17/1/08

Reflejos de una noche ordinaria

Me había jurado no tomar nada, pero ella poseía el terrible don innato de seducirme. Desde el momento que llegué, me abordó con el consentimiento de mis buenas costumbres para marchitarlas en un descuido.

Nuestra conversación fue llena de silencios y miradas cómplices, de sonrisas y aproximaciones tales que nos llevaría a "chuponearnos" asquerosa y salvajemente ante la atónita mirada de un cuadro renacentista de un niño no mayor que el mío cerca de una puerta ventana con una urgente leyenda de “exit” grafitado sobre su acápite

Todavía tengo recuerdo del calor de sus pezones que como ojibas nucleares estallaron en mi lengua. No podía hacer nada que no pudiera satisfacerla ya y agarrada de mi nuca apoyó su hombro sobre una pared ensombrecida por el reflejo de unas luces de unas palmeras enanas que nos cobijaban en una especie de semi invisibilidad.
Su vestido cayó luego un poco mas rapido que su ropa interior y totalmente desnuda quise besarla toda como quien "barniza" una larga y fina madera. Su pierna abrazó mi espalda manteniéndome sumergido debajo de las cofradías de mi pudor desgarrado por el placer de satisfacerla.

No recuerdo el tiempo que demoramos en regresarnos mas borrachos que cuando salimos por aquella puerta atemporal. Regresamos ella llena de mi y yo deborado por la pasión desenfrenada de su descontrol.

Luego, hablamos sin sentido, mientras la miraba y recordaba como su boca me había succionado hasta el último de mis suspiros y sus ojos de beata confesándose ante Dios rogaban porque no se terminara nunca aquel momento.

Recuerdo que me fui y no me dijo nada. Me quedó un asqueroso vació de "posmodernidad" en mi corazón que no comprendió su silencio tan lleno de ausencia.
No saber su nombre y reconocer su perfume entre millones de hembras, me martirizaba. Llenar mi Vida de esta vida me deja vacío y sin embargo, es este agujero en el pecho que me lleva a sentir la destrucción de un pasado modestamente glorioso para convertirme mañana en un hombre relativamente sensato y descubrir en el bolsillo de mi camisa el número de su móvil escrito con “rouge”.

Llamarla para cerciorarme que nuevamente fui un estúpido y caí en las redes de mi perversa confirmación a destruir los mitos con el barro que fueron construidos no suena tan descabellado aunque pueda entender ahora que me recupero de la embriaguez de lo vivido, que pueda ser la mujer de aquel hombre que la tomó del brazo y le susurró mientras me iba, alguna desnaturalizada tormenta o fobia que tiene la clase media a la rutina de los matrimonios.

"Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón."
(Horacio Quiroga - Decálogo del buen cuentista)

"Y si uno se casa con una muchacha y un día se despierta al lado de una mujer, es posible que comprenda, sin asco, el alma de los violadores de niñas y el cariño baboso de los viejos que esperan con chocolatines en las esquinas de los liceos."

"Se dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocul­tando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene"
(J. C. Onetti - El Pozo)

2 comentarios:

Sandra Rubio dijo...

Hermoso, justo y yo diría necesario. Siempre sienta bien amar y entregarse. Un beso enorme.

Z E N dijo...

Gracias amiga, le mando un beso grande.