JULIO BOCCCA
“URUGUAY ES MI CASA”
por Ana
Jerozolimski
(Montevideo Portal / 26-10-2015)
La semana pasada fue para nosotros
una fiesta, al coincidir en Israel el Ballet Nacional del Sodre bajo la
conducción de Julio Bocca, y el director de la Orquesta Juvenil del Sodre
maestro Ariel Britos, con su esposa Claudia Rieiro, directora académica de la
orquesta.
Los juntamos para una foto el martes por la noche, al finalizar la
última función de la exitosa gira del Ballet Nacional, que incluyó también
otras cuatro en la ciudad de Hertzlia y una en Haifa, todas recabando cálidos y
merecidos aplausos del público.
Hasta Beer Sheba llegamos con el maestro Ariel y Claudia, dado que Ariel
está visitando Israel por haber sido galardonado hace dos años por B´nai Brith
Uruguay con el premio "Fraternidad".
Su tupida agenda y el intenso trabajo con la orquesta juvenil del Sodre
y el Sistema de Orquestas de cuya Fundación es presidente (en cuyo marco hay ya
orquestas infantiles y juveniles en las que estudian y tocan unos 1500 niños y
jóvenes en el 30 % del territorio nacional) le había impedido hasta ahora
concretar este viaje.
La entrevista con el maestro Ariel Britos llegará por separado.
Este es un resumen de nuestro diálogo
con Julio Bocca que ha sido publicado en Semanario Hebreo.
Julio, es un gusto conversar contigo en
medio de la gira que el Ballet Nacional del Sodre, bajo tu dirección, está
llevando a cabo en Israel. Para vos no es el primer viaje ¿verdad?
Así es. Es ya la tercera vez que vengo a Israel. Cuando vine la otra
vez, a bailar, recorrimos varios lugares. Como habíamos trabajado en Tel Aviv,
bailamos en Jerusalem, en Haifa, en diferentes zonas, fuimos conociendo un poco
más. Esta vez fue más intenso.
Tienen poco tiempo libre...
Así es. Pero como ya había conocido, está bien. La gira incluye cuatro
funciones en Hertzlia, una en Haifa y una en Beer Sheba. Y al terminar, al día
siguiente ya viajamos. Venimos de Tailandia, y antes estuvimos en México, así
que vamos saltando de una punta a la otra.
No sé en qué
términos se resume una gira, imagino que la reacción del público es muy
importante.
Es la reacción del público y que el armado del escenario sea el que
tiene que ser... Lo bueno es poder llegar y saber que en los teatros a los que
llegamos la disponibilidad de los técnicos es buena, que no tenés que andar
peleándote o pidiendo por favor que muevan o cuelguen algo, sino que todo salga
fluido y que las condiciones estén como se ve a veces en la foto, porque a
veces la foto es una cosa y cuando llegás no. Por supuesto que después está el
tema del público y la respuesta de la gente: qué va a recibir y cómo lo va a
recibir.
¿Y cómo fue todo eso en Israel?
La verdad que el público israelí ha sido maravilloso. La respuesta de la
gente es muy linda. Las obras que estamos trayendo también son obras que van a
gustar o por lo que se ve o por la música, entonces ya sabés que hay una
aceptación de eso. Ya hicimos actuaciones ante tres públicos diferentes y la
respuesta ha sido muy linda, muy agradable, siempre...
¿Cómo se mide eso?
Con el aplauso, la reacción, el "Bravo". No sé si siempre
acostumbran hacerlo, la otra vez no era así, el aplauso de la gente era mucho
pero no iba junto, es algo muy ruso eso de empezar a aplaudir todos juntos...
Eso es algo que pasa en la primera y la segunda función, eso es algo que a mí
me pasaba en Rusia, ponele, entonces me sorprendió. Dicen que es porque gusta.
Uno va también viendo eso.
Después, por supuesto, están las críticas. Hoy salió otra que me
mandaron, pero está todo en hebreo y por supuesto no entiendo nada... pero me
han dicho que todas son muy buenas. Se ve que también la crítica especializada
está conforme. Y eso es una gran cosa acá en Israel, donde tienen una cultura
de ballet muy fuerte, vienen siempre grandes compañías, la gente está acostumbrada
a ver compañías de diferentes partes del mundo. Eso es bueno porque tienen con
qué comparar. Y al tener punto de comparación pueden hacer una crítica mucho
más eficiente.
LAS
CRÍTICAS
Vos dejaste de bailar hace ya años, en
el 2007, cuando sentías que estabas en el punto máximo de tu carrera. Ahora,
con una trayectoria de varios años, y tan reconocida, como director, ¿en qué
medida todavía importa la crítica?
La crítica que yo siempre incorporaba era la de mi maestro. Después
están los amigos, los familiares, el público, la crítica especializada -la
"supuesta" especializada y la especializada de verdad- ... tenés un
montón. Si uno se agarra de todo lo que le van diciendo llega un momento en el
que se puede volver loco, entonces yo cuando bailaba tomé la decisión de tomar
la de mi maestro. Ahora no tengo la de mi maestro. Creo que sí importa la buena
crítica, pero yo personalmente soy el crítico mío y de la función. Yo sé cuándo
una función sale bien, me gusta que los bailarines estén preocupados por la
calidad y no por la cantidad.
O sea que a veces, al terminar, tenés
críticas para hacerles, constructivas supongo.
Por supuesto. Ponele, en la segunda función los dos principales -que era
otro elenco con chicos más jóvenes, no María Noel Riccetto y Gustavo Carvalho-
hicieron algo en el final que no estaba propuesto y arruinaron su final. No se
cayeron ni nada, pero a mí personalmente, como director artístico, me pareció
que arruinaron el final. Entonces después los cité y lo hablé con ellos...
Te referís a un cambio que hicieron de
lo que estaba planeado.
Sí, a lo que estaba planeado y con lo que un profesional tiene que
hacer. Hicieron algo que no estaba, era más simple lo que tenían que hacer,
ellos quisieron hacer más cosas en cantidad, no en calidad, y no les salió.
Quizás si les hubiera salido bien, vaya y pase, pero igual los hubiera citado
para hablar porque no era lo que estaba propuesto. Entonces, esas son las
cositas que uno ve y empieza a controlar, que quizás el público o mismo la crítica
no lo ven, pero uno sí. Yo quiero buscar eso: calidad. La cantidad no me
interesa. Ahora los bailarines están más preocupados por hacer giros, saltos,
cosas, pero lo central debe ser la calidad de la danza y del arte. Eso es lo
que yo quiero.
Julio, parto de la base de que no tenés
a nadie en la compañía que pienses que no es bueno.
Sí, tenés razón.
Tomando eso como punto de partida, y
ahora estás haciendo esa crítica y seguro se lo planteaste a ellos como crítica
constructiva, cuando lo ves y te molesta como director, ¿después podés decir:
"En algún momento yo también pasé esa etapa"? ¿Es cuestión de
jóvenes, de madurez, quizás?
Sí, sí... Es cuestión de buscar cosas. Uno siempre quiere más, quiere
ser diferente, que no está mal. Yo no estoy en contra de eso porque justamente
en la compañía no son todos iguales. Una de las cosas que tiene la compañía es
que cada uno tiene su personalidad y son muy diferentes. Lo que uno trata de
hacer cuando bailan en conjunto es que sean todos iguales pero con su
personalidad. No nos podemos comparar con la Ópera de París, que vos ves a los
bailarines y son todos parecidos, sacados de la misma escuela, pero tienen otra
trayectoria. Nosotros nunca vamos a hacer eso porque nuestra contextura, en
Sudamérica, en nuestros países, es diferente. Entonces lo que tenemos que
buscar es esa personalidad. Yo no tengo problema en que sean diferentes y
busquen... pero sí hay momentos en los que tienen que aprender a saber, porque
aparte son los principales, la imagen, la máxima responsabilidad. No puedo
permitir que hagan eso. En su momento me lo decían a mí, mi trabajo ahora
es decírselo a ellos.
Hay chicos realmente muy jovencitos
acá.
Sí, la mayoría son de 18 a 25. Y se avanza de acuerdo a la solidez,
confianza y seguridad, de saber controlarse. Si no, no pueden dar el siguiente
paso.
¿Y eso pasa realmente por una cuestión
de edad o de madurez...?
De madurez, no es cuestión de edad. Yo tuve que madurar muy chico,
quizás era joven pero tenía una madurez para saber cuáles eran los momentos y
cuáles no, me lo decían una vez y ya estaba, era esa vez y nunca más. Creo que
también es una cuestión de madurez, de cómo uno absorbe las correcciones y qué
es lo que quiere. Hay gente que quizás quiere bailar y estando en una compañía
ya está, pero hay otra que quiere bailar y llegar más allá, no sólo estar en
una compañía, poder viajar, salir, ser invitados, tener otra mentalidad. Pero
eso ya depende de cada uno.
Yo pensaba aparte en que con esto de
viajar de Uruguay a Tailandia, a México, acá, tiene que ser muy fuerte la
madurez de cada uno de estos chicos para poder concentrarse en forma
profesional en el trabajo cuando tienen los reflectores y la fama -no en el
sentido de que los conozcan a ellos por nombre sino en cuanto a que son aclamados
cuando salen al escenario-. Es todo un desafío saber lidiar bien con eso.
Es un desafío que lo vas aprendiendo con el tiempo, pero también al
entrar a una compañía profesional ya sabés para qué te vas a preparar. Creo que
el proceso de hacer una cantidad de funciones también te lleva a tener una
tranquilidad y una seguridad para cuando salís a los espectáculos. Por eso yo
prefiero hacer más funciones que ensayos. Hay muchas compañías de Sudamérica
que pasan dos meses ensayando y después tienen cinco funciones, entonces quizás
los bailarines principales, como son varios, tienen solo una función, en la que
tenés todo el nervio del estreno, y nunca llegás al punto de poder disfrutar.
Por eso ahora estamos programando para Montevideo 14 funciones. O sea que los
bailarines principales tienen mínimo cuatro o cinco funciones.
Ahora es Romeo y Julieta, ¿no?
Ahora es Romeo y Julieta. Entonces el principal tiene posibilidad de
desarrollar el personaje. En la primera función están los nervios y el recordar
todo lo que aprendiste, en la segunda ya es poder relajarte y disfrutar, y ya
la tercera es esa seguridad con la que podés ir mucho más allá. Eso, por
supuesto, te lo dan las funciones.
Me comentabas en otro momento, que te
era importante venir a Israel con la compañía. ¿Por qué?
Mi intención con la compañía es poder salir a todas las partes del
mundo, que la compañía tenga una posición internacional, que en cada lugar al
que vayamos nos vuelvan a pedir y poder, cada dos o tres años, volver a los
mismos lugares en los que estuvimos. Todos los años poder tener un lugar
internacional a donde ir y que la compañía tenga su posición, su lugar en el
mundo dentro de la danza. Hace dos años que venimos hablando y al fin se dio.
Es maravilloso que se vayan dando las cosas. Lo bueno es que de todo
esto se pueda después hablar, porque después uno puede exigir más cosas, mismo
en caché. Ya vieron la compañía, ya vieron el resultado, entonces uno puede
posicionarse de otra manera. Al comienzo se paga en cierta forma derecho de piso,
lo cual acá se manifestó en algo que nunca me había pasado, que el productor me
pidió obras determinadas, que estaban bien, pero yo habría hecho un programa un
poco distinto, con alguna otra cosa. Pero creo que está saliendo muy bien.
Y eso se manifiesta también en cantidad
de público...
Claro. Todo lleno. No sé hoy, pero ayer yo pensaba "A la 1 de la
tarde, con el feriado que tienen y todo, no sé si va a venir gente", y
había solamente dos o tres lugares sueltitos libres.
IMPRESIÓN
DE ISRAEL
Yo sé que no es que están de paseo,
pero en la medida que uno puede recabar una impresión, viniendo en un momento
de tensión, ¿qué palpás vos? Llegaron en días complicados... y no sé si
alcanzaron a captarlo.
La verdad es que nosotros nos estamos quedando en una zona que me
dijeron que es un poco como la Punta del Este de Israel. Ahí se vive
normalmente, no estás nervioso, salís a caminar... Ayer después de la función
nos fuimos todos a la playa a hacer un picnic para ver el atardecer, paramos en
un supermercado que estaba lleno de gente... Se vive como muy normal todo. Por
supuesto que quizás hay zonas, como en cualquier parte del mundo, a las que no
podés ir, ¿no? Quizás en otros lados no tendrás bombas pero sí te roban o te
pegan un tiro para robarte... Tenés esas cosas.
Sí debo decir que respecto a la otra vez he tenido algún incidente por
el cual pensé que quizás la gente está un poco más agresiva. Mismo hoy en el
hotel bajé a pedir un abridor para el vino -que la idea era subir, abrir y
bajar- y el tipo me dice: "No, sólo tengo uno, no". Me pareció
extraño... Antes no recuerdo haberlo pasado, recuerdo haber sentido mayor
amabilidad. Pero claro que también puede ser un problema del lugar en el que
estábamos, o algo puntual con esa persona. Pero bueno, justo estamos en un
período en el que hay una situación algo especial, diferente, entonces quizás
puede ser por eso. Pero después bien, acá en el teatro lo más bien. La zona del
hotel en el que estamos es lindísima, frente al mar... eso es maravilloso.
¿Había gente en la playa?
Había, no mucha, por suerte. A mí me gusta cada vez menos estar con
mucha gente... Igual fuimos con todos los bailarines así que estuvo divertido,
paramos y compramos cervezas, jamón, queso, papas fritas, maní, hicimos una
gran picada en la playa; nos fuimos a bañar, jugaban a no sé qué juego, de otra
época, de otra juventud...
ETAPAS
EN LA VIDA
De otra etapa joven, porque me imagino
que te sentís joven todavía.
Ah... sí, me siento bien, me siento joven, pero hay una distancia, hay
cosas que yo ya no volvería a hacer, entonces hay cosas en las que uno se
siente de otra época.
¿Hay veces que te gustaría volver
atrás? ¿Subir y bailar sobre el escenario?
No, la verdad que no.
Esa es una gran señal de que estás
pleno con lo que hacés, ¿verdad?
Sí, es otra etapa de la vida. No
significa que si uno tiene la suerte de volver haría lo mismo. La danza va a
seguir en todas mis reencarnaciones -si las hay, no lo sé-, va a estar dentro
de mí, eso seguro. Pero estoy en otra etapa y estoy feliz, con lo que estoy
haciendo y con lo que estoy viendo que estoy logrando. No es un trabajo solo
sino en conjunto, pero esas herramientas que uno les da están dando resultados.
Estoy viendo lo que van haciendo, cómo van progresando, veo cómo poco a poco
van cambiando la mentalidad de lo importante que es la disciplina en esta
carrera, de la concentración, de esa responsabilidad que tienen que tener, y
ver cómo van entendiendo eso e incorporándolo.
¿Cómo encontrás el equilibrio entre
poder enseñarles y lograr que lo que quieran no sea imitarte?
No siento que estén buscando imitarme. Por suerte, porque tampoco es lo
que quiero. Trato de pasarles la información para que ellos la incorporen, pero
desde un lugar en el cual ellos tengan que buscar también. Con los maestros
siempre les decimos que es el cuerpo de ellos, son ellos los que tienen que
manejarlo. Uno como maestro puede estar, enseñar, indicar, pero después son
ellos los que tienen que ir descubriendo lo que les queda mejor y cómo poder
desarrollarse mentalmente para trasmitirle a su cuerpo, poder manejar su cuerpo
y no que el cuerpo los maneje. Eso lo tienen que hacer ellos, y no imitar,
tienen que buscar su propia forma de poder hacer. Después uno está delante para
decirle: "No, eso es demasiado exagerado", "No, acá te falta un
poco más", "Buscalo por este lado, fíjate...", pero son ellos
los que tienen que ir desarrollándose.
Y no, la verdad que no veo que quieran imitar, así que feliz porque no es lo
que me interesa.
Claro, sino que aprendan bien.
Sí, sí.
"ME
PONGO LA CAMISETA"
Vos me dijiste en aquella otra
entrevista que me concediste que Uruguay es el primer país en el que realmente
vivís y que elegiste vivir en Uruguay. ¿A esta altura, aunque lo principal sea
el desempeño profesional de la compañía, a vos también te da un poco de orgullo
"uruguayo", aunque seas argentino, el éxito de una gira con la
compañía?
Mirá, me siento orgulloso por la danza, yo estoy acá representando a
Uruguay pero también representando, como siempre hice, a América Latina y a los
latinos, y sí me siento orgulloso de que otra compañía de América Latina pueda
salir. En este caso es Uruguay porque es el país que me dio la posibilidad de
demostrar lo que yo aprendí, y y donde me dan y donde estoy me pongo la
camiseta, por eso lucho, es lo que estoy haciendo. A veces mucha gente no
entiende cuando hablo del Sodre, hago lo que hago y exijo lo que exijo, pero no
lo exijo por mí sino por la danza y también por una institución para que pueda
seguir creciendo y puedan seguir mejorando. En Uruguay tenés dos grandes
teatros, el Sodre y el Solís, pero aunque tengamos que trabajar en conjunto yo
voy a defender al Sodre, es mí teatro. Cuando salimos, sí, soy argentino,
latino, amo la danza, pero estamos representando a Uruguay.
Lo sentís también en el corazón, no es
solamente un trabajo, a esta altura.
Sí, se siente, porque aparte es parte de donde uno está viviendo, es
parte de uno. En este período de mi vida, Uruguay es mi casa.
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