ENCUENTRO
CON LA SOMBRA
(El
poder del lado oscuro de la naturaleza humana)
Carl G. Jung / Joseph
Campbell / Marie-Louise von Franz / Robert Bly / Ken Wilber / Nathaiel Branden
/ Sam Keen / Larry Dossey / Rollo May / M. Scott Peck / James Hillman / John
Bradshaw y otros
Edición a cargo de Connie Zweig y
Jeremiah Abrams
NONAGESIMOQUINTA
ENTREGA
SÉPTIMA PARTE
25. LOS PROBLEMAS DE LA INOCENCIA
(1)
Rollo May
Destacado
psicólogo y profesor; es autor de numerosos libros, entre los que cabe destacar
The Meaningh of Anxiety; Man’s Search for
HimYo; Love and Will; The Search for Beauty y Power and Innocence.
Para
poder asumir la responsabilidad de las consecuencias de nuestras acciones
debemos tomar conciencia de que la existencia humana es gozo y aflicción. En
ocasiones las necesidades del dragón o de la Esfinge que se hallan en mi interior pueden ser irrefrenables y, en
consecuencia, mis intenciones pueden ser malas pero -en cualquiera de los
casos- en lugar de proyectar esa parte de mí mismo debo hacer lo que esté en mi
mano por asumirla.
No
podemos fundamentar ninguna ética en el crecimiento porque este puede ser tanto
bueno como malo. Cada día crecemos a la enfermedad y la muerte. Hay muchos
neuróticos que comprenden mejor que el resto de nosotros que sus miedos crecen
y maduran porque reconocen -aunque de un modo neurótico, por cierto- que a cada
paso que damos nos aproximamos más a la muerte. El cáncer es un fenómeno de
crecimiento, un crecimiento desproporcionado en el que algunas células se desarrollan
desmedidamente más allá de todo control.
El sol suele ser bueno para el cuerpo pero si padecemos de tuberculosis debemos
protegernos de él porque su acción estimula extraordinariamente el crecimiento
de los bacilos t.b. Para alcanzar el equilibrio necesitamos, pues, un criterio
más profundo que el que nos proporciona una ética basada exclusivamente en el
crecimiento.
Quizás
pudiéramos preguntarnos por la relación que existe entre la ética que sugerimos
aquí y la ética que nos ofrece el Cristianismo. Pero para ello conviene
entender al Cristianismo en términos realistas, es decir, prestando más
atención a lo que ha llegado a ser que a lo que dijo Jesús. La ética cristiana
se originó en el sistema jurídico del “ojo por ojo y diente por diente” del Antiguo
Testamento, un concepto de justicia basado en el equilibrio de males. Más tarde
la ética cristiana y hebraica fue evolucionando y comenzó a prestar atención a
la actitud interna: “Un hombre es lo que piensa en lo más profundo de su
corazón”, un criterio que terminó dejando paso a la ética del amor basada en el
mandamiento capital, “Ama a tus enemigos”.
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