DIEGO RODRÍGUEZ
LA IMPORTANCIA DEL OJO A OJO Y
EL BOCA A BOCA
Diego Rodríguez Cubelli (Uruguay, 1990) ha
publicado varios poemarios en formato artesanal, entre los que destacamos Proyecto de cebolla y Poema con zapato. Sus textos también
han sido difundidos en periódicos, revistas y sitios web de Uruguay, Argentina,
Chile y Brasil (traducidos al portugués).
Desde
2010 se está dedicando a organizar eventos culturales, además de dirigir la
revista de poesía y editorial LO QUE
VENDRÁ.
Está invitado
a participar en el ciclo de música y poesía Rumor de hipnótico concierto VI, a realizarse en Pocitos Libros en
octubre de 2012.
Tus
publicaciones se difunden tanto en formato artesanal como en sitios web de
distintos países. ¿Creés que la supervivencia de una auténtica cultura popular
depende, por el momento, de la revalorización del viejo mano a mano y la inteligente expansión del nuevo ojo a ojo?
Pienso que la cultura popular
siempre dependió del mano a mano. Sobre todo pensando netamente en la cultura
de base popular, donde para generar la
circulación y el conocimiento entre el público es indispensable ese mano a
mano. Ahora estamos frente al nuevo fenómeno de las comunicaciones e internet.
Creo que sin duda es una herramienta que se explota naturalmente y que maneja
muy bien el ojo a ojo y el boca a boca. Soy de los que cree que en el área
cultural es uno de los espacios de mayor fermento de creación y difusión que
tenemos en la actualidad. En resumen, digo que la supervivencia de la cultura
popular depende del compromiso de los dos actores fundamentales (el creador y
el público) para evitar intermediarios económicos que hacen de todo el
andamiaje una máquina de facturar dinero (para ellos).
En la
reciente entrega de premios del concurso de poesía de la revista Lo que vendrá, manifestaste una
estratégica intención de religar generaciones
como recurso para vertebrar una continuidad histórica que por momentos tiende a
fantasmagorizarse peligrosamente. ¿Cómo responden los nuevos lectores a las
reapariciones de autores fundacionales prácticamente marginados por la
posmodernidad?
En general, bien. Siempre es
una buena noticia y da la pauta de que por lo menos algo se está haciendo bien
cuando alguien nos comenta (como lo han hecho) que conocieron a Megget o Yacovski
o Gladys Castelvecchi gracias a la revista. Siento que estamos en una época de
revalorizaciones, por ejemplo de la Generación del 60, y que recién ahora,
quizás por la distancia temporal, se pueden ver cosas con mayor claridad.
En la
década del 60 comenzaron a tomar fuerza los eventos interdisciplinarios que
después resultaron indispensables durante la resistencia cultural a la
dictadura. ¿Podría decirse que asistimos a un reafloramiento de esta forma de
defensa de la identidad, en este caso frente a la devastación producida por el
consumismo salvaje?
Me da la impresión de que sí.
Se rescatan formas y características que sobre todo ayudan a la resistencia
contra la soledad que tiene un artista a la hora de crear. Estos eventos sirven
para socializar la obra y crecer. Mi visión es que a los eventos actuales les
falta algo que vaya más allá y que consista en algo más que leer o escuchar a
otro, pero sin duda que con estas dos premisas ya se está logrando algo
importante: escuchar y ser escuchado.
¿Cuáles son las próximas actividades
proyectadas por Lo que vendrá?
Con LO QUE VENDRÁ vamos a
seguir publicando números de la revista, en diciembre saldrá el número 7.
También tenemos proyectadas varias ediciones de libros, ya que pensamos en un
futuro publicar menos revistas y más libros. Entre los planificados para lo que
queda del año hay libros de Eduardo Nogareda, Saúl Ibargoyen, Manuel Picón,
Washington Benavides y una colección de autores extranjeros. Además estamos
trabajando para realizar una Feria de libros en diciembre recordando la Feria
de Nancy Bacelo pero con características propias.
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