ALBERTO METHOL FERRÉ
URUGUAY COMO
PROBLEMA Y OTROS TRABAJOS
CUADRAGESIMOQUINTA ENTREGA
3. Alberdi, Perón y la Unidad Sudamericana
(5)
La separación – tercer ciclo
Y entonces uno ve a Kissinger y Brzezinski (dos
hombres muy inteligentes; aunque sobre ellos haya la opinión que haya, si leen
algo del poder máximo lean los mejores, antes que a los burros. Se los
recomiendo, especialmente a Brzezinski) … dicen ambos: en el próximo poder de
estados del siglo XXI (¡de este siglo!) va a haber un concierto de los Estados
Unidos, la Unión Europea, Rusia, China y la India; cinco estados continentales.
Y entonces, acá, uno dice: ¿no podrá haber ninguno más? Porque si no, el
enanaje está perdido.
Y nosotros somos de estaturas diferentes, pero
enanos. ¡Los enanos! Ustedes son los más parecidos a los uruguayos de los
enanos; están mucho más cerca de la insignificancia que de la exaltación.
Entonces uno pone estas cosas para ser claros; si no, uno se autoestafa con
facilidad extraordinaria. Nos educaron cantando el himno, ¡talán, talán!; que
la Argentina es todo. Y en el ¡talán, talán!, uno un buen día se encuentra con
que la Argentina no existe más y uno no se dio cuenta. Entonces, aquí está el
secreto del Mercosur.
Y quien fue quien formuló el secreto del MERCOSUR
se llama Perón. Es el que lo inicia, en la apertura de la segunda mitad del
siglo veinte, en el apogeo de la separación, en aquella primera mitad en la que
todos nos ignoramos.
Empiezan los gérmenes con los intelectuales y con los
estudiantes de Córdoba que quieren la unidad global, intelectual, económica,
institucional.
Pero el primero que enuncia, con claridad
meridiana, la nueva necesidad se llama Perón, e invita a Brasil y Chile y les
propone el nuevo ABC en 1951, en septiembre, en una conmemoración de la
independencia de Brasil. Dice en un artículo que escribe en diciembre de 1951;
voy a leer el artículo, que es esencial; lo escribe en el diario Democracia, y
firma como Descartes, pero se lo manda a Lusardo, el embajador de Brasil,
que escribió las Memorias y yo las leí porque quería saber qué
había pasado con el embajador de Brasil y Perón en esa época tan importante.
Lusardo relata en sus memorias, que son dos tomos, que Perón le envía el
artículo con Juan Duarte, el hermano de Evita; y Duarte le dice de parte de
Perón: “Aquí le manda este artículo porque aquí está su pensamiento
fundamental, y le ruega que se lo mande a Itamar Ortiz y a Vargas". Este
artículo se intitula “Las Confederaciones Continentales”.
En lo más importante -todos sabían que él encara el
tránsito del continentalismo hacia el mundialismo, o sea, algo parecido a
Alberdi, al último Alberdi ¿estamos?- Perón recoge la herencia de Alberdi en
otra situación y dice: “La unidad empieza por la unión, y ésta por la unificación
de un núcleo básico de aglutinación”.
O sea que, para que haya unidad, tiene que haber un
núcleo básico de aglutinación. Si Paraguay, Uruguay, Bolivia se juntan para
iniciar la unidad de América del Sur no forman ningún núcleo básico de aglutinación,
ni se entera nadie ¿verdad? Tiene que ser un núcleo básico. Dice: “El futuro
mediato e inmediato en un mundo altamente influido por el factor económico
impone la contemplación preferencial de este factor. Ninguna nación, ni ningún
grupo de naciones, puede enfrentar la tarea que tal destino impone sin unidad
económica”.
O sea, él llama unidad económica a que cada país
tiene que tener en sí todos los recursos importantes, y las dimensiones
importantes de mercado interno, etc., etc., como para ser un desarrollo
autosustentable para poderse proyectar en serio, y entonces dice: “El signo de
la Cruz del Sur puede ser la insignia de triunfo de los penates de la América
del hemisferio austral”. Y llama la atención que el MERCOSUR eligió como su
signo a la Cruz del Sur.
“Ni Argentina, ni Brasil, ni Chile aisladas pueden
soñar con la unidad económica indispensable para enfrentar un destino de
grandeza. Unidas forman, sin embargo, la más formidable unidad a caballo sobre
los dos océanos de la civilización moderna: El Atlántico y el Pacífico. Así
podrían intentar desde aquí la unidad latinoamericana como una base operativa
polifacética, como inicial impulso del devenir. Desde esta base podría
construirse hacia el norte la Confederación Sudamericana, unificando en esa
unión a los pueblos de raíz latina”.
“¿Cómo? Sería lo de menos, si realmente estamos
decididos a hacerlo. Si realmente esta confederación se espera para el año
2000, qué mejor que adelantarnos pensando que es preferible esperar en ella, a
que el tiempo nos esté esperando a nosotros. Unidos seremos inconquistables,
separados indefendibles. Si no estamos a la altura de nuestra misión, hombres y
pueblos sufriremos el destino de los mediocres”.
“La fortuna nos ha de tender la mano. Quiera
Dios que atinemos a asirnos de ella. Cada hombre y cada pueblo tienen la hora
de su destino”.
En este texto fundamental, lo central ese el pensamiento de él; es la alianza Argentina-Brasil, o sea: Perón rompe con la visión alberdiana de “Brasil no”, y hace lo contrario: sólo con Brasil podemos construir el núcleo de aglutinación.
Este es el nudo de su pensamiento. Y desde esta
unidad, es como en Europa: si se juntan Suecia, España, Italia, no pasa nada;
pero si se unen Alemania y Francia, que están en el corazón de Europa y son el
núcleo de aglutinación que forma la Unión Europea…
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