Capítulo 39
Tu mente no es tuya
Amado Osho,
¿Por qué la sociedad occidental reacciona con tanta
fuerza ante cualquier individuo que se desvíe de la norma, particularmente en
lo que concierne a su estado mental? La sociedad occidental observa a los que
caen por debajo de la mente de una manera que los estigmatiza, y considera la
posibilidad de ir más allá de la mente -la iluminación- con escepticismo. Sin
embargo, permite un pequeño margen de desviación en la gente creativa y en los
genios; de ahí que a esta gente se le excuse por sus «excentricidades.»
Es como si la mente fuera la piedra de toque del propio
ajuste a la sociedad, y cualquier aberración que pudiera amenazar el statu quo
se observa con miedo. ¿Qué es ese miedo, tanto el de la mente enferma como el
de la no-mente iluminada?
La mente está dentro de ti, pero en realidad es una proyección de la sociedad
sobre ti. No es tuya.
Ningún niño nace con mente, con una mentalidad. Nace con un
cerebro. El cerebro es el mecanismo; la mente es la ideología. El cerebro es
alimentado por la sociedad, y cada sociedad crea una mentalidad de acuerdo a
sus propios condicionamientos. Por eso hay tantas mentalidades en el mundo. La
mentalidad hindú evidentemente está separada de la cristiana, y la mentalidad
comunista está obviamente separada de la budista.
Pero en el
individuo se crea la falacia de que la mente es suya, y entonces empieza a
actuar de acuerdo a la sociedad, siguiendo a la sociedad, pero sintiendo que
funciona independientemente. Éste es un dispositivo muy astuto.
Georges
Gurdjieff solía contar una historia... había un mago en lo profundo de las
montañas que tenía muchas ovejas, y para evitar pagar a unos pastores y también
para evitar tener que ir a buscarlas todos los días cuando se perdían en el
bosque, las hipnotizó y contó a cada una historia diferente.
Dio a cada
una de las ovejas una forma de pensar distinta. A una le dijo: «No eres, una
oveja, eres un hombre, por eso no tienes que tener miedo de que un día te
maten, de que te sacrifiquen como a las ovejas; ellas sólo son ovejas. Por eso
no debe preocuparte volver a casa.» A algunas les dijo: «Eres un león, no una
oveja», y a otras: «Eres un tigre.» Y desde aquel día el mago se relajó: las
ovejas comenzaron a comportarse según la forma de pensar que se les había
impuesto.
El mago
podía matar a una oveja -cada día mataba a alguna para alimentarse y alimentar
a su familia- y las ovejas, que creían que eran hombres, o leones, o tigres
simplemente miraban y se reían: «Esto es lo que les pasa a las ovejas.» Pero ya
no tenían miedo, no como en los viejos tiempos.
Antes,
cuando el mago mataba a una oveja, todas las demás temblaban de miedo: «Mañana
me tocará a mí. ¿Cuánto tiempo viviré?». Y por eso se escapaban por el bosque,
para evitar al mago. Pero ahora ya no se escapaba ninguna. Eran tigres, eran
leones...; se les había implantado todo tipo de formas de pensar.
Tu mente no
es tu mente, esto es algo básico a recordar. Tu mente es un implante de una
sociedad en la que has nacido accidentalmente. Si hubieras nacido en un hogar
cristiano, pero hubieras sido transferido inmediatamente a una familia
musulmana y educado por los musulmanes, no tendrás la misma mentalidad;
tendrías una mentalidad muy distinta que no puedes ni concebir.
Bertrand
Russell, uno de los genios de nuestro tiempo, trató denodadamente de liberarse
de la mentalidad cristiana, no porque fuera cristiana, sino porque le había
sido dada por otros. Quería tener su propio punto de vista sobre las cosas. No
quería ver las cosas con las gafas de los demás; quería entrar en contacto con
la realidad de manera directa inmediata.
Quería tener su propia mentalidad.
La cuestión no era estar en contra de la mentalidad cristiana; si hubiera
sido hindú, habría hecho lo mismo, si hubiera sido musulmán habría hecho lo
mismo, si hubiera sido comunista, habría hecho lo mismo.
La cuestión
es ver si tu mentalidad es tuya o te ha sido implantada por otros, porque la
mentalidad que otros te implantan no está a tu servicio, sino al
servicio de sus intereses. Actualmente en toda la Unión Soviética
todos los niños están siendo educados con una mentalidad comunista.
Uno de mis amigos, Rahul Sankritayana, fue a visitar la Unión Soviética.
Fue a ver una escuela y preguntó a un niño pequeño: «¿Crees en Dios?» El niño
le miró asombrado y le dijo: «A tu edad, en este siglo, ¡y haces semejante
pregunta! En el pasado, cuando la gente era ignorante, solía creer en Dios. No
hay Dios.» Durante toda su vida, este niño creerá que esa es su propia voz. No
es así. Es la voz de la sociedad y sirve a los intereses creados por esa
sociedad.
Tus padres, profesores, sacerdotes, y el sistema educativo te prepara
para tener cierta mentalidad, y vives toda tu vida con esa mentalidad. Esa es
una vida prestada. Y por eso hay tanta miseria en el mundo: porque nadie vive
auténticamente, nadie vive su propio yo; simplemente sigue las ordenes que le
han sido implantadas.
Bertrand Russell lo intentó con mucho empeño y escribió un
libro: Why I Am Not A Christian. Pero en una carta a un amigo escribió:
«Aunque he escrito el libro, aunque creo que no soy cristiano y que he
abandonado esa mentalidad, todavía, en el fondo... Un día me pregunté:
"¿Quién es el mayor personaje de la historia?" Racionalmente se que
es Gautama Buda, pero no podía poner a Gautama Buda por encima de Jesucristo.
»Ese día
supe que todos mis esfuerzos habían sido, inútiles. Sigo siendo cristiano. Se
racionalmente que Jesucristo no puede ser comparado con Gautama Boda, pero sólo
es a nivel racional. Emocionalmente, sentimentalmente, no puedo poner a Gautama
Buda por encima de Jesucristo. Jesucristo sigue estando en mi inconsciente, aún
afecta mis actitudes, mis planteamientos, mi comportamiento. El mundo cree que
ya no soy cristiano, pero yo sé... ¡Resulta difícil liberarse de esta mentalidad!
La han cultivado con tanta agudeza, con tanto arte.»
Es un largo
proceso. No sueles pensar en él. Un hombre vive setenta y cinco años, y durante
veinticinco tiene que ir a escuelas, institutos, universidades; dedica un
tercio de su vida a cultivar cierta mentalidad; Bertrand Russell fracasó porque
no sabía cómo librarse de ella.
Luchaba,
pero estaba caminando a tientas en la oscuridad.
Hay métodos
de meditación que con absoluta certeza te pueden alejar de la mente y entonces,
si lo deseas, es muy fácil dejarla atrás. Pero sin separarse de ella es casi
imposible abandonarla, ¿quién va a dejar a quién?
Bertrand
Russell luchaba con una mitad de su mente contra otra mitad, y ambas eran
cristianas; es imposible. Y ahora ha sido probado científicamente. Una de las
contribuciones científicas más importantes es de Delgado. Ha encontrado setecientos
centros en el cerebro. Cada uno de ellos es capaz de contener una gran cantidad
de información; es como una grabación. Y sus experimentos son muy
sorprendentes: toca cierto centro cerebral con un electrodo y el hombre
comienza a hablar. Aleja el electrodo y el hombre deja de hablar. Vuelve a
poner el electrodo en el mismo centro y el hombre comienza a hablar de nuevo,
desde el principio.
Delgado mismo
aún no ha descifrado como darle la vuelta a esta especie de grabación, porque
el hombre siempre empieza a hablar desde el principio. No importa dónde lo haya
dejado, no vuelve a empezar donde lo dejó. Se llegará a descubrir algún proceso
mental automático...
Hay algunos
electrodos que pueden quedar implantados en la mente permanentemente y pueden
ser controlados desde lejos por control remoto. Delgado hizo una demostración
en España, en una corrida de toros. Implantó un electrodo en la mente del toro más
fuerte y bajó a la arena con una muleta roja. El toro corrió hacia él
ferozmente y la gente contuvo la respiración: «¡El toro va a matar a uno de
nuestros mayores genios!» Pero no sabían que tenía un interruptor de control
remoto en el bolsillo, una pequeña caja con el interruptor.
Justo cuando
el toro estaba a punto de embestir, cuando estaba a menos de un metro, apretó
el botón y el toro se detuvo, se quedó congelado. Lo repitió muchas veces. El
toro venía cada vez con la misma fiereza, y una y otra vez se detuvo en el momento
en que Delgado apretaba el botón.
Delgado dice:
«Antes o después este descubrimiento se convertirá en una bendición para la
humanidad o en una maldición.»
Es fácil
implantar un electrodo a cada niño. Tendrás gente muy obediente; no tendrás
ningún rebelde, no habrá revolucionarios, pero todo el encanto de la vida
desaparecerá. La gente será como simples vegetales, esclavizados científicamente.
Y no lo sabrán, porque la unidad de control remoto puede estar en la capital,
en manos del Gobierno.
Puede ser útil
para protegerse de los criminales, de los asesinos, se puede cambiar a los
ladrones, se puede transformar a los violadores; pero también es algo muy
peligroso. Cualquiera que esté en el poder puede hacer de todo el país una
partida de esclavos. Y no puedes hacer nada parque no lo sabes. Recuerda una
cosa: dentro del cráneo, donde está el cerebro, no tienes ninguna sensibilidad.
Si te pusieran una piedra en el cerebro nunca lo sabrías; simplemente allí no
tienes nervios sensibles que puedan informarte.
Esto llegó a saberse en la segunda guerra mundial. Un hombre recibió
un balazo y de alguna forma los médicos pensaron que la bala no estaba dentro
de él, que no le había perforado y sólo le había rozado la cabeza. Por eso
trataron la herida, se curó, y la bala quedó alojada dentro de su cabeza
durante diez años; nunca se dio cuenta de ello. Le miraron por rayos-X por alguna
otra razón y se quedaron muy sorprendidos al comprobar que tenía una bala
dentro del cráneo. Entonces le abrieron la herida y encontraron la bala. Eso
dejó claro que se puede implantar cualquier cosa en el cerebro.
El mecanismo
de Delgado es científico, pero la sociedad ha estado haciendo lo mismo,
implantando ideas... Es el método del viejo carro de bueyes. Requiere mucho tiempo,
veinticinco años, y no es infalible porque algunos revolucionarios se escapan,
aún nacen algunos rebeldes. Es bueno que haya gente que se escape de la estructura
esclavizante de la sociedad porque son la gente que hace progresar el
conocimiento, que ha producido todo el avance científico, que ha cambiado todas
las supersticiones.
Pero la sociedad siempre quiere que seas una copia de calco, nunca un
original.
La
estrategia para crear un tipo de mentalidad en ti es repetir ciertas cosas
continuamente. E incluso si es mentira lo que se repite continuamente, empieza
a convertirse en verdad; te olvidas de que en un principio era mentira.
Adolf Hitler
comenzó a mentir al pueblo alemán, diciendo que todas las miserias de su país
estaban causadas por los judíos. Ahora bien, es algo tan absurdo como decir que
todas las miserias del país se deben a las bicicletas, y que si se destruyen las
bicicletas toda las miserias desaparecerán.
De hecho,
los judíos eran la columna vertebral de Alemania, habían creado toda la riqueza
alemana. Y no tenían otra nación, cualquier nación -estuvieran donde
estuvieran- era su nación. No tenían otra alternativa en su mente; no podían
ser traidores, habían estado haciendo lo mismo que cualquier otro alemán por
el bien de su país.
Pero Adolf Hitler,
en su autobiografía, escribe: «No importa lo que digas, porque la verdad no
existe. La verdad es una mentira repetida tantas veces que te has olvidado de
que es una mentira.
Por eso, según él, la única diferencia entre la mentira y la verdad es
que la mentira es fresca y la verdad es vieja; por lo demás no hay diferencia.
Y parece que en esta afirmación hay contenida cierta comprensión.
Por ejemplo,
la cristiandad, el hinduismo y el islam son tres religiones que repiten a los
niños: «Dios existe.» El jainismo, el budismo y el taoísmo son otras tres
religiones que dicen: «Dios no existe.» El primer grupo de tres religiones
tiene cierta mentalidad. Toda su vida está llena de la idea de Dios, el
infierno, el cielo, la oración. El segundo grupo de religiones no tiene
oraciones porque no hay nadie a quien rezar, no hay Dios. Y esa misma cuestión
no llega a surgir.
Ahora bien,
la mitad del mundo es comunista. Ni siquiera creen en el alma humana, y a cada
niño se le dice constantemente que el hombre es materia, que cuando muere
simplemente muere, no queda nada; que no existe el alma, que la consciencia es
un derivado. Actualmente la mitad de la humanidad lo repite, lo considera la
verdad.
Adolf Hitler
no puede ser acusado de ser totalmente absurdo. Parece ser que si repites algo
constantemente a la gente, poco a poco comenzarán a creérselo. Y si se repite
durante siglos, se convierte en un legado.
Tu mentalidad
no es tuya. Y tu mentalidad no es joven; tienes siglos de antigüedad, tres mil
años, cinco mil años. Por eso todas las sociedades tienen miedo de que alguien
cree una duda sobre sus mentalidades.
Ese es mi
delito: yo creo una duda en ti respecto a tu mentalidad. Quiero que entiendas
que no es tuya, y tú búsqueda debe ir orientada a encontrar tu propia
mentalidad. Estar bajo el impacto de otros implica seguir siendo un esclavo
psicológico. Y la vida no está hecha para ser esclavos, sino para saborear la
libertad.
La verdad
existe, pero con esta mentalidad nunca puedes saberlo, porque la mente está
llena de mentiras repetidas siglo tras siglo. Puedes encontrar la verdad cuando
dejas esta mentalidad completamente de lado y miras a la existencia con ojos
nuevos, como un niño recién nacido; entonces cualquier cosa que experimentes
es la verdad. Y si permaneces constantemente alerta para no dejar que
nadie impida tu crecimiento interno, llega un momento en el que te sintonizas
tanto con la existencia, estás tan unificado con la existencia... Sólo esa
experiencia es una experiencia religiosa. No es judía, no es cristiana, no es
hindú. ¿Cómo puede una experiencia ser judía, hindú o musulmana? Nunca ves lo
ridículo de ese planteamiento. Comes algo y dices que está delicioso, pero ¿es
cristiano, hindú o budista? Saboreas algo y dices que es dulce, ¿pero es
comunista, es materialista, es espiritualista?
Estas
preguntas son tonterías. Simplemente es dulce, simplemente es delicioso.
Cuando
sientes la existencia directamente, sin mediación, sin una mentalidad dada por otra
persona, saboreas algo que te transforma, que te ilumina, que te despierta, que
te lleva al punto más alto de consciencia.
No hay mayor
plenitud. No hay mayor alegría. No hay mayor relajación.
Has llegado a casa.
La vida se
vuelve una alegría, una canción, un baile, una celebración.
Esta vida es la que yo llamo espiritual.
Quiero que
todo el mundo sea religioso, pero no quiero que nadie sea cristiano, hindú,
musulmán, porque esas son las barreras que nunca te permitirán ser religioso. Y
puedes verlo con claridad: Gautama Buda no es budista, nunca oyó la palabra
budismo; Jesucristo no es cristiano, nunca oyó la palabra cristiano y
ciertamente no es judío; si no los judíos no le habrían crucificado.
Si los
judíos decidieron crucificar a Jesús, eso significa que había abandonado la
mentalidad que debía haber tenido durante toda su vida, que estaba diciendo
cosas que no eran propias de la mentalidad recibida. Y Jesús lo recuerda
constantemente. Dice: «Ha sido dicho por los antiguos profetas» -¿quiénes eran
esos antiguos profetas? Todos judíos- “ha sido dicho que la ley es ojo por ojo
y diente por diente." Pero yo os digo que si alguien os golpea en una
mejilla, poned también la otra.»
Esto no formaba parte de la mentalidad judía. El Dios judío declara:
¡No soy una persona amable! Soy un Dios iracundo, soy muy celoso. «Recordad que
no soy vuestro tío.» Éstas son las palabras concretas: «No soy vuestro tío, no
soy amable, soy celoso, estoy enfadado.» Y Jesús dice: «Dios es amor.»
Estoy
intentando mostraros que Jesús abandonó la mentalidad judía y la recompensa que
consigue es la crucifixión. La crucifixión fue la recompensa por abandonar la
mentalidad judía. Era peligroso en el sentido de que crearía la duda en la
mente de los demás: «Nuestro Dios dice que está enfadado, celoso, que destruirá
a los que estén contra él, y Jesús dice que Dios es amor. Está yendo en contra
de nuestros intereses creados.»
Fue
asesinado, no era judío; tampoco era cristiano porque la palabra «cristiano»
no existe en la lengua hebrea, la palabra «Cristo» no existe en hebreo. Le
llamaban el mesías, esa es la palabra que equivale a «Cristo». «Cristo» es una
palabra griega. Trescientos años después las palabras de Jesús fueron
traducidas al griego; el mesías se convirtió en Cristo, y sus seguidores fueron
los cristianos.
Lo que os
estoy tratando de decir es que Gautama Buda no era hindú. Nació en una familia
hindú, pero renunció a ella; renunció a ella el mismo día que comenzó su
búsqueda de la verdad. Observa lo simple que es la cuestión: el hindú no tiene
que buscar la verdad; ya le viene dada. Le viene dada por la tradición, por la
religión, por las escrituras; no tiene que salir a buscarla.
El día que
Gautama Buda salió a buscar la verdad dejó atrás la mentalidad hindú. Y por
supuesto que no era budista; ese es el nombre que los hindúes dieron más tarde
a sus seguidores, para hacer la distinción. Él tenía su propia mentalidad. En
este mundo, tener una mentalidad propia es la mayor riqueza posible. Pero
ninguna sociedad lo permite; todas las sociedades te mantienen en la pobreza.
En tu nombre, cada sociedad, y especialmente los que tienen el poder
-económico, político, religioso, científico o cualquier otro- los que tienen
el poder, no quieren que la gente tenga su propia mentalidad. Es peligroso para
sus intereses. No quieren hombres sino ovejas, no quieren individuos sino
multitudes que siempre necesitan ser guiadas, que siempre necesitan que se les
diga lo que tienen que hacer y lo que no tienen que hacer, que no tienen
mentalidad propia, sus propias comprensiones, su propia consciencia. Siempre
son dependientes.
El miedo a que seas diferente, a que seas un extraño, a que seas un
marginal, siempre es el mismo, por la simple razón de que la sociedad no tendrá
el coraje de aceptarte. Esa sociedad no ha forjado tu mentalidad y no puede
confiar en que siempre le obedecerás, en que no pondrás pegas a nada, en que
no crearás dudas ni te mostrarás escéptico respecto a nada.
Por ejemplo,
en India a la vaca se le rinde culto como madre. Cualquiera que no haya sido
educado en la religión hindú será escéptico: «¡Esto no tiene sentido!» Y eso
no es todo. Los hindúes hacen cosas inconcebibles; beben la orina de vaca porque
es sagrada, comen excrementos de vaca porque son sagrados.
Y no son sólo
los pueblerinos o los que no tienen educación. En el ashram de Mahatma Gandhi
había un hombre, un profesor universitario, que vivió durante seis meses
únicamente de orina y de excrementos de vaca; no comía nada más, no bebía nada
más. Y Mahatma Gandhi le ensalzaba, decía que era un santo.
Los hindúes están enfadados conmigo porque yo no puedo aceptar estas
estupideces. ¡Que eso pueda convertir a alguien en santo.
Simplemente
prueba que aquel hombre era idiota! Pero Mahatma Gandhi era un político; tampoco
era un santo. Si hubiera sido un santo; habría dicho: «Esto es una tontería. No
puedes hacerte santo comiendo excrementos de vaca.» Pero él era el político par
excellence, disfrazado de santo. Diciendo que ese hombre es un santo
satisfacía a toda la comunidad hindú; era el único líder de la comunidad hindú.
Cualquiera que no haya sido educado en el hinduismo no podrá aceptarlo.
Por eso cualquier
desviación de la norma, en cualquier sociedad... Hay mucha gente a la que
llamas loca, pero no están locos. Simplemente no están de acuerdo con tu
locura; tienen su propia locura privada. Tú tienes una locura colectiva.
Ahora bien, si por ejemplo los cuatrocientos millones de hindúes
aceptan sin ninguna duda la idea de que beber orina de vaca te hace santo, y
alguien empieza a beber orina de caballo, le llamarán loco. Yo simplemente digo
que es loco en privado, mientras que tú padeces una locura colectiva.
¡Pero ambos estáis locos!
A mí me gusta más ese hombre que la locura colectiva; al menos tiene el
coraje de hacer algo en privado, individualmente. Parecerá estúpido a todos
los hindúes, aunque ellos, en su mentalidad, no parezcan estúpidos ante sí
mismos.
Ninguna
sociedad quiere extraños, extranjeros. ¿Por qué me tiene miedo todo el mundo?
No soy un terrorista; no fabrico bombas ni mato a la gente. No soy una persona
violenta. Y ellos pueden aceptar hasta a los terroristas. En Alemania ocurrió que
al mismo tiempo... Me impidieron entrar en Alemania y al mismo tiempo
permitieron que todos los grupos terroristas tuvieran una conferencia mundial.
¡Simplemente
me quedé sorprendido! Todos los grupos terroristas que han estado matando a la
gente, que han secuestrado aviones, que han bombardeado embajadas, que han
secuestrado a personas; su conferencia internacional obtuvo permiso, pero a mí
no me dieron permiso para pasar cuatro semanas en el país como turista.
Esos
terroristas no tienen una mentalidad diferente a la suya.
Es un fenómeno muy extraño. Cuando le preguntaron a Poncio Pilatos...
Tres personas fueron crucificadas el mismo día que Jesús y existía el convenio
de que se podía perdonar la vida a una de ellas; dependía de la decisión popular.
Poncio Pilatos estaba convencido de que le pedirían: «Libera a Jesús.» Era
inocente; no había hecho daño a nadie. Pero los judíos y los sumos sacerdotes
gritaron: «Queremos a Barrabás», y Barrabás era un criminal convicto. Había
cometido siete asesinatos, violaciones... había cometido cualquier delito que
se te pueda ocurrir.
Pero no debe
sorprenderte, porque Barrabás pertenecía a los judíos. Podía ser un asesino
pero su mentalidad seguía siendo judía. Jesús podía ser inocente, pero su
mentalidad ya no era la de un judío; era un extraño, era Peligroso. Barrabás no
es peligroso. ¿Qué podía hacer? Como mucho unos pocos crímenes más. Pero Jesús
puede destruir toda la estructura social, porque sólo está sostenida por
supersticiones.
No se lo
podía creer ni el propio Barrabás. Pensó que algo debía haber ido mal: “No hay
un sólo criminal en todo el país que pueda competir conmigo, y este pobre Jesús, que
no ha hecho más que hablar con unos cuantos aquí y allá... Y nadie pide su
liberación.” Ni una sola voz pidió la libertad de Jesús, y miles de voces
pidieron: «¡Barrabás! Queremos a Barrabás.»
Si buscas la
psicología de la situación es algo muy simple. Todos los terroristas que tenían
una conferencia en Alemania eran aceptables: tienen la misma mentalidad, es la
misma política. Pertenecen a la misma sociedad podrida.
Pero a mí no
me pueden tolerar. La idea que tienen contra mí es que corromperé a su gente. A Sócrates le condenaron por lo mismo -por
corromper a la gente- y todo lo que Sócrates hacía era enseñar a la gente a
tener su propia mentalidad.
Todos los
grandes maestros, a lo largo de los siglos, sólo han dicho una única cosa: «Ten
tu propia mentalidad y tu
propia individualidad. No seas parte de la muchedumbre; no seas una rueda del
mecanismo social. Se un individuo, se por ti mismo. Vive la vida con tus
propios ojos; escucha la música con tus propios oídos.»
Pero no
estamos haciendo nada con nuestros propios oídos, con nuestros propios ojos,
con nuestras propias mentes; se nos enseña todo y nosotros lo seguimos.
Las
desviaciones son peligrosas para las sociedades podridas. En Occidente -donde
nunca he existido la idea de iluminación- aún es más así, porque iluminación
simplemente significa ir más allá de la mente. Si vas más allá de la mente serás
tú mismo.
Occidente nunca ha creído en la idea de iluminación. Va en contra de la
sociedad, en contra de la religión; nunca se han preocupado por ella.
Puedes pensar sobre la verdad, ¡eso está permitido! Por eso, en Occidente,
la filosofía se ha desarrollado hasta grandes alturas y profundidades. Pero siempre se trata de pensar en la
verdad. Es como si los locos pensaran en la salud, como si los ciegos
pensaran en la luz...; pueden crear grandes sistemas de pensamiento sobre qué
es la luz, pero no se parecerán en nada a la luz. Para ver la luz tienes que
usar los ojos.
No puedes
pensar sobre la verdad porque lo que piensa es tu mente, que está llena de mentiras,
nada más que mentiras. ¿Cómo vas a pensar en la verdad? La verdad sólo puede
ser hallada cuando has dejado la mente a un lado.
En Oriente decimos que verdad es la experiencia que tiene lugar en el
estado no mental, en el estado más allá de la mente. Pero en Occidente esta
misma idea no ha existido. Y esto te dejará una cosa clara: la filosofía es
occidental. En Oriente no hay nada que se le parezca.
Es muy
extraño: Oriente es mucho más antiguo, su cultura tiene al menos diez mil años,
pero no tiene nada parecido a la filosofía. La llamada filosofía oriental
tiene un nombre equivocado. En Oriente se le llama darshan; darshan significa
«ver.» No tiene nada que ver con pensar. La misma palabra darshan significa
«ver.»
Yo tuve que
acuñar mi propia palabra para ello: le llamé philosia, como opuesto a
filosofía, porque filosofía significa «el amor al pensar».
Y philosia
significa «el amor a ver.» Filosofía significa «el amor a pensar, pero ¿qué
puedes pensar? Se ha creado un sustituto, un juguete, para evitar que los
individuos vayan más allá de la mente y se vuelvan peligrosos para la sociedad.
Eso es la filosofía.
Ningún
filósofo llega a experimentar nada. Ningún filósofo se ilumina o llega a
despertar; permanece en el mismo terreno que tú, es tan inconsciente como tú.
Darshan
-philosia- es un planteamiento totalmente diferente. El planteamiento es
observar la mente, no pensar sino simplemente convertirse en un observador de
la mente y crear distancia entre tú y tus pensamientos. Al verlos como si
estuvieras en lo alto de una colina y todo el tráfico mental ocurriera abajo,
en el valle, llega un momento en que los pensamientos comienzan a desaparecer
porque su vida reside en la identificación con ellos. Son parásitos; te chupan
la sangre.
Si estás
lejos y no los alimentas, tus pensamientos empiezan a encogerse y a morir. Y
cuando no quedan pensamientos a tu alrededor, sino un inmenso silencio, una
tremenda nada, sólo un observador sin nada que observar..., en ese momento te
liberas de los grilletes de la mente. Y es el momento del comienzo de una nueva
vida.
Pero puede
que a la gente le parezcas un loco, porque a partir de ese momento tu
comportamiento será diferente. Desde ese momento serás original; ya no puedes
ser parte de la multitud. La gente pensará que te has equivocado en algo. Es
extraño, ¡son ellos los que se equivocan! Pero no es tan extraño: si te
presentas en una sociedad de ciegos con los ojos abiertos, nadie va a creer que
tienes ojos. Debes estar teniendo algún tipo de ilusión o alucinación, los
ojos no existen. Nadie los tiene, ¿cómo vas a tenerlos tú?
La persona
iluminada en Occidente será condenada por loca.
La gente loca de Occidente está loca porque has creado tanta tensión,
ansiedad y angustia, y les has dado una mentalidad tan podrida que no pueden
funcionar. Cuando la mente colapsa, la persona cae por debajo de la mente; de
ahí que el psicoanálisis sea un fenómeno occidental. En Oriente no hay nada
que se parezca al psicoanálisis.
En Oriente
hemos intentado despertar, no entrar en crisis. El despertar te lleva
más allá de la mente mientras que la crisis simplemente te deja en un nivel
subhumano. Pero la sociedad también es responsable de ello. Incita
excesivamente tu ambición y no la puede satisfacer. Incita en ti demasiados
deseos -de dinero, de poder- que no puede satisfacer. Sólo te enseña a ir
ascendiendo por la escala de poder, cada vez más alto, y te dice que vayas
rápido porque sólo tienes una breve vida y ¡tienes tanto que hacer! No queda
tiempo para vivir, no queda tiempo para amar, no queda tiempo para alegrarse.
La gente va
posponiendo todo lo que es significativo. Mañana se reirán; hoy tienen que
ganar dinero..., más dinero, más poder, más cosas, más artilugios. Ya amarán
mañana, hoy no tienen tiempo. Pero mañana nunca llega, y un día se encuentran
cargados de todo tipo de cosas, cargados de dinero. Han llegado a la cima y ya
no queda ningún lugar donde ir, excepto saltar a un lago.
Y ni
siquiera pueden decir a los demás: «No os molestéis en venir aquí, no hay
nada», porque eso les haría parecer estúpidos. Te conviertes en el presidente
del país y dices: «Aquí no hay nada, no os molestéis. Esta es una escalera que
no lleva a ninguna parte»; te sentirías muy estúpido.
Por eso
siguen aparentando que han logrado algo, que han encontrado lo que buscaban; y
en lo profundo están vacíos, no encuentran sentido a su situación, han
desperdiciado toda su vida. Si la gente entra en crisis bajo tanta presión, la
sociedad es la responsable: la sociedad vuelve loca a la gente.
En Oriente
no encontrarás gente tan loca, gente que se suicide; y Oriente es pobre, tan
pobre que la gente no tiene garantizada ni una comida diaria. Lógicamente
debería haber más gente que se suicidase, más gente que se volviese loca. Pero
no, ni se vuelven locos, ni se suicidan. Parecen disfrutar de cierta alegría
porque la ambición no es parte de la mentalidad que les transmite la sociedad;
su sociedad también les hace ambiciosos, pero no de este mundo, sino del otro.
Este mundo está condenado.
Intenta
entender... su sociedad también les hace ambiciosos: ambición de alcanzar el
paraíso, de conocer a Dios, pero esa ambición va en contra de las ambiciones
mundanas. «¡Renuncia al mundo! Aquí no hay nada más que sombras; es ilusorio.»
Han pensado que es ilusorio durante miles de años, que no merece la pena
preocuparse por él, ¿por qué no buscar lo real? Entonces no se vuelven locos.
Están en medio de la pobreza total, de la enfermedad, de la muerte..., pero no
los verás ansiosos ni tensos, y no necesitan psicoterapia.
La
psicoterapia es absolutamente occidental; es una necesidad de la mente occidental.
En primer lugar la mente occidental crea todo tipo de deseos y ambiciones que
tarde o temprano producirán una crisis; entonces viene la psicoterapia. Ahora
mismo es la profesión mejor pagada, pero lo extraño es que entre los
psicoterapeutas se cometen más suicidios que en cualquier otra profesión, el
doble que en cualquier otra profesión, y además la tasa de locura también es
el doble que en cualquier otra profesión. iY ellos son los que ayudan a los
demás a estar sanos! Es un verdadero lío.
Pero la mente puede limpiarse. Simplemente se trata de comprender que
nuestra mentalidad es incapaz de encontrarse con la realidad, porque la
realidad es contemporánea y nuestra mentalidad tiene dos mil años. La brecha es
grande y la mente fracasa al tratar de encontrarse con la realidad. La mente
tiene que ir con la realidad, paso a paso; no debe quedarse atrás.
Y eso sólo
es posible si cada individuo tiene su propia mentalidad, su propia
individualidad.
Yo soy
básicamente un individualista, porque sólo el individuo tiene alma. Ningún
grupo puede reivindicar un alma; sólo tienen acuerdos muertos. Sólo el
individuo es un fenómeno vivo. Tenemos que ayudar a que el fenómeno vivo sea
contemporáneo, a que siga siendo contemporáneo, porque lo que hoy es contemporáneo
no lo será mañana; por eso tienes que aprender a fluir con la existencia como
un río, a cada momento. Mueres cada momento al pasado y naces cada momento a lo
nuevo.
A menos que
esa se convierta en tu religión, vas a tener problemas y tu sociedad también
los tendrá.
Amado Osho,
¿Por qué a pesar del amplio rango de temas que mencionas
en tus charlas -quizá sea un rango más amplio que el de ningún otro hombre que
haya vivido jamás- cuando hablo de Ti con la prensa o cualquier otro colectivo
interesado, sólo parece preocuparles un tema: el sexo?
Esto me recuerda al
doctor Johnson. Hizo uno de los mejores diccionarios de su tiempo. Era un libro
muy grande y voluminoso, tenía más de mil páginas. Tres ancianas vinieron a él
muy enfadas; deben haber tenido setenta, setenta y cinco, y ochenta años; y las
tres llevaban gafas. Le dijeron: «¿No te avergüenzas de tu libro? ¡Hemos
encontrado en él tres palabras obscenas!»
El doctor
Johnson dijo: «Por Dios, en un libro de mil páginas, que tiene miles de
palabras, ¿cómo habéis logrado a vuestra edad, y con esas gafas tan gruesas,
encontrar tres palabras obscenas? Sois unas grandes investigadoras. Debéis
haber buscado a fondo. Nadie más me ha puesto objeciones; nadie me lo había
mencionado siquiera.»
Casi cuatrocientos
libros llevan mi nombre. Yo no he escrito nada, son recopilaciones de mis
charlas. De los cuatrocientos libros sólo hay uno sobre sexo y ni siquiera ese
libro trata exactamente de sexo; trata básicamente sobre cómo trascender el
sexo, de cómo llevar la energía sexual a un estado sublimado, porque es nuestra
energía básica.
Puede
producir vida... Esa es una de las cosas que sabemos de ella, pero en eso toman
parte hasta los animales. Y los científicos dicen que incluso los árboles
tienen su propia sexualidad, toda la existencia muestra algún tipo de energía
sexual. Sólo el hombre tiene el privilegio de poder cambiar el carácter y la
cualidad de su energía sexual.
El nombre
del libro es From Sex to Superconsciousness, pero nadie habla de la superconsciencia.
El libro es sobre la superconsciencia, el sexo sólo es el principio, el lugar
donde está todo el mundo. Existen métodos que permiten impulsar la energía
hacia arriba, y en Oriente, durante al menos diez mil años, se ha desarrollado
una ciencia especial que lo estudia, el Tantra. En Occidente no existe ningún
paralelo de esta ciencia.
Durante diez
mil años la gente ha experimentado con la conversión de la energía sexual en
espiritualidad, con la conversión de la sexualidad en espiritualidad. El método
está probado más allá de toda duda, miles de personas han sido transformadas.
El Tantra es una ciencia que antes o después será aceptada en todo el mundo, porque
la gente sufre todo tipo de perversiones. Por eso siguen preguntando sobre sexo
como si ese fuera mi trabajo, como si estuviera hablando de sexo las
veinticuatro horas del día. El problema está en su sexualidad reprimida.
Un gran
poeta, Heinrich Heine, una vez se perdió en el bosque. Tardó tres días en
encontrar el camino de salida. Estaba hambriento, cansado, se pasaba toda la
noche subido a los árboles y preocupado por los animales salvajes, y por el día
iba dando tumbos, intentando encontrar algún ser humano... Durante tres días
no pudo encontrar a nadie que le mostrara el camino. La tercera noche era una
noche de luna llena. Estaba sentado en un árbol, totalmente exhausto. Miró a la
luna, y de repente se echó a reír.
Se reía
porque había escrito muchos poemas sobre la luna y también había leído muchos
poemas sobre el mismo tema. La luna es un fenómeno tan romántico que ningún
poeta de renombre puede prescindir de ella, ningún pintor de renombre puede
prescindir de ella. Su impacto es profundo, su belleza enorme. ¿Entonces por
qué se reía? Se reía porque cuando miró hacia la luna no vio todas las cosas
románticas de las que hablaba en sus poemas; vio una rebanada de pan redonda,
flotando en el cielo.
Y dijo:
«¡Dios mío! ¿Qué me ha ocurrido?» Después de tres días de cansancio y de
hambre, eso era lo natural, pero quizá su experiencia fue única: ¡Nadie más ha
visto una rebanada de pan flotando en el cielo! Se rió de sí mismo y por
primera vez comprendió que lo que había estado diciendo sobre la luna no
tenía nada que ver con la luna; tenía que ver con él mismo.
Por eso la gente
que habla de sexo y me condena no entiende que es su propia represión. El sexo
se ha reprimido tradicionalmente en todo el mundo. Naturalmente surgirá de una
forma u otra. No puedes evitarlo.
Incluso la Sagrada Biblia
tiene quinientas páginas de pura pornografía. Y no es una excepción, todas
las demás escrituras religiosas... Las escrituras hindúes son las peores.
Entran en tantos detalles que uno se queda preocupado: «¿Pero están hablando de
espiritualidad o de qué están hablando?» Incluso han construido templos como
Khajuraho, Konarak, Puri. Cada templo tiene miles de mujeres desnudas, miles de
hombres desnudos, en distintas posturas sexuales... ¡templos! Si reprimes algo
en el ser humano surgirá por algún otro lado, de una forma o de otra.
Esta
represión del sexo por parte de todas las religiones ha ayudado a que la
literatura pornográfica del mundo -revistas como Playboy- sea la más
leída. Actualmente Playboy se publica en casi todas las lenguas y
existen muchas revistas del mismo tipo.
Cuando
estuve encarcelado en América, en la primera cárcel me quedé muy sorprendido:
todos los internos tenían la Biblia ,
y uno de ellos que estaba a mi lado, colocaba ritualmente cada mañana y
cada tarde la Biblia
sobre la cama, ponía su cabeza sobre la Biblia , y rezaba. Parecía muy
piadoso.
Yo le pregunté: «Esto es precioso, lo que haces es muy bueno, ¿pero por
qué tienes fotografías de mujeres desnudas por toda la habitación? ¿Y no
tienes ni una fotografía de Jesucristo? Jesucristo tendría un aspecto estupendo
entre todos estos desnudos.»
Se quedó conmocionado y me dijo: «Nunca lo había pensado. Soy un
cristiano devoto, un fundamentalista.»
Yo le dije: «Debes de ser un
fundamentalista; si no, ¿cómo se explican las fotos? Para que existan esas
fotos es absolutamente necesario un fundamentalista cristiano. ¡No te
preocupes! No son cosas contradictorias, son complementarias. Se trata de una
conspiración entre las iglesias y la gente que está explotando tu mente.»
Todo mi
esfuerzo ha ido dirigido a que el sexo sea un fenómeno natural y aceptado para
que no haya represión; entonces no necesitarías la pornografía, no habría
represión y no soñarías con el sexo. La energía puede ser transformada. Hay
métodos válidos y accesibles por medio de los cuales la misma energía que aporta
nueva vida al mundo puede aportarte nueva vida a ti. Ese era el tema del libro.
Pero a nadie le importaba el tema y a nadie le importaba tampoco por qué
hablaba de él. La palabra «sexo» estaba
en el título y eso era suficiente.
¡El mundo ha
creado tantos rumores que me resulta muy divertido! La gente piensa que tenemos
orgías sexuales todos los días. ¡La gente tiene mucha imaginación! Su
imaginación que se ha desatado porque entre cuatrocientos títulos, en uno de
ellos aparece la palabra «sexo». Eso refleja su mentalidad; no tiene nada que
ver conmigo.
En
Khajuraho, un templo indio, el templo más famoso del mundo... hay treinta
templos; quizá se tardaron miles de años en construirlos. Como esculturas son
las mejores, no se puede crear nada mejor. Pero las posturas sexuales son tan
absurdas que no te lo puedes ni imaginar...
Allí están
absolutamente todos los tipos de posturas que el hombre -sano o enfermo- se ha
podido imaginar: hay hombres haciendo el amor con animales, hay un hombre y una
mujer que están haciendo el amor cabeza abajo. ¿Te habrías imaginado algo así
alguna vez...?
¿Pero por
qué ocurrió esto? ¡Y esta gente debe haber trabajado duro! Reprime cualquier
cosa y alcanzará proporciones perversas.
Actualmente
conocemos la homosexualidad, el lesbianismo, la sodomía, y todo tipo de
perversiones distintas, y nadie piensa nunca en quién es el responsable. Los
animales salvajes nunca son homosexuales, pero en un zoo, cuando no hay hembras
disponibles, se vuelven homosexuales. Eso nos da una pista. Parece que hemos hecho
de nuestra sociedad un zoo, no un fenómeno natural. Hemos reprimido tanto el
sexo que ahora asume formas extrañas.
Por ejemplo,
la homosexualidad debe haber nacido en los monasterios, por eso digo que es
una cosa religiosa. En los monasterios los hombres están separados; no hay
mujeres disponibles. En los conventos de monjas las mujeres están separadas; no
hay hombres disponibles. En Athos, en Europa, hay un monasterio que tiene mil
años: puedes entrar en él, pero no puedes salir vivo de él. Renuncias al mundo para siempre.
Si entras en ese monasterio, el mundo se acabó. En él no se admite ni
siquiera a una niña de seis meses de vida. Y a veces me pregunto: ¿Son monjes
los que viven dentro del monasterio o son monstruos? No se permite la entrada
ni a una niña de seis meses; ninguna mujer de ninguna edad ha entrado allí
jamás, ni viva ni muerta.
Ahora bien,
se está forzando a la gente... Estas personas se vuelven homosexuales, las
monjas se vuelven lesbianas, y ¡sigues predicando el celibato! Sigues
predicando que los monjes deben ser célibes, que las monjas deben ser célibes,
y todos ellos están leyendo literatura pornográfica... ¡Ocultándola dentro de
una Biblia, por supuesto!
Estamos
viviendo en una sociedad muy enferma, que podría haber sido muy sana y puede
sanar inmediatamente... sólo es cuestión de entender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario