12/7/17

CONFERENCIA DE RUBÉN DARÍO SOBRE JULIO HERRERA Y REISSIG (3)

(Teatro Solís / 11 de julio de 1912)



Cuando escribe Herrera y Reissig versos como los inéditos de “Las clepsidras”, y que se titulan “El collar de Salambó” -un milagroso collar de milagrosas pupilas- el gran poeta ha aparecido ya. Decidme si no tengo razón, cuando hayáis escuchado estos motivos, de una música exquisita, y que caracterizan al ensoñador, al sentimental y cerebral amoroso, y al seguro ejecutante:



OJOS VERDES


Nubia de crespas campañas
Y Escocia de verdes lagos
Ensueñan en las entrañas
Vistas de tus ojos vagos.

Melancolías hurañas
Beben el absinthio…, y magos
Cometas hacen aciagos
Signos entre tus pestañas

Oh tus cambiantes y finos
Y oblicuos ojos felinos!...
Ábreme la maravilla

De tu honda mirada verde.
Mar de vida en que se pierde
Mi taciturna barquilla…


OJOS DE ORO


Sueñan heroicos delirios
Tus ojos, como áureos dardos;
Osiris, Menfis, gallardos
Faraones y martirios…

India: elefantes, leopardos…
Judá: incensarios y cirios…
Dorada legión de bardos
Y sacerdotes asirios.

Amas el sol, oh, mi ensueño?
Quieres cruzar el espacio?...
Amor será el Clavileño

Que te conduzca al Palacio
Donde mora el feliz dueño
De tus ojos de topacio…


OJOS GRISES


No sé qué hurañas regiones
De ventisqueros y riscos,
Se insinúan en los discos
De tus dos ojos lapones.

Noche boreal… Cerrazones…
Kremlin de nácar… Apriscos
De osos que braman ariscos,
Hacia las Constelaciones…

No llores, mi dulce Cleo!
Amor regirá el trineo
Por la quimera sin fin…

E iremos hacia los grises,
Vagos, enfermos países
Que hay en tus ojos de esplín…


OJOS AZULES


Son más dulces que un Leteo
Tus pupilas, cual si ellas
Entonaran dos estrellas
Su “Gloria en excelsis Deo”…

Fulgen místicas centellas,
En inefable azuleo,
Como un idilio de bellas
Palomas del Himeneo…

Sueñas de amores floridos?
Ya están los cisnes uncidos
La góndola nos espera…

Seré Lohengrin o Raúl,
Y te amaré en la Isla Azul
De la eterna primavera…


OJOS NEGROS


La noche del odio eterno
Cristalizó en el diamante
De tus pupilas, que Dante
Tomara por el Infierno.

Desoladas en su interno
Maleficio obsesionante,
Hay en su noche enervante:
Vacío, Caos e Invierno…

Aunque a traición me han herido
Con sus filosos destellos,
Dame, por Dios, esos bellos

Ojos que tanto he querido,
Ay! para enlutar con ellos
El féretro de tu olvido.


¡Decadentismo!, ¡malhadada palabra! No, señores, tradición de casta; y antes de buscar a los autores del Mercure, recordad pensares y decires de nuestros clásicos castellanos. Naturalmente, entre Góngora y Gutierre de Cetina, y el autor de esas estrofas, hay nuevos cristales de poesía que hacen ver los ojos de las mujeres de diferente modo, y nuevas inquietudes que han encontrado singulares maneras de expresarse; aunque siempre sobre la tierra sea incambiable el antiguo verso:



Ya que así me miráis, miradme al menos.

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