200 AÑOS DE KARL MARX

ENTREVISTA A DARÍO STANJNSZRAJBER

(Los Inrockuptibles)

A 200 años de su nacimiento, el Goethe-Institut y el Teatro Nacional Argentino organizan –el próximo 7 de abril– la jornada Marx Nace en el Cervantes: todo un día dedicado al pensador alemás con performances, diálogos marxianos, música, recorridos biográficos acusmáticos, proyecciones, venta y exposición de libros. Uno de los tantos invitados al evento es Darío Sztajnszrajber, que estará presentando –con Lucrecia Pinto– un espectáculo que combina filosfía y música. A propósito del evento, fuimos a buscarlo para hablar de Karl Marx y su obra.

¿Cómo fue tu primer acercamiento a Marx, o cómo llegó él a vos?

Se dio de una manera muy particular, fue en el colegio secundario. Yo lo hice en la época de la dictadura, de 1981 a 1985 (o sea, me agarró por la mitad), y con la guerra de Malvinas en el 82 se empezaron a abrir algunas fisuras y en algunas clases empezó a circular el nombre de Marx, que lo teníamos –por lo menos en mi caso– ahí dando vueltas, pero nunca se había podido plasmar en un conocimiento directo. Había un preceptor, que con un grupo de poco nos interesaba el tema y charlábamos con él desde otro lugar, y el tipo nos habló de Marx en un recreo, con un discurso un poco militante pero también analítico, y nos tiró un argumento que después para mí fue medio definitorio, no solo para entender el marxismo sino para entender la filosofía. Nos preguntó: “¿Para qué sirven los ventiladores?”. Nosotros decíamos “para refrescarnos”, “para que no haya tanto calor”, etc., y el dijo “no, para que el dueño de la fábrica de ventiladores gane dinero”. Para mí esa explicación, aunque es simplista y reduccionista, fue clave para mi primer acercamiento a Marx, que es ese Marx desnaturalizador, que provoca una mirada inusual de la realidad, poder vislumbrar algo de lo real desde una perspectiva diferente a la impuesta.

Marx fue muchas cosas: economista, sociólogo, periodista, etc. ¿Cuál fue su mayor aporte como filósofo?

Claramente, en relación a la pregunta anterior, el principal aporte se enlaza con ese lugar ya famoso que Paul Ricoeur, denominó “La escuela de la sospecha”, uniendo a Marx, Nietzche y Freud en el lugar de aquellos intelectuales y pensadores que cuestionan la existencia de una naturaleza cerrada y última. Me parece que es clave esa propuesta porque como filósofo, de algún modo, expresa –entiendo yo– la vocación más profunda de la filosofía que es el cuestionamiento radical. Creo que ese es el mayor aporte: la posibilidad de poder vislumbrar realidades diferentes a las que se han impuesto a lo largo de la historia como si fuesen las únicas. Entonces, hay un Marx que desde la filosofía, como que destraba, desencaja el sentido y posibilita, por eso, una especie de variación de posibilidades que en algún punto se vuelven liberadoras. Esa perspectiva luego se llena de contenido, no desmerece para nada tal vez su aporte más reconocido, que tiene que ver con el Marx más político que de algún modo está denunciando la desigualdad y la injusticia, pero me parece que esa denuncia necesita primero la posibilidad de pararse en un lugar diferente al usual. De ahí el aporte, si se quiere más metódico que aparece en Marx.

Para alguien que nunca lo leyó, ¿cuál te parece la mejor puerta de entrada a su obra?

Claramente, el Manifiesto comunista me parece que fue escrito para gente más neófita. Me parece un libro más interesante para adentrarse en sus propuestas. Para el que tiene más formación en ciencias sociales y quiere entrarle a Marx desde un lugar más polémico, pero con ciertas categorías previas, recomiendo La cuestión judía. Como todos los libros de la juventud, están ahí los grandes planteos de la filosofía de Marx, con una sofisticación y una pretensión que, además de generar el acontecimiento filosófico, se vuelve hasta atractivo y seductor desde el punto de vista literario. Yo soy más pro manual. Como divulgador entiendo que, a veces, para entrarle a un autor, antes de ir a sus textos originales está bueno conocer en su totalidad cuál es su propuesta para que uno después pueda colgar de ese marco lo que empieza a leer de ese autor. Creo que hay muchos manuales que pueden ser una buena forma de entrarle a Marx y que lo interesante es que hay mucha discusión acerca de estas interpretaciones más divulgativas de Marx. Porque no es lo mismo la lectura de los años 60 que la actual. Es muy interesante la polémica de la hermenéutica de Marx, que más allá de sus desarrollos prácticos, que tienen que ver con cómo se implementó el marxismo en diferentes propuestas políticas, a nivel teórico también es fascinante.

¿Qué significa ser marxista hoy?

Creo que ser marxista hoy está resumido en todo lo que dije hasta ahora, en esas dos líneas que aparecen ahí. Por un lado, la intención de cuestionamiento radical, de desnaturalización de los esencialismos que aun persisten para fijar un único tipo de realidad. Por otro, la denuncia permanente de las desigualdades, enajenaciones y apropiaciones que el poder hace de las grandes mayorías. Me parece que en ese doble camino, desnaturalizar –por un lado– y la búsqueda de la igualdad –por el otro– reside hoy lo que Derrida llama “los espectros de Marx”. Porque es cierto que ser marxista hoy también puede ser leído desde esta relación fantasmagórica con su propia obra. Ese fantasma que recorre Europa, es un fantasma que lo sigue recorriendo al mundo, ¿no? Ahora, lo sigue recorriendo en las reapropiaciones que uno va haciendo con el cambio de los tiempos.

¿Qué podés adelantar de Cerca de la revolución, la actividad que mezcla filosofía y música que van a hacer en Marx Nace?

Vamos a trabajar algunas frases famosas de Marx. Voy a hacer como una lectura de esas frases, analizándolas, viendo las preguntas que abre, con qué otros conceptos se conectan, y en el medio de mi desarrollo teórico una banda de música va ir haciendo temas, tanto del rock nacional como de la música latinoamericana, que entendemos que pueden dialogar con estas frases. Vamos a escuchar canciones dialogando con ideas de Marx. No puedo adelantar los temas ni las frases porque son un poco la sorpresa del espectáculo.