dar vueltas. Los
padres les detienen, les dicen: «Te vas a caer. Te va a dar un ataque o te vas
a golpear con algo; no lo hagas.» Pero a los niños de todo el mundo les gusta
dar vueltas, porque, de alguna manera, mientras el niño da vueltas encuentra su
centro.
No puedes
dar vueltas sin encontrar el centro. El cuerpo sigue girando, pero el giro
tiene que ocurrir desde un centro; y así, poco a poco, vas tomando consciencia
del centro.
Después de
girar continuamente durante treinta y seis horas, Rumi tenía absolutamente
claro cuál era su centro. Esa fue su experiencia del último estado, del cuarto.
Desde entonces no hizo otra cosa en su vida que enseñar a la gente a dar
vueltas. A un budista le parecerá absurdo, y también le parecerá absurdo a la
gente de cualquier otra religión, porque, ¿qué puedes conseguir girando? Es un
método simple, el más simple, y puede encajar contigo o no.
Para mí, por
ejemplo, no es adecuado. Yo no puedo ni sentarme en un columpio: es suficiente
para hacerme sentir náuseas. ¿Qué puedo decir de lo que supone para mí sentarme
en un columpio? Ver a otra persona columpiarse ya me da náuseas. Entonces, Rumi
no es para mí. Puede haber muchas personas otras a las que girar les produzca
náuseas, vómitos. Eso significa que no es para ellos.
Somos
diferentes individualmente. Y no hay contradicción. Uno puede experimentar lo
universal, y sin embargo cuando le llega la hora de expresarse, tiene que ser
un individuo.
Amado Osho,
La otra mañana te oí decir que lo que llamamos yo sólo es
una idea mental, porque a la mente le resulta duro aceptar que nuestro ser sea
una pura nada, que sorprendentemente contiene la totalidad. ¿Entonces quien y
qué es el testigo del que tanto hablas? ¿Es un dispositivo magistral que hay
que dejar de lado en algún momento?
Lo es. Todo es una
estrategia, un dispositivo porque la verdad no puede ser dicha. Sólo se pueden
facilitar estrategias. Tienes que estar convencido del dispositivo que usas,
pero tendrás que soltarlo en el último momento, ¡aunque eso no significa que
tengas que soltarlo ahora!
Soltarlo ahora no te servirá de nada; ahora tienes que usarlo hasta el
máximo de sus posibilidades. Y entonces el momento llegará por sí mismo...
cuando ese dispositivo ha alcanzado el punto más alto, desaparece, y estás en
la experiencia del cuarto.
Todo el problema
surge porque la verdad no puede ser dicha, por eso hay que inventar algo que te
lleve hasta ella. Y el dispositivo tiene que ser tal que; no sea una
obstrucción en sí mismo. Por eso un gran maestro es el que te da un
dispositivo hecho de tal forma que desaparecerá automáticamente, autónomamente,
en el momento en el que estés cerca de la verdad.
Hay muchos
dispositivos que son buenos pero peligrosos, porque pueden convertirse en
obstáculos. Por ejemplo, os he dicho que Patanjali dice que Dios es una
hipótesis. Nadie lo dijo antes que él, y después tampoco. Hay gente que ha
dicho que Dios es una verdad, y ha habido gente que ha dicho que no hay Dios,
pero la actitud de Patanjali es totalmente diferente de ambas. No es teísta,
no es ateo, simplemente es una mente científica. Dice que Dios es una
hipótesis. La batalla por su existencia o falta de existencia carece de base: uno
no lucha contra las hipótesis.
Pero es una hipótesis peligrosa. Se convirtió en un obstáculo incluso
en la vida de un hombre como Ramakrishna.
Así, pues, el dispositivo no te dejará automáticamente en el momento
justo. Es peligroso; se quedará pegado a ti, obstruirá tu visión. Te llevará
hasta el último paso, pero no te permitirá darlo. El gran apego al dispositivo
mismo se convertirá en una barrera.
Ramakrishna
era un devoto de la diosa madre Kali; y no era un devoto ordinario, no era un
devoto formal; realmente la amaba. A veces estaba bailando en el templo desde
la mañana hasta la noche. Y a veces cerraba el templo durante días y ni
siquiera se acercaba por allí. Se contaba...; el templo pertenecía a una mujer
muy rica, Rani Rasmani; Ramakrishna era uno de sus sirvientes a sueldo, era el
sacerdote. Alguna gente decía que no estaba bien que el templo estuviera
cerrado durante días. Había devotos venían y tenían que irse porque Ramakrishna
no estaba de humor para abrir las puertas. Y otras veces estaba tan animado que
los devotos se cansaban...
Cuando va al
templo uno espera el prasad, el alimentó ofrecido a Dios tiene que ser
distribuido entre los feligreses presentes. Se piensa que el prasad -prasad significa
gracia- es la gracia de Dios, su regalo: Por eso la gente espera para recibirlo;
¿pero cuánto tiempo se puede esperar?
Ramakrishna
seguía bailando y cantando desde la mañana hasta la noche...; los feligreses
habían venido y se habían tenido que ir, porque el prasad sólo se distribuye
cuando el sacerdote termina la ceremonia.
A los
sacerdotes se les paga por sus servicios, por eso siempre tienen prisa. De
hecho, el mismo sacerdote ira a muchos templos para poder sacar un sueldo de
cada uno de ellos; por eso hacen las ceremonias tan breves como pueden y es
aceptable, distribuyen inmediatamente el prasad y corren a otro templo. En
India hay tantos templos que un sacerdote puede encargarse de cinco o seis con
toda facilidad. Pero Ramakrishna no era este tipo de sacerdote; era un
verdadero amante. Para él, la diosa no era sólo una estatua y la adoración no
era sólo un ritual; era una realidad, no un sueño.
La dueña del
templo, Rasmani, le llamó y le preguntó: «¿Qué pasa? He estado oyendo protestas
en relación a ti. Una de las quejas es que a veces la ceremonia dura todo el
día, ¿en qué escritura se dice eso?»
Ramakrishna
dijo: «No conozco ninguna escritura y te dejé muy claro antes de que me
contrataras que soy una persona sin estudios. No conozco ninguna escritura,
sólo conozco los cantos devocionales, por eso canto. Para mí la adoración no
dura un período determinado. El tiempo desaparece, no tengo ni idea. Una vez
que me meto en ello, ya no se si es por la mañana o por la noche. Por eso,
si no me quieres, me puedo ir. Pero yo voy a seguir siendo como soy.»
Rasmani
dijo: «Esto puede permitirse, pero no es la única queja. Alargar las ceremonias
todo el día no es problema... Pero a veces no abres las puertas del templo.»
Él dijo: «Es
verdad. A veces me enfado con la diosa. La amo, pero como no me escucha, a
veces me enfado -después de todo soy un ser humano- y le digo: "De
acuerdo, quédate encerrada dos o tres días. Eso te hará entrar en razón."
Le dejo sin alimento y sin ceremonia de adoración! Pero si tienes algún
problema con esto me puedo ir.»
Rasmani no
podía decirle que se fuera, el hombre era tan hermoso y tan auténtico, y lo que
decía tenía su propia belleza. Incluso el hecho de no abrir las puertas era
parte de una historia de amor, una pelea entre dos amantes. Ella dijo: «Incluso
eso puede ser permitido, porque quiero que sigas aquí. Pero hay una
cosa nefasta: he oído que antes de ofrecer el alimento a la diosa tú
pruebas cada uno de los dulces.»
Él dijo: «Es
verdad, porque mi madre solía hacer esos dulces» -y los bengalíes hacen los mejores
dulces de la India- ;
«los hacía y luego los probaba. Si eran muy buenos, entonces nos daba alguno a
mí y a mi padre; si no lo eran, los volvía a hacer. Mi esposa prepara
los dulces. Ella me avisa: "Lo que haces no está bien. Primero tienen que ser
ofrecidos a la diosa y después pueden ser distribuidos." Pero
yo no puedo ofrecer nada que no tenga sabor o que no esté bien hecho; he de
probarlo primero. Si no lo quieres así, estoy dispuesto a irme, pero si me
quedo seguiré haciendo lo mismo.»
El hombre
era muy simple, y lo que decía era muy hermoso: no podía ofrecer a la diosa
algo que no fuera lo mejor. Sólo debe ofrecerse lo mejor, pero ¿cómo podía
averiguar qué era lo mejor?
Tenía que
probarlo.
Durante toda
su vida ofició en Dakshineswar, cerca de Calcuta. Hacia el final de su vida,
unos años antes de morir, una mañana le dijo a la diosa: «Ahora los médicos
dicen que tengo un cáncer de garganta. No está creciendo pero puede empezar a
hacerlo en cualquier momento y antes de morir quiero experimentar la verdad.
Estoy preparado y haré lo que sea: hoy bailaré y cantaré delante de ti.» En
cada templo de la madre Kali siempre cuelga una gran espada, porque en el
pasado esa espada se usaba -y aún se usa en el templo principal de Calcuta-
para cortar las cabezas de los animales sacrificados.
Ramakrishna
no sacrificaba animales, pero la espada se había convertido en parte del
templo. Y dijo: «Si para la tarde no he tenido esa experiencia, sacaré la espada
y me mataré: tú serás la responsable.»
Había algunos
feligreses presentes. Salieron corriendo y dijeron a todo el mundo: «Ese loco va a hacer algo...
Esto es demasiado. Todo lo que hecho hasta ahora puede permitirse, ¡pero ahora
se va a matar!»
Se reunió
una gran multitud en el templo, y Ramakrishna bailó y cantó locamente durante
todo el día. Y cuando el sol se estaba poniendo, sacó la espada y dijo a la
diosa: «Me voy a cortar la cabeza como sacrificio a ti. O me das la
experiencia, o mi cabeza caerá a tus pies.» Y cuando estaba a punto de cortarse
con la espada, ésta cayó de su mano y él cayó al suelo. Se quedó allí durante
seis horas; para el mundo externo estaba inconsciente, pero en su propia
experiencia estaba en samadhi, en un estado precioso, totalmente
silencioso y bendito. Cuando le despertaron seis horas después, despertó
llorando y dijo: «¿Por qué me habéis despertado? Deberíais haberme dejado en
ese estado.»
Unos días después
pasó por allí un maestro que oyó que Ramakrishna había tenido un samadhi de
seis horas y se acercó. Ramakrishna era un hombre muy humilde; tocó los pies
del maestro y le dijo: «Ayúdame, porque he tenido la experiencia pero sólo
durante seis horas, después volví a mi estado anterior.»
El maestro
dijo: «No lo comprendes, no fue una experiencia real. Forzaste la experiencia por
ser tan testarudo, porque te ibas a matar. Después de bailar y cantar durante
todo el día, viendo la situación, tu mente simplemente se detuvo: "¡Este
hombre se va a matar!". No ha tenido que ver con la diosa Kali ni con
nadie; simplemente tu mente se detuvo. Y esa experiencia sólo es una
experiencia de silencio mental: sientes un silencio, una belleza y una alegría
inmensos. Si realmente quieres la experiencia última, el cuarto estado,
entonces tendrás que hacer una cosa muy dura: cortar toda ligazón con la diosa
madre.
«Ese es tu
problema. Has pasado todas las demás barrerás, pero esta última es la más
difícil porque lo has puesto todo en ella. Así que haz lo que te digo: siéntate
en meditación, cierra los ojos, y cuando veas surgir la madre Kali cerca de tu
tercer ojo, cosa que va a ocurrir...»
Él dijo: «Sí, ocurre. Cuando cierro mis ojos, ella está allí.»
Y el maestro
respondió: «Eso es bueno. Ese es el momento...; esta vez no vas a cortarte la
cabeza; toma la espada y corta a la diosa madre en dos.»
Ramakrishna dijo: «Por Dios, ¡eso es muy difícil! No puedo hacerle
daño, ¡y me estás pidiendo que la mate!»
Pero el maestro añadió: «Si no lo haces, nunca lograrás la realización.
Pruébalo y verás.»
Cuando
cerraba los ojos, comenzaba a derramar lágrimas, y su cara expresaba una gran
alegría e irradiación. Después abría los ojos y, cuando el maestro le
preguntaba, él decía: «Sí, la vi; pero me olvidé de matarla, es tan hermosa. Y
la quiero desde hace tanto tiempo..., desde el primer momento que puedo
recordar.» Era muy joven cuando se hizo sacerdote. Lo intentó dos o tres veces.
El maestro dijo: «Ésta es la última vez. Si no puedes hacerlo, entonces
lo haré yo. He traído este trozo de cristal. Cuando vea que empiezas a derramar
lágrimas, sabré que estás viendo a la diosa madre. Te cortaré la frente con
este trozo de cristal para recordarte que ésta es la ocasión: tú debes hacer
lo mismo, córtala en dos pedazos. Sólo es una idea tuya; no hay nada más. Sólo
es una hipótesis.»
El maestro
le tuvo que cortar en la frente y se le quedó una gran cicatriz para el resto
de su vida. La sangre empezó a rodar por su cara, pero dentro de sí reunió el
coraje suficiente para cortar a la diosa madre en dos partes.
Y cuando cayó partida en dos, fue como si se abriera una puerta y todo el Universo fuera suyo.
Le costó seis días volver. Las primeras palabras que dijo cuando volvió
son tremendamente importantes. Dijo: «Ha caído la última barrera.»
Asimismo cualquier dispositivo puede acabar convirtiéndose en
una barrera. Puede ayudarte a liberarte de otras cosas, pero finalmente tendrás
que liberarte de él, y eso puede resultar difícil. Fue muy difícil para
Ramakrishna. Y aquél fue el último día... no volvió al templo nunca más. A
continuación vivió tres o cuatro años más, y simplemente se olvidó de Kali.
Pero hay otros dispositivos que no crean tantas dificultades, y también
hay dispositivos que se caen automáticamente. Se caen en el momento en el que
llegas al clímax de tu ser.
Yo digo que un maestro es un gran maestro, el maestro perfecto, cuando
construye un dispositivo que caerá por sí mismo cuando esa persona llegue a
experimentar el estado último. Los demás dispositivos están creados por gente
más pequeña. Quizá no sepan que estos dispositivos en sí mismos pueden
convertirse en apegos.
Por tanto; todo lo que digo es un dispositivo. El hecho de
hablaros es un dispositivo para que podáis estar aquí: vuestra mente está
entretenida, escuchándome, y algo invisible puede transpirar entre mí y vuestros
corazones. Eso es lo real.
Las palabras
ayudan a la mente a seguir conectada. Son como juguetes. Cuando no quieres que
los niños te molesten -estás estudiando-, les das juguetes y ellos se quedan
jugando con los juguetes. Así puedes hacer tu trabajo, o estudiar, o
hacer lo que desees, y los niños no vendrán a molestarte y a hacerte preguntas
sobre esto y lo otro.
La mente es como un niño.
Las palabras
son sus juguetes; no son verdades, sino simples juguetes. Pero mientras la
mente está entretenida algo puede ocurrir
entre mi profundidad y la tuya. Puede que no lo entiendas pero comenzará
a producir cambios en ti, transformaciones en tu ser.
A veces el
simple hecho de sentarse en silencio conmigo..., pero, entonces siempre surge
el problema de que tu mente te altera. He tratado de sentarme en silencio con
vosotros y he visto que llego menos a vuestros corazones; vuestra mente os
altera demasiado. Hablar parece un dispositivo más adecuado: vuestra mente está
entretenida, y aunque de vez en cuando dejo un silencio entre dos palabras, la
mente no molesta. Simplemente mira y espera: «¿Qué va a ocurrir? ¿Qué se va a
decir?»
Entretanto se está haciendo el verdadero trabajo. El verdadero trabajo
es de tu corazón al mío.
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