SAN
JUAN DE LA CRUZ
NOCHE
OSCURA
OCTAVA ENTREGA
CAPÍTULO 4 (2)
De
otras imperfecciones que suelen tener estos principiantes, acerca del tercer
vicio, que es la lujuria.
4 / El tercer origen de donde suelen proceder y
hacer guerra estos movimientos torpes, suele ser el temor que ya tiene cobrado
estos tales a estos movimientos y representaciones torpes; porque el temor que
les da la súbita memoria de lo que ven o tratan o piensan, les hace padecer
estos actos sin culpa suya.
5 / Hay también algunas
almas de naturales tan tiernos y deleznables que, en viniéndoles cualquier gusto
de espíritu o de oración, luego es con ellos también el espíritu de la lujuria,
que de tal manera les embriaga y regala la sensualidad, que se hallan como
engolfados en aquel jugo y gusto de este vicio; y dura lo uno con lo otro pasivamente, y algunas veces echan de
ver haber sucedido algunos torpes y rebeldes actos. La causa es que, como estos
naturales sean, como digo, deleznables y tiernos, con cualquier alteración se
les remueven los humores y la sangre, y suceden de aquí estos movimientos;
porque a estos lo mismos les acaece cuando se encienden en ira o tienen algún
alboroto o pena.
6 / Algunas veces
también en estos espirituales, así en hablar como en obrar cosas espirituales,
se levanta cierto brillo y gallardía con memoria de las personas que tienen
delante y tratan con alguna manera de vano gusto; lo cual nace también de
lujuria espiritual, al modo que aquí la entendemos, lo cual ordinariamente
viene con complacencia en la voluntad.
7 / Cobran algunos de
estos aficiones con algunas personas por vía espiritual, que muchas veces nacen
de lujuria y no de espíritu; lo cual se conocer ser así cuando con la memoria
de aquella afición no crece más la memoria y amor de Dios, sino remordimiento
en la conciencia. Porque, cuando la afición es puramente espiritual, creciendo
ella, crece la de Dios, y cuanto más se acuerda de ella, tanto más se acuerda
de Dios y le da gana de Dios, creciendo en lo uno, crece en lo otro; porque eso
tiene el espíritu de Dios, que lo bueno aumenta con lo bueno, por cuanto hay
semejanza y conformidad. Pero cuando el tal amor nace del dicho vicio sensual,
tiene los efectos contrarios; porque cuanto más crece lo uno, tanto más mengua
lo otro y la memoria juntamente; porque, si crece aquel amor, luego verá que se
va resfriando en el de Dios y olvidándose de Él con aquella memoria y algún
remordimiento en la conciencia; y, por el contrario, si crece el amor de Dios
en el alma, se va resfriando en el otro y olvidándole, porque, como son
contrarios amores, no sólo no se ayuda el uno al otro, mas antes el que
predomina apaga y confunde al otro y se fortalece en sí mismo, como dicen los
filósofos. Por lo cual dijo nuestro Salvador en el Evangelio que lo que nace de carne es carne, y lo que nace
de espíritu, es espíritu (Io, 3, 6). Esto es: el amor que nace de
sensualidad, para en sensualidad, y el que nace del espíritu, para en espíritu
de Dios y le hace crecer. Y esta es la diferencia que hay entre los dos amores
para conocerlos.
8 / Cuando el alma
entrare en la Noche Oscura, todos
estos amores los pone en razón; porque al uno fortalece y purifica, que es el
que es según Dios, y al otro quita y acaba; y, al principio, a entrambos los
hace perder la vista, como después se dirá.
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