JOSÉ LUIS MACHADO
(DOCENTE ADJUNTO DEL TALLER LITERARIO DE LIVERPOOL F. C.)
DEGENERADECES / UN GUIÓN
COSAS QUE PASAN EN EL BARRIO (6)
2014-07-29
Estamos en una
plaza, entre el mediodía y la puesta del sol. Un hombre (MENDIGO 60) sostiene
un libro con la mano derecha y estira la mano izquierda para que le dejen
dinero en la gorra que sostiene. La gente pasa y de cuando en cuando lee a los
gritos.
EXT. PLAZA
MEDIODÍA
Pasa una
muchacha ante él y le deja dinero.
MENDIGO
(siguiéndola con la mirada)
Mientras estaba el rey recostado en su asiento, mi
nardo precioso difundió su fragancia.
Manojito de mirra es para mí el amado mío: entre mis
pechos quedará.
Continúa
leyendo como en un murmullo.
EXT. PLAZA
BANCO DE ENFRENTE
Se sientan dos
ancianas y comienzan a criticar al mendigo.
ANCIANA 1
Mirá, mirá ese
viejo zarrapastroso leyendo cualquier cosa.
ANCIANA 2
Dejalo, pobre.
No debe tener a nadie con quien hablar y se la rebusca.
ANCIANA 1
Por algo será
que no tiene a nadie. Además lee cualquier disparate. Te digo más: a veces
cuando paso sola me lleva la carga.
ANCIANA 2
¿Andá? No me
digas. Mirá si se entera tu peor es nada.
ANCIANA 1
Qué se va
enterar si está más sordo que una tapia.
(Pasa otra
persona y le tira unas monedas)
MENDIGO (mirando a las ancianas lee a los
gritos)
Como el manzano entre árboles silvestres y
estériles, así es mi amado entre los hijos de los hombres. Senteme a la sombra
del que tanto había yo deseado, y su fruto es muy dulce al paladar mío.
EXT. PLAZA
BANCO DE ENFRENTE
ANCIANA 1
¿Ves? ¿Ves lo
que te digo? Cualquier cosa dice. Cualquier disparate. Está hablando de sexo
oral.
ANCIANA 2
¿Sexo oral?
Pero eso es poesía. A mi no me parece que diga disparates. ¡Qué imaginación la
tuya!
ANCIANA 1
Vos porque no
entendés nada. Esperá, esperá un rato y vas a ver.
EXT. PLAZA
MEDIODÍA
Pasa una
muchacha ante él y le deja una bolsa de bizcochos.
MENDIGO
(siguiéndola con la mirada a los gritos)
¡Qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa eres! Como
de paloma, así son vivos y brillantes tus ojos, además de lo que dentro se
oculta. Tus cabellos dorados y finos, como el pelo de los rebaños de cabras que
vienen del monte Galaad.
Como cinta de escarlata tus labios, dulce tu hablar
y sonoro. Como cacho o roja corteza de granada, tales son tus mejillas, además
de lo que dentro se oculta.
ANCIANA 1
¿Ves? ¿Ves lo
que te digo? Cualquier cosa dice. Cualquier cochinada.
ANCIANA 2
Pero eso es
lindo. A mí no me parece que diga disparates.
ANCIANA 1
Vos tenés que
leer entre líneas. Cualquier cosa dice. Cualquier disparate. Está hablando de
la vagina. ¿No te das cuenta?
ANCIANA 2
No digas
pavadas.
ANCIANA 1
Qué pavadas ni
pavadas. Para mí que está leyendo el Marqués del sable ese.
ANCIANA 2
El Marqués de
Sade, dirás.
ANCIANA 1
Sí, ese mismo.
Vos la tenés clara. Se ve que vos también lees esas cochinadas.
ANCIANA 2
No, no lo leí.
Pero vi la película en el canal 5.
ANCIANA 1
Mirá. Ahí
vuelve la que pasó recién. Se ve que le gustó a la muy zorra.
EXT. PLAZA
MEDIODÍA
Pasa la misma
muchacha ante él y le sonríe.
MENDIGO (a los
gritos)
Tus dos pechos son como
dos gamos mellizos, que están paciendo entre blancas azucenas. Son tus labios,
oh esposa mía, un panal que destila miel; miel y leche tienes debajo de la
lengua; y es el olor de tus vestidos como olor de suavísimo incienso.
ANCIANA 1
Pero qué
degenerado, mirá cómo le mira las tetas. Para mí que está leyendo Las mil y una noches.
ANCIANA 2
Dicen que ese
libro es terrible.
ANCIANA 1
O podría ser El Decamerón.
ANCIANA 2
¿Te parece?
MENDIGO (a los
gritos mirándolas fijamente y levantándose)
Venga, pues, mi amado a su huerto y coma del fruto
de sus manzanos. Cogido he ya la mirra con mis aromas; y he comido el panal con
la miel; bebido he vino con mi leche. [Hace una pausa) Dormía yo, y estaba mi
corazón velando; y he aquí la voz de mi amado, que llama, y dice: Ábreme,
hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi inmaculada y purísima: porque está llena
de rocía mi cabeza, y del relente de la noche mis cabellos.
(Las ancianas
se persignan y salen corriendo, MENDIGO sigue leyendo en voz alta tras ellas)
¡Oh hermosa Princesa, y con qué gracia andan esos
tus pies colocados en tan rico calzado! La juntura de tus muslos son como
goznes, o charnelas, labrados de mano maestra.
EXT. GARITA DE
POLICÍA (en la esquina, a la vuelta)
Ambas ancianas
se presentan nerviosas acusando al MENDIGO.
ANCIANA 1
¡Oficial!
¡Oficial! ¡Nos acosa! ¡Nos acosa ese degenerado!
POLICÍA
(extrañado)
¿De qué está
hablando, señora?
ANCIANA 1
Del mendigo de
la plaza. Esta vez se pasó.
ANCIANA 2
Sí, se metió
con nosotras.
POLICIA 1
¿Pero qué les
dijo?
ANCIANA 2
No se qué de
los senos y de los muslos.
Se acerca otro
policía sorprendido.
ANCIANA 1
En serio,
oficial, está leyendo un libro lleno de degeneradeces.
POLICIA 1
¿Dónde dice
que pasó el hecho?
ANCIANA 2
En la plaza.
Acá a la vuelta.
POLICÍA 1
A ver, Galán.
Andate hasta la plaza de acá a la vuelta y fijate que está haciendo el viejo
que lee.
POLICIA 2
Sí, mi
sargento.
EXT. PLAZA
TOMA de LEJOS. (Se ve al policía hablando con el MENDIGO, este le muestra el
libro, pasa un rato y el policía se va mientras el mendigo vuelve a su
posición)
EXT. GARITA DE
POLICÍA (en la esquina, a la vuelta, llega el policía 2)
POLICIA 1
¿Y?
POLICIA 2
Nada, mi
sargento.
POLICIA 1
¿Cómo que
nada?
El Policía 1
se acerca al sargento y le habla al oído.
POLICIA 1
Bueno señoras,
les aconsejaría que dejaran a ese hombre en paz.
ANCIANA 1
(enojada)
¿Pero cómo?
¿No van a hacer nada?
POLICIA 2
Circulen
señoras, circulen.
ANCIANA 2
¡Já! Así está
el país.
POLICIA 2
Vayan, señoras
¿Por qué no se dan una vueltita por la iglesia mejor?
Ambas mujeres
se van refunfuñando.
EXT. PLAZA
El MENDIGO
está leyendo en voz baja, pasan las ancianas en frente de él, lo miran con
desprecio y le dan vuelta la cara. Él las mira y menea la cabeza.
MENDIGO
Y bue…tendré
que empezar de vuelta.
Paneo zoom
hacia la tapa del libro. LA BIBLIA.
FADE OUT. FIN
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