JOSEPH
CAMPBELL
EL
HÉROE DE LAS MIL CARAS
Psicoanálisis
del mito
(Traducción de Luisa Josefina Hernández)
CIENTOVIGESIMOTERCERA ENTREGA
SEGUNDA
PARTE / EL CICLO COSMOGÓNICO
CAPÍTULO
I / EMANACIONES
6.
HISTORIAS POPULARES DE LA CREACIÓN (2)
El
arreglo del mundo, la creación del hombre y la decisión sobre la muerte son
temas típicos de los creadores primitivos. Es difícil saber con cuánta seriedad
o en qué sentido eran creídas estas historias. La forma mitológica no es tanto
de referencias directas como oblicuas: es como si el Viejo hubiera hecho
esto o lo otro. Muchos de los cuentos que aparecen en las colecciones bajo la
categoría de historias de la creación eran vistos más como cuentos de hadas
populares que como un libro de génesis. Esta mitología juguetona es común a
todas las civilizaciones, desde las más altas hasta las más bajas. Los miembros
más simples de las poblaciones pueden considerar las imágenes resultantes con
idéntica seriedad pero en lo principal no puede decirse que representan la doctrina
o el “mito” local. Los maoríes, por ejemplo, de los cuales tenemos una de las
más espléndidas cosmogonías, tiene la historia de un huevo que un pájaro
depositó en el mar primario: el huevo se abrió y de él nacieron un hombre, una
mujer, un niño, una niña, un puerco, un perro y una canoa. Todos se subieron a
la canoa y se dirigieron a Nueva Zelanda. (54) Esto es, claramente una parodia
del huevo cósmico. Por otra parte, declaran los nativos de Kamchatka,
aparentemente con toda seriedad, que Dios habitó originalmente el cielo, pero
luego descendió a la tierra. Cuando caminando con su calzado para la nieve, el
suelo nuevo cedió bajo sus pies como hielo suave y delgado. La tierra ha sido
dispareja desde entonces. (55) O también, de acuerdo con los kirguises del
centro de Asia, cuando dos hombres primitivos cuidaban de un gran buey y habían
estado sin beber durante mucho tiempo y casi se hallaban muertos de sed, el
animal les consiguió agua abriendo el cielo con sus grandes cuernos. Así es
como se hicieron los lagos en el país de los kirguises. (56)
Una
figura de payaso que trabaja en continua oposición a los buenos deseos del
creador, aparece muy a menudo en el mito y en el cuento popular y es culpable
de los males y dificultades de la existencia de este lado del velo. Los
melanesios de la colonia de Nueva Bretaña hablan de un oscuro ser, “el primero
que estuvo aquí, quien dibujo dos figuras masculinas en el suelo, abrió su
propia piel y roció las figuras con su sangre. Arrancó dos hojas grandes y
cubrió con ellas las figuras, que se convirtieron en dos hombres después de
algún tiempo. Los nombres de los hombres eran To Kabimana y To Karvuvu.
To
Kabimana se fue solo, se subió a un cocotero que tenía frutos de color amarillo
claro, cortó dos todavía verdes y los tiró al suelo, se rompieron y se
convirtieron en dos hermosas mujeres. To Karvuvu admiró a las mujeres y le
preguntó a su hermano cómo las había conseguido. “Sube a un cochero -dijo To
Kabinama-, corta dos frutos verdes y tíralos al suelo”. Pero To Karvuvu tiró
los frutos con la punta hacia abajo, y las mujeres que salieron de ellas tenían
las narices feas y aplastadas.” (57)
Un
día, To Kabimana hizo un pez Thum de madera y lo puso a nadar en el océano para
que en adelante fuera un pez vivo. Este pez Thum llevó los peces Malivaran
hacia la playa, donde To Kabimana simplemente los recogió en la orilla. To
Karvuvu admiró al pez Thum y quiso hacer uno y cuando aprendió cómo, hizo en su
lugar un tiburón. Este tiburón se comió los peces Malivaran en vez de llevarlos
a la playa. To Karvuvu, llorando, fue hacia su hermano y le dijo: “Quisiera no
haber hecho ese pez, no hace sino comerse a todos los otros”. “¿Qué clase de pez
es?” -le preguntó su hermano-. “Bueno -contestó-, hice un tiburón”. “Eres un
sujeto desagradable” le dijo su hermano-. “Lo que has hecho será causa de que
sufran todos nuestros descendientes mortales. Este pez se comerá a todos los
otros y a la gente también.” (58)
Notas
(54) J. S. Plack, Manners
and Costums of the New Zealanders (Londres, 1840), vol. I, p. 17. Ver este cuento como un mito cosmogónico sería
tan inadecuado como ilustrar la doctrina de la Trinidad con un párrafo del
cuento infantil “Marienkind” (Grimm, Nº 3).
(55)
Harva, op. cit., p, 109, que cita a S. Kraseninnikov, Opizanie Zemli,
Kamkatki San Petersburgo, 1319), vol. II, p.101.
(56)
Harva, op. cit., p. 109, que cita a Putanin, op. cit., vol. II,
p. 153.
(57) P. J. Meier, Myhtem
und Erzühlungen der Küstenbewohner der Gazelle-Halbinsed (Neu-Pommern) (Antropos
Bibliothek, Band I, Heft I, Münster i, W., 1909), pp. 15-16
(58) Ibid., pp.
59-61.
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