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ALBERTO METHOL FERRÉ

URUGUAY COMO PROBLEMA Y OTROS TRABAJOS

CUADRAGESIMOSEXTA ENTREGA

3. Alberdi, Perón y la Unidad Sudamericana (6)

¿Cuál es el núcleo de aglutinación de América del Sur? El país individualmente más importante, Brasil, y el país más importante por muchos conceptos de parte de los hispano hablantes, lo más importante de América del Sur. Contiene la frontera viviente de cinco siglos de ese sur latino, la única frontera viviente que tiene con el Amazonas.

Son líneas fronterizas, pero no abstractas como esas con Venezuela, con Ecuador, con Colombia, con Perú; falta mucho que andar, dan mucho que andar. Es en la cuenca del Plata donde se convierte en el eje de la unidad Argentina-Brasil, y en ese eje de la unidad del núcleo de aglutinación fundamental, no sólo para América del Sur; si lo es para toda América del Sur, lo será para toda América Latina, porque México sin esto no va para ningún lado.

Nosotros somos el único aliado posible, pero déjennos andar primero solos en esto.
Si solos nos fortificamos, los ayudaremos; pero si no nos fortificamos, ustedes no se metan, que lo único que harán adelantándose es perjudicarnos todos. Con el rubio del norte, entonces acá, nosotros, las fronteras argentino-brasileñas -¿cómo se llaman? Uruguay, Paraguay, Bolivia que es el corazón de esa frontera- la Cuenca del Plata, que empieza en el Matto Grosso y Santa Cruz de la Sierra… Muchos geopolíticos de América del Sur llaman al Matto Grosso del Norte y a Santa Cruz de la Sierra el Heartland sudamericano, el corazón de la tierra sudamericana, porque son el enlace de la Cuenca del Plata y la futura cuenca: la Amazonia, que está en el centro mismo de América del Sur.

Es la elección del MERCOSUR, es la elección según Alberdi, la regionalización necesaria para generar lo que, primero, será una confederación, luego será un estado federal, luego una nueva nación. Y no se asusten, porque si no, no vamos a tener tampoco nuestras naciones propias.

Entonces, esto es una empresa que hace que, naturalmente, los uruguayos que olfatean esto, y los argentinos, y los brasileños, y los paraguayos con mayor razón, digan: si avanzo hacia esto, la cosa es una revolución cultural que aterra; todo el imaginario argentino ya no sirve como aislado, es un imaginario que se tiene que entreverar con el paraguayo, con el boliviano, con el uruguayo, con el brasileño, para ir generando paulatinamente un imaginario sudamericano común para ir enseñando nuestra literatura, nuestra ciencia, la nuestra, que es, a la vez, argentina, uruguaya, brasilera, paraguaya, boliviana. Esa es la literatura y la historia y la ciencia que tendrán que estar en nuestras escuelas. Y cuanto más tardemos, más indefensos los dejamos para el futuro; los hacemos argentinos arcaizantes, uruguayos, brasileños, paraguayos, bolivianos arcaizantes. Y lo mismo a las escuelas de los otros enanos.


No tenemos derecho a hacerles eso, por nuestros prejuicios o mezquinos intereses locales. La tentación es creer posible avanzar hacia delante, mirando para atrás como si uno no avanzara hacia delante. Decidamos mirar adelante en serio, plantearnos la Cuenca del Plata, que está virgen, está empezando; la cuenca del Mississipi, el Rin, son fantásticas; en un día o dos circulan más barcos y canoas que en un año en nuestra cuenca. Pero es ridículo, y la tenemos enfrente; y tienen a Bolivia ahí nomás. Cuando entré hoy en el auto me dijeron: Este es un muelle de Bolivia. Dije: ¡Qué bien! ¡Menos mal! Y hay otro en Uruguay. Tiene que haber más vínculos, y más vínculos de intercambio, de conocernos, y mandar profesores y maestros, gente.

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