CONDE
DE LAUTRÉAMONT
POESÍAS
UNDÉCIMA ENTREGA
(Barral Editores / Barcelona 1970)
Reemplazo
la melancolía por el valor, la duda por la certidumbre, la desesperación por la
esperanza, la perversidad por el bien, las quejas por el deber, el escepticismo
por la fe, los sofismas por la frialdad de la calma, y el orgullo por la
modestia.
II
(2)
Los himnos a Elohim
habitúan a la vanidad a no ocuparse de las cosas terrenas. Ese es el escollo de
los himnos. Deshabitúan a la humanidad a tener en cuenta al escritor. Ella lo
abandona. Lo llama místico, águila, perjuro a su misión. No sois la paloma
buscada.
Un peón podría adquirir
un bagaje literario, diciendo lo contrario de lo que han dicho los poetas de
este siglo. Reemplazaría sus afirmaciones por negaciones, Recíprocamente. Si es
ridículo atacar los primeros principios, es más ridículo defenderlos de esos
mismos ataques. Yo no los defenderé.
El sueño es una
recompensa para unos, un suplicio para otros. Para todos es una sanción.
Si la moral de Cleopatra
hubiese sido menos corta, la faz de la tierra habría cambiado. Su nariz no se
habría vuelto más larga.
Las acciones ocultas son
las más dignas de estima. Cuando veo tantas en la historia, me siento muy
complacido. De ningún modo han estado ocultas. Han sido conocidas. Lo poco de
ellas ha aparecido, aumenta su mérito. Lo más hermoso es que no se haya podido
ocultarlas.
El encanto de la muerte
sólo existe para los valerosos. El hombre es tan grande que su grandeza se
manifiesta sobre todo en que no quiere reconocerse miserable. Un árbol no se
reconoce grande. Se es grande cuando uno se reconoce grande. Se es grande
cuando uno no quiere reconocerse miserable. Su grandeza refuta sus miserias. Grandeza
de rey.
Cuando escribo, mi
pensamiento no se me escapa. Este hecho me recuerda mi fuerza, que
permanentemente olvido. Me instruyo a la medida de mi pensamiento encandenado.
Sólo tiendo a reconocer la contradicción de mi espíritu con la nada.
El corazón de un hombre
es un libro que he aprendido a estimar.
Ni imperfecto ni caído,
el hombre ya no es más el gr.an misterio.
No permito que nadie, ni
siquiera Elohim, dude de mi sinceridad.
Tenemos libertad para hacer
el bien.
El juicio es infalible.
No tenemos libertad para
hacer el mal.
El hombre es el vencedor
de las quimeras, la novedad de mañana, la regularidad de la que gime el caos,
la causa de la conciliación. Juzga todas las cosas. No es imbécil. No es
lombriz de tierra. Es el depositario de lo verdadero, el cúmulo de certidumbre,
la gloria, no el desecho del universo. Si se rebaja, lo alabo. Si se alaba, lo
alabo más todavía. Lo concilio. Logra comprender que él es la paridad del
ángel.
No hay nada incomprensible.
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