KENNETH BRANAGH
“NECESITAMOS RECUPERAR LA SIMPLE DE NUESTRA INFANCIA, NO LO SIMPLÓN”
por Rocío Ayuso
(EL PAÍS / 15-6-2020)
Antes de ser considerado el
nuevo Laurence Olivier, el niño prodigio
del cine británico y heredero de Orson Welles, el actor y director Kenneth Branagh (Belfast, 59
años) fue un renacuajo que quedaba encandilado con las historias de
duendes, kelpies, leprechauns o banshees que le
contaban sus innumerables tíos, tías y primos. Eran historias mágicas y a la
vez familiares de la Irlanda que luego dejó atrás, narradas por gente que
amaba, como le ocurre a él, contar cuentos.
Por eso conectó inmediatamente con la
trilogía Artemis Fowl, de Eoin Colfer,
un proyecto anterior a la pandemia que le ha tenido encerrado en su casa de
Inglaterra. Mientras tanto, su penúltimo trabajo como director inspirado en
esos libros se convertía en su primer estreno en una plataforma digital como
Disney +. “Tampoco sabía que iba a acabar paseando tanto a mi perro, que va a
tener un ataque de ansiedad cuando acabe todo esto”, comenta jocoso en
teleconferencia desde su estudio en Londres.
“Esta es una situación extraña porque
es un aislamiento forzoso que nos aúna como sociedad porque todos estamos
pasando por lo mismo”, filosofa. Ese mismo parece ser el sentimiento con el que
procesa los cambios en su carrera, de ese Hamlet casi
faraónico que hizo hace casi 25 años a ver su trabajo reducido al formato de un
televisor. “No puedo dejar de sentir algo catártico, casi terapéutico, con este
estreno. Prefiero pensar que Artemis Fowl llega cuando
necesitamos algo ligero, que nos ayude. Necesitamos recuperar la simpleza, no
lo simplón, la inocencia, no lo inocentón, que estaba ahí cuando éramos niños,
la pureza y no el puritanismo”, matiza.
Branagh ha hecho un poco de todo,
pero mucho Shakespeare. Y Hollywood lleva años llamándole para dar un barniz de
respetabilidad británica a sus grandes producciones, ya sea como director o
como actor. Estuvo en el universo de Marvel con Thor, en los
cuentos de hadas tipo Cenicienta o en filmes de acción como una de las muchas
versiones de Jack Ryan. Junto a Roberto Benigni, es el único extranjero que ha
estado nominado al Oscar como actor, guionista y director. El selecto club de candidatos a todas estas
categorías lo completan John
Cassavetes, Warren Beatty, Clint
Eastwood, George Clooney, John Huston, Woody Allen y Orson Welles.
Ahora, Branagh se ha pasado al cine
infantil. “Lo cierto es que sigo haciendo lo mismo de siempre, historias sobre
padres e hijos”, apunta sucintamente al hablar de este nuevo trabajo que él
vincula a proyectos que ha dirigido con anterioridad como Hamlet o Thor, aunque
esta vez sea para adolescentes. Artemis Fowl es además el
primero de los tres filmes que Branagh estrenará en 2020. Después llegará su
segundo Hércules Poirot en una versión “más sexy y peligrosa”, dice, de Muerte
en el Nilo, que también dirige.
Además, Branagh está en la película
más esperada del año, Tenet. “Quien haya visto el tráiler sabe tanto
como yo con la diferencia de que yo he leído el guion. Y muchas veces: no podía
dejarlo”, cuenta de su participación en la nueva cinta de Christopher Nolan. Con Robert
Altman, Woody Allen o Danny Boyle, Nolan figura en esa pequeña lista de
realizadores a los que Branagh les debe lo que sabe: “Nolan es alguien que
siempre está seguro de lo que quiere. Tenet es una película brillante y
ambiciosa que devolverá al espectador al terreno de Memento aunque
también bebe de Origen e Interstellar”.
Ilusionar al
público
Warren Beatty siempre dice que adora
la dirección, pero que no puede dejar de verse delante de las cámaras. A
Branagh le pasa un poco igual y no ve ningún problema en combinar ambos campos.
Le gusta todo, la interpretación, dirigir, sentirse dirigido, “conseguir
proyectos como actor que no podría hacer si no dirijo”. Una fluidez que
considera un privilegio aunque también ve las presiones comerciales. No se
engaña sobre lo difícil que será ahora regresar a los cines, volver a sentir
ese momento de “acojone, embelesamiento y magia” que le produjo Chitty
Chitty Bang Bang cuando la vio de niño, con toda su familia en el cine
más grande de Belfast.
“El problema que se nos presenta
ahora es serio. ¿Cómo seguiremos haciendo nuestro trabajo y que sea
económicamente viable pospandemia? Habrá que volver a captar el deseo, la
pasión y el interés del público. Además, hay problemas más graves,
existenciales. Aunque, como diría Shakespeare, ‘son tiempos duros, pero
mientras miramos las cosas que mueren nos encontramos con esas que nacen.
Veamos qué nos traen porque las hadas me dijeron que me harían rico aunque va a
ser complicado”, dice, parafraseando Cuentos de invierno rodeado
de libros y de ese cartel que cuelga en su estudio en honor a su equipo de
fútbol, el Tottenham Hotspur, su otra pasión. Quizá las hadas irlandesas
de Artemis Fowl sean el primer paso de su nueva fortuna.
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