ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES
1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes /
2019
CUADRAGESIMOCUARTA ENTREGA
V.
MELANCOLÍA
ESPACIO
Y TIEMPO EN LA MELANCOLÍA***
A
propósito de un síndrome de Cotard incompleto (3)
HÉCTOR
GARBARINO
El
tiempo muerto
El único estado en el que
el ser humano participa de la eternidad cósmica (4) es en la instancia del Ser;
en que tiempo humano y tiempo cósmico aparecen tan entrelazados que no se
diferencian.
En el nacimiento se tiene
la percepción interna de la eternidad, por eso la paciente, cuando se le
preguntó el año en que estaba, contestó con la fecha de su nacimiento. Quien
responde es el Ser en palabras del yo instancia. La paciente ha contraído el
tiempo puntualmente hasta el momento de su nacimiento; vive, por consiguiente,
el “eterno ahora”.
No sólo excluye su vida
(Gil y Gómez Mango), sino que también, mediante la regresión temporal al
momento de su nacimiento, se eterniza excluyendo la vida y la muerte, paradoja
de la paciente, que por otro lado afirma que está muerta, paradoja que quizás
sea sólo aparente, ya que alcanzó la eternidad por medio de la agonía melancólica.
La inmovilidad de la paciente
detiene el tiempo, ya que el tiempo está ligado a la sucesión móvil de los
acontecimientos. (5)
Nos gustaría comparar la
vivencia de muerte de la paciente con la que tuvo Borges (**) -con la cual
tiene algunas similitudes y mayores diferencias- relatada en una página memorable
intitulada “Sentirse en la muerte”.
Una noche, caminando al
azar por las calles de Buenos Aires, en las proximidades del barrio de su
infancia, “vecino mitológico a un tiempo”, calles ignoradas, “como el enterrado
cimiento de nuestra casa o nuestro invisible esqueleto”. La vereda escarpada,
la calle de barro, la tapia rosada, la higuera, los portoncitos, “parecían
obrados de la misma sustancia infinita de la noche”.
Esta interdependencia
originaria de todas las cosas existentes en el Universo “obrados de la misma
sustancia”, anticipa la anulación del tiempo y a la vez la evocación de la
muerte.
“Me quedé mirando esa
sencillez. Pensé con seguridad en voz alta. Esto es lo mismo de hace treinta años…”
Percibió el silencio
intemporal, y “el fácil pensamiento. Estoy en mil ochocientos y tantos dejó de
ser unas cuantas aproximativas palabras y se profundizó a realidad, me sentí
muerto, me sentí percibidor abstracto del mundo… me sospeché poseedor del
sentido reticente o ausente de la inconcebible palabra eternidad”.
Ese “momento verdadero de
éxtasis” en que Borges sintió la unión íntima de todas las cosas, fue el
fundamento de su abolición del tiempo. Toda la visión de esa noche, “no es
meramente idéntica a la que tuvo en esa esquina hace tantos años; es, sin
parecidos ni repeticiones, la misma. El tiempo, si podemos intuir esa
identidad, es una delusión: la indiferencia e inseparabilidad de un momento de
su aparente ayer y otro de su aparente hoy, bastan para desintegrarlo”.
De esta manera Borges
define lo que nosotros entendemos por tiempo del narcisismo del Ser, eterno
presente, donde el tiempo yoico pierde su discriminación del antes y del
después.
En el Ser se eterniza la
vida porque se diluye el tiempo, o mejor aun, porque la sucesión todavía no le
ha dado nacimiento, y estar fuera del tiempo y la sucesión es sentirse muerto,
como la lucidez de Borges nos lo muestra. Vida y muerte inseparablemente
unidas, conjugadas en una misma relación, anverso y reverso de lo mismo.
En cambio, en la paciente
melancólica, la muerte es destrucción y el sentimiento de eternidad es
personal, ya que el tiempo se detuvo en el momento de su nacimiento, testimonio
del narcisismo megalomaníaco del yo, que la defiende de la insoportable agonía de
no Ser.
Lo que es pulsión de
muerte en la melancolía, es muerte en Borges, si la muerte se opone a la vida
en aquella, en este, muerte y vida van juntas y se corresponden. Pero en ambos
la muerte es la suspensión del tiempo, tiempo muerto o tiempo de no Ser para la
paciente, tiempo temporal del Ser para Borges. Si en ella es pensamiento
concreto, en él es “pensamiento abstracto”.
En el ilustre escritor,
suspensión del tiempo, vida y presencia de la muerte se dan en el Ser
constituyendo a la vez la fuente de donde extrae su fuerza el impulso creador.
Notas
(4) Parménides se refería
a la eternidad en estos términos: “no ha sido nunca ni será, porque ahora es
todo él, uno y continuo”.
(5) El tiempo fue
definido por Platón como “la imagen móvil de la eternidad”.
Bibilografía
(*) ABBAGNANO, N: Historia
de la filosofía, Vol. I, Montaner y Simón, S.A. Barcelona.
(**) BORGES, J.L.: Historia
de la eternidad. Obras completas. Emecé Edit.
(***) CHEVALIER, L. y
GHEERBRANDT: Diccionario de los símbolos. Edit. Herder. Barcelo na.
(****) FREUD, S.: Manuscrito
G en Obras Completas. Tomo I (1895). Amorrotu Edit.
(*****) FREUD, S.: Duelo
y melancolía (1915) Obras completas. Tomo XIV. Amorrortu Edit.
(******) GARBARINO, H.; El
Ser en Psicoanálisis. Edit. Eppal.
(*******) GARBARINO, H.: La
teoría del Ser en la clínica. Edit. Roca Viva.
(********) GIL, D. y
GÓMEZ MANGO, E.: El yo, el cuerpo, “el alma”, el mundo y la muerte. A
propósito de un delirio
de negación en “La vida, la muerte y la pulsión” por D. Gil. Edit.
Eppal, 1989.
(*********) FEDERN:
Citado en “El narcisismo” de Bela Grunberger. Editorial Trieb. Buenos
Aires.
(**********) SCHNEIDER,
KURT: Citado en la Psiquiatría de Mira y López.
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