SAN JUAN DE LA CRUZ
LLAMA DE AMOR VIVA
SEPTUAGESIMOCUARTA
ENTREGA
CANCIÓN
TERCERA (10)
¡Oh
lámparas de fuego,
en
cuyos resplandores
las
profundas cavernas del sentido
que
estaba oscuro y ciego,
con
extraños primores
calor
y luz dan junto a su Querido!
DECLARACIÓN
58
/
Pues veamos si tú no siendo no más que desbastador, que es poner el alma en el
desprecio del mundo y mortificación de los apetitos, o, cuando mucho, entallador,
que será ponerla en santas meditaciones, no sabes más, ¿cómo llegarás esa alma
hasta la última perfección de delicada pintura, que ya no consiste en
desbastar, ni en entallar, ni aun en perfilar, sino en la obra que Dios en ella
ha de ir haciendo? Y así está cierto que si en tu doctrina, que siempre es de
una manera, la haces siempre estar atada, o ha de volver atrás, o, a lo menos,
no ir adelante. Porque ¿en qué parará, ruégote, la imagen si siempre has de
ejercitar en ella no más que el martillar y desbastar, que en el alma es el
ejercicio de las potencias? ¿Cuándo se ha de acabar esta imagen? ¿Cuándo o cómo
se ha de dejar a que la pinte Dios? ¿Es posibles que tú tienes todos estos
oficios, y que te tienes por tan consumado que nunca esa alma habrá menester
más que a ti?
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