19/3/14


ALBERTO METHOL FERRÉ

URUGUAY COMO PROBLEMA Y OTROS TRABAJOS

CUADRAGESIMOCUARTA ENTREGA


3. Alberdi, Perón y la Unidad Sudamericana (5)

La separación – segundo ciclo

Estados Unidos ha sido uno de los países más proteccionistas del mundo. Muchos sostienen que lo siguen siendo, bajo la apariencia de mantener tarifas aduaneras bajas, porque tienen una cantidad de aparatos para-arancelarios y refinados mecanismos económicos que lo convierten en país superproteccionista mundial. Esto lo sabe muy bien el amigo; lo explica muy bien en un fascículo.

Esto Alberdi lo sabe bien. Alberdi se asume como argentino separado de Uruguay, Paraguay, Bolivia y todo eso. Cuando se recibe de abogado en Chile y revalida su título, en 1844, Alberdi compone una memoria sobre la necesidad de un congreso unificador de América del Sur, pero sin Estados Unidos ni Brasil; entre los hispanos hablantes. Sin Brasil.

Es interesantísimo; es un conjunto de enfoques y propuestas de unión aduanera, etc., etc. No lo ve así Bolívar, que no era una respuesta pintada a la amenaza del peligro de la reacción de la Santa Alianza europea sino la unificación interna de América del Sur, empezando con una propuesta para una política de aranceles, de las mismas leyes, de unificar el aparato administrativo, de establecer los mismos tipos de impuestos. Alberdi aun manteniéndose argentino, aun poniendo las Bases constitucionales de la Argentina, nunca en toda su vida perdió de vista a América del Sur, sobre la que continuó escribiendo siempre.

En 1844, en este estadio realmente único, Alberdi se inspira en el Zollverein alemán - la unión aduanera. Alberdi había ido a Europa y tenía un ojo tan certero que, de todos los ruidos europeos, sintió que lo que le servía era el Zollverein alemán, la unión aduanera alemana para los países emergentes de América del Sur. Y habla de políticas educativas comunes, etc. Es notabilísimo que una parte de lo que él anunció en 1844, la CEPAL de Prebisch lo va a poner en marcha intelectualmente en 1950; aunque sólo una parte de lo que Alberdi dijo, no todo.

En 1868 llega otra ocasión a este gran ausente de su amada Argentina, a la que amó pero siempre tuvo lejos y esa lejanía le permitió tener unas perspectivas totalizadoras notables, muy difíciles de lograr desde algún sitio particular sumergido dentro de sus fronteras. Porque, Alberdi las tenía desde el centro: miraba el conjunto sudamericano desde el centro pero no como el centro sino como un sudamericano y lograba una penetración insólita. En el año 1868, digo, Alberdi participa en un concurso que convoca Michel Chevalier en París. Alberdi vivía en París, a un año antes de la guerra entre Alemania y Francia. Y el concurso es para escribir sobre la paz. Escribe Alberdi allí un libro, que no publica porque estalla la guerra y el libro queda sin publicar. Se llama “El crimen de la guerra” y en esa obra Alberdi hace una anticipación y señala al proceso de mundialización que pone en marcha el barco a vapor, el telégrafo, los ferrocarriles, todos los inventos, todo eso; ve como el mundo se achica, y dice que los pequeños estados y los estados medianos van a significar menos que la verdadera conducción de la historia, que va hacia los grandes estados continentales.

Entonces, indica Alberdi, lo sabio es que los pequeños estados y los medianos estados se empiecen a reunir regionalmente para lograr configurar estados de dimensiones continentales, porque es el único modo que pueden ser interlocutores de los otros estados que necesariamente se iban a formar, aunque todavía no lo habían hecho.

Alberdi escribe esto en 1868, a dos o tres años del final de la guerra de secesión en Estados Unidos. Esta inicia el gran salto industrializador de los Estados Unidos, de 1865 en adelante, que va a culminar a fines del siglo XIX que ya Estados Unidos supera a cualquiera de los estados europeos. Alberdi escribe esto antes de que los Estados Unidos den el gran salto, antes de convertirse en el gran estado continental industrial.

Al término del siglo XIX, Federico Ratzel, alemán, escribe en artículos otra obra interesantísima. Es el iniciador de la geopolítica alemana y observa la irrupción de los Estados Unidos, que echa a España de Cuba y Puerto Rico, ocupa las Filipinas, se proyecta sobre el Medio Oriente y ya había obligado a Japón a abrir sus puertas al librecambio. Los japoneses se pegaron tal susto que decidieron que "nos va a pasar lo que le pasa a China, que los anglosajones le están obligando a fumar opio: hicieron guerra para tener importación libre de opio en China". Y entonces los nipones dijeron: tenemos que aprender de lo que les pasa a ellos. Eligieron a los jóvenes más capaces, a los que ellos consideraban más sabios en el país nuevo de la revolución Meiji, y, en la misma época en que Alberdi escribe “El Crimen de la Guerra” y anuncia los estados continentales, los envían. Estos nipones hacen recorridas por Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, el Imperio Austríaco y Rusia, apuntando todo; hacen todo un recorrido para ver y se vuelven a Kyoto con todas las enseñanzas. Los sabios japoneses estos le dicen al emperador: mire, acá hay que hacer una administración como Francia, un ejército como el alemán, una marina como Inglaterra y una industria como los Estados Unidos. Pero no son sólo palabras sin base, sino todo un estudio fundado; vieron y seleccionaron. Y en particular Bismarck les aconsejó: todos los capitales que usen, úsenlos de su ahorro nacional, porque si piden empréstitos no salen más de la deuda. Los japoneses lo aprendieron. Son historias antiguas, bueno.

Viene Ratzel y ve el emerger del poder continental yanqui, que es un nuevo salto cualitativo. Entonces, dice: las potencias europeas, y aún el Japón, están emergiendo; las naciones industriales de la dimensión de Francia e Inglaterra, que eran modelos, salen de la historia. Europa no tiene nada que hacer; deja de ser el centro de la historia, porque ahí enfrente ha nacido una nación que cuantitativamente es tan enormemente superior a cualquiera de las naciones protagonistas, que el salto que da es cualitativo. Sobre eso Ratzel erige un nuevo paradigma, referido a cuál es el tipo de país que puede determinar la marcha de la historia. Y eso ya no es más el estado-nación industrial como Francia, Inglaterra, Alemania; todo eso queda anacrónico. El que puede es Estados Unidos.

Estados Unidos es ya el poder hegemónico virtual al inicio del siglo XX, aunque no lo sepa. Los europeos se creen y hacen repetir que son el centro del mundo, pero ya no lo son más; la realidad última es que no lo son, pero no se dan cuenta. Europa tardó dos brutales guerras mundiales para empezar a entender que se tenía que juntar o se convertiría en absoluto margen del imperio norteamericano. Y entonces, Ratzel, no contento, dice: “Si Europa hace una nueva unión europea, si sus países forman un nuevo Estado Continental, entonces es posible que conserven la posibilidad de alternar en la conducción de la historia mundial del siglo XX”. Pero es más fácil que sea otro. Y apunta hacia Rusia.

Y Rusia, en la última década del siglo XIX, comienza el gran despegue industrial, con el conde Wytte, el iniciador del gran despegue industrial ruso; allí comienzan los sindicatos, los partidos socialistas, Lenin, cuando ya había empezado el proceso de industrialización.

Afirmaba Ratzel que si Rusia sabe acelerar su proceso de industrialización, va a ser el único país que en el siglo XX se pueda enfrentar a los Estados Unidos, porque, de ese momento en adelante, es la era de los estados continentales. Eso es lo que dice Ratzel, en forma distinta a lo que dice Alberdi.

Alberdi era como una anticipación lógica de la tendencia. Ratzel, en cambio, ya ve la emergencia clara de un poder superior a todo el resto. Entonces en forma ya más realista, dice: el siglo XX es la era de los estados continentales. Con eso estaba todo dicho. Diráse, sí, que fue la bipolaridad entre dos estados continentales de diferente régimen económico, social, etc.; pero fueron dos estados continentales; con un socialismo dinamarqués, o de Grecia, Rusia no hubiera prosperado ante el poder de los Estados Unidos. Hubiera durado horas. Entonces, uno ve la nueva lógica de los Estados Continentales.

Esto empieza a enramarse con lo que contaba, de principios del siglo XX, con los contemporáneos de Ratzel en América Latina. Manuel Ugarte, Blanco Fombona, se dan cuenta de lo mismo: que en los Estados Unidos había emergido un poder gigantesco continental y que la veintena de paisitos latinoamericanos eran inservibles para contenerlo. Entonces comienza la lucha por la integración intelectual, en el momento de apogeo de las patrias chicas individuales, que estaban en su esplendor aparente. Eso, sin embargo, lo discierne y lo penetra Haya de la Torre en la crisis del ’29, inspirándose en Lenin pero sosteniendo que el imperialismo es la etapa final del capitalismo en los países industrializados, no asi en los países en vías de desarrollo donde el imperialismo era la primera etapa; esta fue su postura en el Congreso antimperialista de Bruselas. Haya de la Torre, en su libro “El Antiimperialismo y el APRA”, su primera obra, toma de modelo a Sun Yat-Sen, el chino que hace la revolución contra el imperio Manchú en el año 1912 y comienza la república.

Es más interesante para nosotros que Lenin, porque Sun Yat-Sen, educado por los misioneros metodistas yanquis en una misión asiática, luego va a Japón y ve el proceso industrializador de Japón, y enuncia la teoría general del nacional populismo. Esta la enuncia Sun Yat-Sen y Haya de la Torre la retoma. Dice que aquí no puede haber partido comunista tipo Lenin porque no hay una sociedad industrial constituida; que acá lo único que se puede hacer es una alianza de clases de los campesinos y la incipiente burguesía industrial de las ciudades, que es nuestra mira: los obreros, los sectores medios y sus intelectuales, es decir una alianza nacional y popular. Que eso es lo mismo que podrá ir gestando una gran revolución en China.


Todo eso pasó vicisitudes; Chiang Kai-Shek… Mao Tsé-Tung que vino con otro enfoque … Pero, en el fondo, Mao hizo la revolución campesina. El régimen actual reaplica las teorías de Sun Yat-Sen, a punto tal que ha hecho de la casa de Chiang Kai-Shek un museo nacional, que le rinde homenaje; ya no se le rinde homenaje sólo a Mao, porque China ha ido girando en forma extraordinaria. Y hoy, a diez años desde los enfoques de Lenin y una muy inadecuada tasa de nacimientos, el comité central del partido comunista chino, formado por varias clases sociales, se encuentra ante el problema sobre el que leía hace poco, de que el proceso de industrialización y urbanización es tan intenso, tan exitoso, que en los próximos diez años esperan que haya una migración del campo hacia las ciudades de cuatrocientos millones de chinos. Miren qué problemita tienen; nosotros uruguayos tenemos sólo tres millones, etc., etc... ¡Cosa espeluznante! Un estado continental arcaico en un solo siglo recorrió los cuatro siglos de cambios de Europa. Y la India también. ¿Quienes son hoy estados continentales?

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