LLAMA DE AMOR VIVA
CUADRAGESIMOSEXTA
ENTREGA
CANCIÓN
TERCERA (10)
¡Oh
lámparas de fuego,
en
cuyos resplandores
las
profundas cavernas del sentido
que
estaba oscuro y ciego,
con
extraños primores
calor
y luz dan junto a su Querido!
DECLARACIÓN
16
/ ¡Oh!, pues, ¿qué sentirá aquí el alma que,
experimentando aquí la noticia y comunicación de aquella figura que vio
Ezequiel en aquel animal de cuatro ruedas , en aquella rueda de
cuatro ruedas, viendo cómo el aspecto suyo es como de carbones
encendidos y como aspecto de lámparas, y viendo la rueda, que
es la sabiduría de Dios, llena de ojos de dentro y fuera, que son las
noticias divinas y resplandores de sus virtudes; y sintiendo en su espíritu
aquel sonido que hacía su paso, que era como sonido de multitud y de
ejércitos, que significan muchas grandezas de Dios, que aquí el alma en un
solo sonido de un paso que Dios da por ella distintamente conoce; y,
finalmente, gustando aquel sonido del batir de sus alas, que dice el
profeta era como sonido de muchas aguas y como sonido del altísimo
Dios, las cuales significan el ímpetu que habemos dicho de las aguas
divinas, que al alear del Espíritu Santo en la llama del amor, letificando el
alma , la embisten, gozando aquí la gloria de Dios en su semejanza y sombra,
como también ese profeta dice, que la visión de aquel animal y rueda eran semejanza a de la gloria
del Señor? (1-2). Cuán elevada se sienta aquí esta dichosa alma, cuán engrandecida
se conozca, cuán admirada se vea en hermosura santa, ¿quién lo podrá decir?
Viéndose ella de esta manera embestida con tanta copiosidad en las aguas de
estos divinos resplandores, echa de ver que el Padre Eterno la ha concedido con
larga mano el regadío superior e inferior, como hizo a Axa su padre,
cuando ella suspiraba (Ios, 15,18-19); pues estas aguas el alma y el cuerpo,
que es la parte inferior y superior, penetran.
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