24/8/16

RICARDO AROCENA

HUASIPUNGO


Algunas cuestiones sobre las ciencias sociales latinoamericanas, el desarrollo, el subdesarrollo y la dependencia (*)




SEXTA ENTREGA



10. La teoría de la dependencia



Repasar los planteamientos que para analizar la problemática latinoamericana hacen acento en el vaciamiento de nuestras economías producto de la penetración de capitales, etc., no implica desde ningún punto de vista, aceptar como válidos todos los planteos de los teóricos de la dependencia, como Theotonio dos Santos y otros. No solamente porque en su momento un amplio abanico de investigadores polemizaron con algunas afirmaciones de esa corriente, sino porque en la actualidad no pocos cientistas sociales están intentando interpretar la realidad tomando como referencia la presencia imperialista en nuestras sociedades, sin compartir cabalmente algunos puntos de partida dependentistas.


Entrando en tema, recordemos que los dependentistas calificaron como "limitados" los análisis de los autores de las "teorías del imperialismo", porque no habían enfocado el problema "desde el punto de vista de los países dependientes", afirmación que en su momento suscitó interminables polémicas.


"A pesar de que la dependencia deber ser situada en el cuadro global de la teoría del imperialismo, ella tiene su realidad propia, que constituye una legalidad específica dentro del proceso global y que actúa sobre él de esta manera específica. Comprender la dependencia conceptuándola y estudiando sus mecanismos y su legalidad histórica significa no sólo ampliar la teoría del imperialismo sino también contribuir a su reformulación", escribía Theotonio dos Santos, en defensa de una teoría de la dependencia, que explicara el papel y el origen de nuestra situación desde el punto de vista de nuestra supeditación.


Recordemos que el concepto de dependencia emerge con fuerza en América Latina como resultado de la discusión sobre los problemas del desarrollo y del subdesarrollo y en la medida en que no se cumplieron las expectativas generadas por las propuestas industrializadoras de la década del ´50. Escribía al respecto Dos Santos que de lo que se trataba era de explicar: "por qué nosotros no nos hemos desarrollado de la misma manera que los países desarrollados. Nuestro desarrollo está condicionado por ciertas relaciones internacionales que son definibles como relaciones de dependencia. Esta situación somete nuestro desarrollo a ciertas leyes específicas que lo califican como un desarrollo dependiente".


Por lo anterior, la dependencia no fue considerada como "un factor externo", sino una situación por la cual un cierto número de naciones tiene su economía condicionada por el desarrollo y la expansión de otra economía. Así, no solamente los defensores de la "teoría de la dependencia", sino un amplio abanico de pensadores latinoamericanos, coinciden en señalar que la subordinación de nuestros países, está fundada en una división internacional del trabajo que permite el desarrollo industrial de algunas naciones, limitando ese mismo desarrollo en otras y sometiéndolas a las condiciones de un crecimiento inducido por los centros de dominación mundial.



11. El desarrollismo



Como decíamos más arriba, el análisis de la dependencia surge como intento de dar respuestas a las teorías desarrollistas que hacia la década del ´50 proponían modificar el crecimiento "hacia fuera", por uno "hacia adentro", que supuestamente sacaría a los países subdesarrollados de la dependencia del comercio exterior. Uno de los objetivos era, a partir de la industrialización, debilitar el poder de las viejas oligarquías tradicionales, lo que, también supuestamente, posibilitaría una mejor distribución del ingreso.


Pensaban los desarrollistas que la creación de un centro de decisión económico nacional, la industrialización, la integración económica de los sectores populares en una sociedad de consumo de masas y el fortalecimiento de un estado intervensionista pero respetuoso de la "iniciativa privada", permitirían superar el atraso científico, tecnológico y cultural de los países al sur del Río Bravo.


Aquellos planteos desarrollistas englobaron un amplio abanico de propuestas, unas más a la izquierda y otras más a la derecha, entre las cuales no faltaron engaños oportunistas, que con el pretexto del crecimiento de nuestros países, promovieron una mayor supeditación de sus economías a los centros de poder mundial.


De ahí la falsedad de algunas "ayudas", como la fracasada "Alianza para el progreso", que como dijera Ernesto Che Guevara en Punta del Este, son "soluciones", que en el mejor de los casos significan que dentro de 500 años, los países subdesarrollados podrán estar al nivel que hoy tienen los países capitalistas adelantados. La mencionada "alianza" panamericanista fue una propuesta de EEUU, que al decir de Robert Kennedy, procuraba "cambios revolucionarios, tanto para Latinoamérica como para los EEUU”, pero cuya necesidad "no fue aceptada por todos (...) a pesar de los esfuerzos del presidente Johnson".


Las posiciones desarrollistas más avanzadas, o más independientes con respecto a los centros de poder mundial, que denunciaban el carácter colonial de nuestras economías, que promovían la necesidad de cambios estructurales, rechazando en algunos casos al capital extranjero, que con Celso Furtado, Raúl Prebisch, o la CEPAL, a la cabeza, defendían "la asimilación de la técnica dominante en la época", a la corta o a la larga terminaron enfrentándose a una realidad que les mostraba el fracaso de sus teorías, a partir del empeoramiento de la situación económica y social.


Paradojalmente, en retroceso las propuestas revolucionarias que incendiaron al continente durante gran parte del siglo XX y en plena ofensiva neoliberal, grandes sectores que hoy se presentan como una alternativa, se han refugiado -en un círculo superior de la espiral dialéctica-, más que en las teorías que hacen hincapié en la dependencia, en muchos de los viejos planteos desarrollistas, ante la actual orfandad ideológica que se ha instalado desde el fin de la guerra fría, en el campo de la oposición.


Pero aquel viejo desarrollismo, que si bien hacía fruncir las cejas al poder mundial, a veces era tolerado como un mal menor ante el peligro revolucionario, alejado este peligro, hoy en día tampoco es aceptado por una ideología única que sólo concibe válido lo que indican los organismos de crédito internacional.




(*) El presente trabajo fue realizado hace más de una década para que sirviera como ayudamemoria de una ponencia realizada en un marco académico. Mucho ha cambiado nuestro continente desde aquel entonces, pero por considerar que lo sustancial del contenido continúa vigente decidimos publicarlo para que sirva como aporte para la discusión sobre el particular momento histórico por el que transitamos.

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