SAN
JUAN DE LA CRUZ
LLAMA
DE AMOR VIVA
OCTOGESIMOCTAVA
ENTREGA
CANCIÓN TERCERA (10)
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas
del sentido
que estaba oscuro y
ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a
su Querido!
DECLARACIÓN
74 /
Por lo cual, los que no son tan espirituales que estén purgados de los apetitos
y gustos, sino que todavía estñan algo animales en ellos, crean que las cosas
que son más viles y bajas al espíritu, que son las que más se llegan al
sentido, según el cual todavía ellos viven, las tendrán por gran cosa; y las
que son más preciadas y más altas para el espíritu, que son las que más se
apartan del sentido, las tendrán en poco y no las estimarán, y aun a veces las
tendrán por locura como lo da bien a entender San Pablo, diciendo: El hombre
animal no percibe las cosas de Dios; son para él locura, y le son muy
dificultosas de entender (I Cor. 2,14). Por hombre animal entiende aquí
aquel que todavía vive con apetitos y gustos naturales; porque, aunque algunos
gustos nacen del espíritu en el sentido, si el hombre se quiere asir a ellos
con su natural apetito, ya son apetitos no más que naturales; que poco hace al
caso que el objeto o motivo sea sobrenatural, si el apetito sale del mismo
natural, para que deje de ser apetito natural, pues que tiene la misma
sustancia y naturaleza que si fuera acerca de motivo y materia natural.
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