ANÓNIMO
INGLÉS DEL SIGLO XIV
LA
NUBE DEL NO-SABER
Franciscus hanc editionem fecit
VIGÉSIMA ENTREGA
14 / Que en esta vida la humildad
imperfecta ha de preceder a la perfecta
Si
hablo de la humildad imperfecta no lo hago porque dé poca importancia al
verdadero autoconocimiento. Aunque se juntaran todos los ángeles y santos del
cielo con todos los miembros de la Iglesia en la tierra, situados en todos los
grados de la santidad cristiana, y rogaran por mi crecimiento en la humildad,
estoy que no me aprovecharía tanto ni me llevaría tan rápido a la perfección de
esta virtud, como un poco de autoconocimiento. Ciertamente, es imposible llegar
a la perfecta humildad sin él.
Por
tanto, no huyas del sudor ni de la fatiga que supone el conseguir un verdadero
autoconocimiento, pues estoy seguro de que cuando lo hayas adquirido llegarás
muy pronto al conocimiento experiencial de la bondad y del amor de Dios. No un
conocimiento completo, naturalmente, pues eso no es posible al hombre; ni
siquiera tan completo al que poseerás en la alegría de la eternidad, pero sí un
conocimiento tan completo como es posible al hombre en esta vida.
Mi
propósito al explicar los dos tipos de humildad no es ponerte en seguimiento de
la perfecta con desprecio de la imperfecta. No, y confío en que nunca harás
esto. Mi intención simplemente es ayudarte a apreciar la excelsa dignidad de la
obra contemplativa del amor, en comparación con cualquier otra posible con la
ayuda de la gracia. Pues el amor secreto de un corazón puro que presiona sobre
esa nube oscura del no-saber que está entre ti y tu Dios de una manera oculta
pero cierta incluye en sí mismo la perfecta humildad sin ayuda de ideas
concretas o claras. Quería además que apreciaras la excelencia de la humildad
perfecta de forma que la mantuvieras ante tu corazón como un acicate a tu amor.
Esto es importante para nosotros dos. Y finalmente, me he esforzado por explicar
porque creo que un conocimiento pleno sobre la perfecta humildad por sí mismo
te hará más humilde. Pues pienso a menudo que la ignorancia de los dos grados
de humildad ocasiona una buena dosis de orgullo. Es muy posible que un poco de
gusto de lo que he llamado humildad imperfecta pudiera llevarte a creer que ya
eres humilde a la perfección. Te engañarás a ti mismo y lo que es más, habrías
caído en el fétido cieno de la presunción. Esfuérzate, pues, por conseguir esta
virtud en toda su perfección. Cuando una persona la experimenta no pecará ni
entonces ni durante mucho tiempo.
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