ALBERTO METHOL FERRÉ
URUGUAY COMO
PROBLEMA Y OTROS TRABAJOS
CUADRAGESIMOCUARTA ENTREGA
3. Alberdi, Perón y la Unidad Sudamericana
(5)
La separación – segundo ciclo
Estados Unidos ha sido uno de los países más
proteccionistas del mundo. Muchos sostienen que lo siguen siendo, bajo la
apariencia de mantener tarifas aduaneras bajas, porque tienen una cantidad de
aparatos para-arancelarios y refinados mecanismos económicos que lo convierten
en país superproteccionista mundial. Esto lo sabe muy bien el amigo; lo explica
muy bien en un fascículo.
Esto Alberdi lo sabe bien. Alberdi se asume como
argentino separado de Uruguay, Paraguay, Bolivia y todo eso. Cuando se recibe
de abogado en Chile y revalida su título, en 1844, Alberdi compone una memoria
sobre la necesidad de un congreso unificador de América del Sur, pero sin
Estados Unidos ni Brasil; entre los hispanos hablantes. Sin Brasil.
Es interesantísimo; es un conjunto de enfoques y
propuestas de unión aduanera, etc., etc. No lo ve así Bolívar, que no era una
respuesta pintada a la amenaza del peligro de la reacción de la Santa Alianza
europea sino la unificación interna de América del Sur, empezando con una
propuesta para una política de aranceles, de las mismas leyes, de unificar el
aparato administrativo, de establecer los mismos tipos de impuestos. Alberdi
aun manteniéndose argentino, aun poniendo las Bases constitucionales de la
Argentina, nunca en toda su vida perdió de vista a América del Sur, sobre la
que continuó escribiendo siempre.
En 1844, en este estadio realmente único, Alberdi
se inspira en el Zollverein alemán - la unión aduanera.
Alberdi había ido a Europa y tenía un ojo tan certero que, de todos los ruidos
europeos, sintió que lo que le servía era el Zollverein alemán,
la unión aduanera alemana para los países emergentes de América del Sur. Y
habla de políticas educativas comunes, etc. Es notabilísimo que una parte de lo
que él anunció en 1844, la CEPAL de Prebisch lo va a poner en marcha
intelectualmente en 1950; aunque sólo una parte de lo que Alberdi dijo, no
todo.
En 1868 llega otra ocasión a este gran ausente de
su amada Argentina, a la que amó pero siempre tuvo lejos y esa lejanía le
permitió tener unas perspectivas totalizadoras notables, muy difíciles de
lograr desde algún sitio particular sumergido dentro de sus fronteras. Porque,
Alberdi las tenía desde el centro: miraba el conjunto sudamericano desde el
centro pero no como el centro sino como un sudamericano y lograba una
penetración insólita. En el año 1868, digo, Alberdi participa en un concurso que
convoca Michel Chevalier en París. Alberdi vivía en París, a un año antes de la
guerra entre Alemania y Francia. Y el concurso es para escribir sobre la paz.
Escribe Alberdi allí un libro, que no publica porque estalla la guerra y el
libro queda sin publicar. Se llama “El crimen de la guerra” y en esa obra
Alberdi hace una anticipación y señala al proceso de mundialización que pone en
marcha el barco a vapor, el telégrafo, los ferrocarriles, todos los inventos,
todo eso; ve como el mundo se achica, y dice que los pequeños estados y los
estados medianos van a significar menos que la verdadera conducción de la
historia, que va hacia los grandes estados continentales.
Entonces, indica Alberdi, lo sabio es que los
pequeños estados y los medianos estados se empiecen a reunir regionalmente para
lograr configurar estados de dimensiones continentales, porque es el único modo
que pueden ser interlocutores de los otros estados que necesariamente se iban a
formar, aunque todavía no lo habían hecho.
Alberdi escribe esto en 1868, a dos o tres años del
final de la guerra de secesión en Estados Unidos. Esta inicia el gran salto
industrializador de los Estados Unidos, de 1865 en adelante, que va a culminar
a fines del siglo XIX que ya Estados Unidos supera a cualquiera de los estados
europeos. Alberdi escribe esto antes de que los Estados Unidos den el gran
salto, antes de convertirse en el gran estado continental industrial.
Al término del siglo XIX, Federico Ratzel, alemán,
escribe en artículos otra obra interesantísima. Es el iniciador de la
geopolítica alemana y observa la irrupción de los Estados Unidos, que echa a
España de Cuba y Puerto Rico, ocupa las Filipinas, se proyecta sobre el Medio
Oriente y ya había obligado a Japón a abrir sus puertas al librecambio. Los japoneses
se pegaron tal susto que decidieron que "nos va a pasar lo que le pasa a
China, que los anglosajones le están obligando a fumar opio: hicieron guerra
para tener importación libre de opio en China". Y entonces los nipones
dijeron: tenemos que aprender de lo que les pasa a ellos. Eligieron a los
jóvenes más capaces, a los que ellos consideraban más sabios en el país nuevo
de la revolución Meiji, y, en la misma época en que Alberdi escribe “El Crimen
de la Guerra” y anuncia los estados continentales, los envían. Estos nipones
hacen recorridas por Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, el Imperio
Austríaco y Rusia, apuntando todo; hacen todo un recorrido para ver y se
vuelven a Kyoto con todas las enseñanzas. Los sabios japoneses estos le dicen al
emperador: mire, acá hay que hacer una administración como Francia, un ejército
como el alemán, una marina como Inglaterra y una industria como los Estados
Unidos. Pero no son sólo palabras sin base, sino todo un estudio fundado;
vieron y seleccionaron. Y en particular Bismarck les aconsejó: todos los
capitales que usen, úsenlos de su ahorro nacional, porque si piden empréstitos
no salen más de la deuda. Los japoneses lo aprendieron. Son historias antiguas,
bueno.
Viene Ratzel y ve el emerger del poder continental
yanqui, que es un nuevo salto cualitativo. Entonces, dice: las potencias
europeas, y aún el Japón, están emergiendo; las naciones industriales de la
dimensión de Francia e Inglaterra, que eran modelos, salen de la historia.
Europa no tiene nada que hacer; deja de ser el centro de la historia, porque
ahí enfrente ha nacido una nación que cuantitativamente es tan enormemente
superior a cualquiera de las naciones protagonistas, que el salto que da es
cualitativo. Sobre eso Ratzel erige un nuevo paradigma, referido a cuál es el
tipo de país que puede determinar la marcha de la historia. Y eso ya no es más
el estado-nación industrial como Francia, Inglaterra, Alemania; todo eso queda
anacrónico. El que puede es Estados Unidos.
Estados Unidos es ya el poder hegemónico virtual al
inicio del siglo XX, aunque no lo sepa. Los europeos se creen y hacen repetir
que son el centro del mundo, pero ya no lo son más; la realidad última es que
no lo son, pero no se dan cuenta. Europa tardó dos brutales guerras mundiales
para empezar a entender que se tenía que juntar o se convertiría en absoluto
margen del imperio norteamericano. Y entonces, Ratzel, no contento, dice: “Si
Europa hace una nueva unión europea, si sus países forman un nuevo Estado
Continental, entonces es posible que conserven la posibilidad de alternar en la
conducción de la historia mundial del siglo XX”. Pero es más fácil que sea
otro. Y apunta hacia Rusia.
Y Rusia, en la última década del siglo XIX,
comienza el gran despegue industrial, con el conde Wytte, el iniciador del gran
despegue industrial ruso; allí comienzan los sindicatos, los partidos
socialistas, Lenin, cuando ya había empezado el proceso de industrialización.
Afirmaba Ratzel que si Rusia sabe acelerar su
proceso de industrialización, va a ser el único país que en el siglo XX se
pueda enfrentar a los Estados Unidos, porque, de ese momento en adelante, es la
era de los estados continentales. Eso es lo que dice Ratzel, en forma distinta
a lo que dice Alberdi.
Alberdi era como una anticipación lógica de la
tendencia. Ratzel, en cambio, ya ve la emergencia clara de un poder superior a
todo el resto. Entonces en forma ya más realista, dice: el siglo XX es la era
de los estados continentales. Con eso estaba todo dicho. Diráse, sí, que fue la
bipolaridad entre dos estados continentales de diferente régimen económico,
social, etc.; pero fueron dos estados continentales; con un socialismo
dinamarqués, o de Grecia, Rusia no hubiera prosperado ante el poder de los
Estados Unidos. Hubiera durado horas. Entonces, uno ve la nueva lógica de los
Estados Continentales.
Esto empieza a enramarse con lo que contaba, de
principios del siglo XX, con los contemporáneos de Ratzel en América Latina.
Manuel Ugarte, Blanco Fombona, se dan cuenta de lo mismo: que en los Estados
Unidos había emergido un poder gigantesco continental y que la veintena de
paisitos latinoamericanos eran inservibles para contenerlo. Entonces comienza
la lucha por la integración intelectual, en el momento de apogeo de las patrias
chicas individuales, que estaban en su esplendor aparente. Eso, sin embargo, lo
discierne y lo penetra Haya de la Torre en la crisis del ’29, inspirándose en
Lenin pero sosteniendo que el imperialismo es la etapa final del capitalismo en
los países industrializados, no asi en los países en vías de desarrollo donde
el imperialismo era la primera etapa; esta fue su postura en el Congreso
antimperialista de Bruselas. Haya de la Torre, en su libro “El Antiimperialismo
y el APRA”, su primera obra, toma de modelo a Sun Yat-Sen, el chino que hace la
revolución contra el imperio Manchú en el año 1912 y comienza la república.
Es más interesante para nosotros que Lenin, porque
Sun Yat-Sen, educado por los misioneros metodistas yanquis en una misión
asiática, luego va a Japón y ve el proceso industrializador de Japón, y enuncia
la teoría general del nacional populismo. Esta la enuncia Sun Yat-Sen y Haya de
la Torre la retoma. Dice que aquí no puede haber partido comunista tipo Lenin
porque no hay una sociedad industrial constituida; que acá lo único que se
puede hacer es una alianza de clases de los campesinos y la incipiente
burguesía industrial de las ciudades, que es nuestra mira: los obreros, los
sectores medios y sus intelectuales, es decir una alianza nacional y popular. Que
eso es lo mismo que podrá ir gestando una gran revolución en China.
Todo eso pasó vicisitudes; Chiang Kai-Shek… Mao
Tsé-Tung que vino con otro enfoque … Pero, en el fondo, Mao hizo la revolución
campesina. El régimen actual reaplica las teorías de Sun Yat-Sen, a punto tal
que ha hecho de la casa de Chiang Kai-Shek un museo nacional, que le rinde
homenaje; ya no se le rinde homenaje sólo a Mao, porque China ha ido girando en
forma extraordinaria. Y hoy, a diez años desde los enfoques de Lenin y una muy inadecuada
tasa de nacimientos, el comité central del partido comunista chino, formado por
varias clases sociales, se encuentra ante el problema sobre el que leía hace
poco, de que el proceso de industrialización y urbanización es tan intenso, tan
exitoso, que en los próximos diez años esperan que haya una migración del campo
hacia las ciudades de cuatrocientos millones de chinos. Miren qué problemita
tienen; nosotros uruguayos tenemos sólo tres millones, etc., etc... ¡Cosa
espeluznante! Un estado continental arcaico en un solo siglo recorrió los
cuatro siglos de cambios de Europa. Y la India también. ¿Quienes son hoy
estados continentales?
No hay comentarios:
Publicar un comentario