HUGO
GIOVANETTI VIOLA
EL
EVANGELIO SEGÚN EL TRAIDOR
(LA
MALDITA COMEDIA)
primera edición WEB
primera edición 2007: Caracol al Galope /
elMontevideano Laboratorio de Artes
UNDÉCIMA ENTREGA
11
Isabelino Pena caminó
hacia el norte tomando como referencia el palacio de Herodes y el de los Asmoneos,
y pudo distinguir el pasacinta del Muro Primero emergiendo entre los minaretes
y las agujas del barrio aristocrático. Se supone que buscamos la Vía Dolorosa,
viejo Marlowe: aunque lo único que tenemos parecido a un caso es el
cadáver con talita púrpura que estarán terminándose de morfar los chacales y
las ratas en el desfiladero del Cedrón.
-Y el único milagro que
necesitaríamos es encontrar algún hombre con fe -se sentó el detective para
ordeñar el botijo a puro diente.
Entonces distingo otra
pintada glorificadora de Barrabás en el murallón basáltico y enseguida se oyen
los clin-clin y los eructos de mando de una patrulla y siento que empezó el
baile.
-A la cancha la celeste -tambaleó como un gnomo el detective y
apenas dobló hacia el Sanedrín se chocó con un infante romano que cargaba un
tacho de cal y una brocha empapada.
-Opa, macho. Perdón -lo
atajo levantando una mano y el gorila con cara de centrojás-centauro no puede
sacar el gladius y el casco le
relampaguea homéricamente mientras les da la alarma a los legionarios que están
tapando otro cartel zelota.
-Salve, español -le devolvió un saludo de
fraternidad etílica el jefe de la patrulla al detective.
El mismísimo Publio: voilà le miracle, Watson.
SARA 6: El día que los
niños fariseicos trataron de lapidar a Almá por torearlos en el Templo los
misioneros apostólicos del Getsemaní llegaron maravillados con la fe de tu hija
y el Iscariote y el Valiente te contaron que se habían conocido cuando Jesús
viajó a Jerusalén para mostrar los colmillos en plena Pascua y no pudo soportar
que la casa de su Padre se hubiese transformado en el estercolero propiciatorio
de una masturbación colectiva capaz de adorar el oro herodiano y pisotear el
maná de los profetas como si las escrituras fueran fantasías supersticiosas
inventadas por el vulgo esclavizado por el malabarismo político: Judas contaba
que recién ese día entendió que Jesús era el dueño de lo imposible y que
después del primer latigazo rajador de trompas y de orejas y la primera patada
que desparramó el mostrador de un cambista estuvo a punto de abandonar al
maestro y escaparse con el gallinerío pero de golpe empezó a llenar a manotones
su alforja de tesorero y se sintió un santo apocalíptico en la época de Antíoco
IV implantando el nuevo eón como si le peleara al diablo el cadáver de Moisés
junto con el arcángel: Esteban vivía sentado a los pies de Gamaliel pero cuando
el escándalo los hizo salir corriendo de la Escuela Rabínica supo que la Halakhah y la Haggadah eran hojarascas dignas de ser quemadas por aquel galileo
capaz de bautizar con la fe de Isaías y Jeremías y Daniel y Oseas juntos y que
lo que profetizó sobre la reconstrucción del Templo en tres días fue una exageración
más poética que cualquier himno y que apenas vio al Iscariote robándoles el
diezmo de Dios a los ladrones supo que iban a ser hermanos inseparables.
Isabelino contestó
ofreciendo su dentadura verde:
-Salve, hermano.
¿Querés posca?
Y enseguida me
arrepiento del sentimentalismo generoso y pienso que un botijo es muy poco para
toda una noche y me siento un borracho de mierda por primera vez en mis vidas.
-¿Adónde vas, hermano? -hizo
chorrear la vasija como si fuera una bota española el hombre acorazado y
embutido en cuero.
-A ver la cruz.
Entonces Publio contempla
enamoradamente la luna y sé de qué va a hablar:
-¿Por qué Dios habrá
querido que me meara a mí?
-Porque te portaste
bien.
El romano humeó un
grito bestial ordenándole a la patrulla que encalara el letrero del murallón y
señalo las moles de la Torre Antonia:
-Te acompaño.
Pero no sigas tomando
en público porque pueden sancionarte, estoy a punto de aconsejarle y mi madre me
aplaude la miserabilidad desde la hinchazón arcillosa donde se bambolea el
tintillo:
-Ni siquiera es un
cristiano.
El detective y el legionario
repecharon las callecitas desiertas y llenas de bosta que iban ahacia la puerta
de Efraim con las sombras alargadas.
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