ENCUENTRO
CON LA SOMBRA
(El
poder del lado oscuro de la naturaleza humana)
Carl G. Jung / Joseph
Campbell / Marie-Louise von Franz / Robert Bly / Ken Wilber / Nathaiel Branden
/ Sam Keen / Larry Dossey / Rollo May / M. Scott Peck / James Hillman / John
Bradshaw y otros
Edición a cargo de Connie Zweig y
Jeremiah Abrams
DECIMOQUINTA
ENTREGA
PRIMERA PARTE: ¿QUÉ ES LA SOMBRA?
2. LO QUE SABE LA SOMBRA:
ENTREVISTA CON JOHN A. SANFORD (2)
D.
Patrick Miller
THE
SUN: La sombra se convierte en algo dañino porque el ego proyecta su propio mal
sobre ella.
SANFORD:
Exactamente. Si volvemos a ese documento psicológico que se conoce con el
nombre de Nuevo Testamento descubriremos que ahí se dice que el diablo es “el
padre de la mentira”. Ahora bien, la sombra nunca miente sobre sus motivaciones
reales. Es el ego el que lo hace. Es por ello que el éxito de cualquier
psicoterapia o confesión religiosa auténtica depende de ser totalmente sinceros
con nosotros mismos.
THE
SUN: Según la analista junguiana Marie-Louise Von Franz “La sombra sumerge al
hombre en la inmediatez del aquí y del ahora y de este modo va constelando toda
su biografía. Por consiguiente, nuestra inclinación a creer que somos lo que
creemos ser es errónea. En realidad es la biografía de la sombra lo que
cuenta”. Esta cita siempre me hace pensar en el desencanto político de nuestra
sociedad ya que la biografía que nos muestran los políticos mientras están en
campaña nunca es su biografía real.
SANFORD:
La biografía que los políticos nos muestran -una biografía laboriosamente
elaborada por sus asesores de imagen- es la persona, la máscara. Tras ella se
oculta la verdadera realidad de los políticos, una realidad con la que -si nos
lo permitiéramos- podríamos convivir perfectamente. A la larga, el hecho de
asumir la sombra resulta menos dañino que seguir negándola. Lo que arruinó la
carrera política de Gray Hart, por ejemplo, no fue haber tenido alguna que otra
aventura amorosa sino más bien el hecho de seguir negándolo cuando la verdad
era ya incuestionable. Personalmente hablando, eso me hace pensar que en
realidad no quería ser tan brillante,
Vivimos
en una época en que las elecciones se ganan o se pierden exclusivamente en base
de la fortaleza de la persona. Reagan es el ejemplo por excelencia porque jamás
dará un paso o dirá una palabra que se salga del guión. Apruebe o no sus
decisiones me parece mucho más honesto el presidente Bush porque con él tengo
la sensación de que detrás de la persona se halla un ser humano.
En
mi opinión, la jornada de reflexión preelectoral constituye el único momento en
el que realmente estamos en contacto con los políticos. La forma en que los
medios de comunicación de masas encumbran a la persona nos muestra una faceta
monstruosa y peligrosa de la tecnología.
THE
SUN: En esta época la sombra parece estar realmente muy presente en nuestros
espectáculos -desde los relatos de Stephen King y Clive Barker hasta las
películas de terror pasando por el abierto satanismo de ciertos grupos de rock
duro. Me pregunto si todo ello supondrá una aproximación al reconocimiento e
integración de la sombra o si -como parecen pensar ciertos críticos sociales-
significará, por el contrario, un descenso por la pendiente de la degradación.
SANFORD:
Usted pregunta por el momento en el que se atraviesa la línea que separa a la
sombra -que es un elemento complejo pero todavía humano- y encontramos el
territorio de lo demoníaco, en el dominio del mal arquetípico (si es que realmente existe la maldad más allá del ser
humano). El tema del diablo no sólo ha preocupado a los cristianos ya que
también los primitivos persas creían en la existencia de una maldad
sobrenatural.
El
holocausto de la Alemania nazi y los pogroms de Stalin no han sido el resultado
de la sombra personal del ser humano sino que se han debido a una entidad
siniestra y verdaderamente temible del psiquismo colectivo. Hay muchas personas
que justifican la existencia de ese mal afirmando que los asesinos han padecido
infancias muy desgraciadas y han sido víctimas de todo tipo de abusos
parentales pero yo pero yo, por el contrario, creo en la existencia de una
entidad arquetípica maligna.
En
mi opinión, quienes censuran algunas letras de las canciones rock y similares
no andan del todo errados. Francamente hablando, ese tipo de música me
desagrada profundamente. Hay algo en todo ello quema parece siniestro. Con esto
no estoy afirmando, no obstante, que crea que quienes moralizan sobre la maldad
arquetípica estén libres de pecado ya que, en realidad, el hecho de moralizar
sobre el mal es, en sí mismo, una forma sutil de sucumbir a él. Si usted está
atacando el mal como defensa para no ver su propio Yo está cometiendo el mismo
error en que incurrió el Dr. Jekyll.
THE
SUN: Pero ¿cómo podríamos especificar la diferencia existente entre lo que nos
parece siniestro y lo que realmente es siniestro?
SANFORD:
Aunque su pregunta es muy clara no resulta fácil de responder ya que depende
mucho del psiquismo de la persona en cuestión. Cuanto más rígido sea su marco
psicológico más cosas le parecerán siniestras. Sólo puedo decir que la
expresión de la maldad arquetípica es profundamente perturbadora y conmueve a
todo el mundo aunque no consigamos encontrar la respuesta adecuada en el
momento oportuno. El mundo, por ejemplo, reaccionó muy lentamente ante las
atrocidades cometidas por la Alemania nazi.
La
función que Jung denominaba sensación -la aptitud interna que nos capacita para
atribuir valor a algo- puede ayudarnos a establecer claramente la diferencia.
Esta función -que opera al margen del ego- nos dice lo que es deseable y lo que
no lo es. El ego determina lo que está bien y lo que está mal desde el punto de
vista de sus propios intereses. Así, lo que tiende a reafirmar nuestro sistema
de defensas egocéntrico es bueno y lo que tiende a refutarle es malo. Los puritanos,
por ejemplo, consideraban que las enfermedades que contagiaron y diezmaron a
los nativos eran buenas e interpretaron ese hecho como una señal divina que les
allanaba el camino para la conquista. Obviamente, los indios que perecieron a
causa de la viruela tendrían una opinión muy diferente sobre lo que estaba bien
y lo que estaba mal.
La
sensación es una evaluación pura libre de toda contaminación egocéntrica pero
que no siempre funciona. Gracias a esta función el público norteamericano se dio
cuenta de que la guerra de Vietnam, aunque supuestamente sirviera a nuestros
intereses políticos, constituía una terrible calamidad y terminó oponiéndose a
ella. Y por supuesto estaban en lo cierto. Los juicios de valor que establece
esta función son determinaciones fiables que requieren disponer de una información
adecuada sobre lo que está bien y lo que está mal en una determinada situación.
Si carece de ella o si sólo opera con información fragmentaria e incompleta la
sensación puede llegar perfectamente a conclusiones muy equivocadas.
THE
SUN: ¿Cuál es, en su trabajo práctico, el proceso de integración de la sombra?
SANFORD:
La primera vez que vemos claramente a la sombra nos quedamos espantados.
Entonces algunos de nuestros sistemas de defensa egocéntricos pueden saltar en pedazos
o disolverse por completo. El resultado puede ser una depresión temporal o un
enturbiamiento de la conciencia. Jung equiparaba el proceso de integración -al que
llamaba individuación- al proceso
alquímico, uno de cuyos estadios, metanosis,
implica el ennegrecimiento e todos los componentes alquímicos del crisol. Este
estadio, considerado habitualmente por el ser humano como una especie de
fracaso, resulta absolutamente esencial y representa, según Jung, el primer
contacto con el inconsciente y, por consiguiente, con la sombra.
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