23/3/14

ALBERTO METHOL FERRÉ

URUGUAY COMO PROBLEMA Y OTROS TRABAJOS

CUADRAGESIMOQUINTA ENTREGA

3. Alberdi, Perón y la Unidad Sudamericana (5)

La separación – tercer ciclo

Y entonces uno ve a Kissinger y Brzezinski (dos hombres muy inteligentes; aunque sobre ellos haya la opinión que haya, si leen algo del poder máximo lean los mejores, antes que a los burros. Se los recomiendo, especialmente a Brzezinski) … dicen ambos: en el próximo poder de estados del siglo XXI (¡de este siglo!) va a haber un concierto de los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China y la India; cinco estados continentales. Y entonces, acá, uno dice: ¿no podrá haber ninguno más? Porque si no, el enanaje está perdido.

Y nosotros somos de estaturas diferentes, pero enanos. ¡Los enanos! Ustedes son los más parecidos a los uruguayos de los enanos; están mucho más cerca de la insignificancia que de la exaltación. Entonces uno pone estas cosas para ser claros; si no, uno se autoestafa con facilidad extraordinaria. Nos educaron cantando el himno, ¡talán, talán!; que la Argentina es todo. Y en el ¡talán, talán!, uno un buen día se encuentra con que la Argentina no existe más y uno no se dio cuenta. Entonces, aquí está el secreto del Mercosur.

Y quien fue quien formuló el secreto del MERCOSUR se llama Perón. Es el que lo inicia, en la apertura de la segunda mitad del siglo veinte, en el apogeo de la separación, en aquella primera mitad en la que todos nos ignoramos.

Empiezan los gérmenes con los intelectuales y con los estudiantes de Córdoba que quieren la unidad global, intelectual, económica, institucional.

Pero el primero que enuncia, con claridad meridiana, la nueva necesidad se llama Perón, e invita a Brasil y Chile y les propone el nuevo ABC en 1951, en septiembre, en una conmemoración de la independencia de Brasil. Dice en un artículo que escribe en diciembre de 1951; voy a leer el artículo, que es esencial; lo escribe en el diario Democracia, y firma como Descartes, pero se lo manda a Lusardo, el embajador de Brasil, que escribió las Memorias y yo las leí porque quería saber qué había pasado con el embajador de Brasil y Perón en esa época tan importante. Lusardo relata en sus memorias, que son dos tomos, que Perón le envía el artículo con Juan Duarte, el hermano de Evita; y Duarte le dice de parte de Perón: “Aquí le manda este artículo porque aquí está su pensamiento fundamental, y le ruega que se lo mande a Itamar Ortiz y a Vargas". Este artículo se intitula “Las Confederaciones Continentales”.

En lo más importante -todos sabían que él encara el tránsito del continentalismo hacia el mundialismo, o sea, algo parecido a Alberdi, al último Alberdi ¿estamos?- Perón recoge la herencia de Alberdi en otra situación y dice: “La unidad empieza por la unión, y ésta por la unificación de un núcleo básico de aglutinación”.

O sea que, para que haya unidad, tiene que haber un núcleo básico de aglutinación. Si Paraguay, Uruguay, Bolivia se juntan para iniciar la unidad de América del Sur no forman ningún núcleo básico de aglutinación, ni se entera nadie ¿verdad? Tiene que ser un núcleo básico. Dice: “El futuro mediato e inmediato en un mundo altamente influido por el factor económico impone la contemplación preferencial de este factor. Ninguna nación, ni ningún grupo de naciones, puede enfrentar la tarea que tal destino impone sin unidad económica”.

O sea, él llama unidad económica a que cada país tiene que tener en sí todos los recursos importantes, y las dimensiones importantes de mercado interno, etc., etc., como para ser un desarrollo autosustentable para poderse proyectar en serio, y entonces dice: “El signo de la Cruz del Sur puede ser la insignia de triunfo de los penates de la América del hemisferio austral”. Y llama la atención que el MERCOSUR eligió como su signo a la Cruz del Sur.

“Ni Argentina, ni Brasil, ni Chile aisladas pueden soñar con la unidad económica indispensable para enfrentar un destino de grandeza. Unidas forman, sin embargo, la más formidable unidad a caballo sobre los dos océanos de la civilización moderna: El Atlántico y el Pacífico. Así podrían intentar desde aquí la unidad latinoamericana como una base operativa polifacética, como inicial impulso del devenir. Desde esta base podría construirse hacia el norte la Confederación Sudamericana, unificando en esa unión a los pueblos de raíz latina”.

“¿Cómo? Sería lo de menos, si realmente estamos decididos a hacerlo. Si realmente esta confederación se espera para el año 2000, qué mejor que adelantarnos pensando que es preferible esperar en ella, a que el tiempo nos esté esperando a nosotros. Unidos seremos inconquistables, separados indefendibles. Si no estamos a la altura de nuestra misión, hombres y pueblos sufriremos el destino de los mediocres”.

 “La fortuna nos ha de tender la mano. Quiera Dios que atinemos a asirnos de ella. Cada hombre y cada pueblo tienen la hora de su destino”.

En este texto fundamental, lo central ese el pensamiento de él; es la alianza Argentina-Brasil, o sea: Perón rompe con la visión alberdiana de “Brasil no”, y hace lo contrario: sólo con Brasil podemos construir el núcleo de aglutinación.


Este es el nudo de su pensamiento. Y desde esta unidad, es como en Europa: si se juntan Suecia, España, Italia, no pasa nada; pero si se unen Alemania y Francia, que están en el corazón de Europa y son el núcleo de aglutinación que forma la Unión Europea…

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