Capítulo 40
El Cuerpo no tiene creencias
Amado Osho,
El otro día, oyéndote hablar sobre la hipnosis, llegué a
un estado muy tranquilo y relajado. Me sentí totalmente seguro y arropado en
una maravillosa suavidad.
Sin embargo, cuando hice deshipnoterapia durante tres
meses con Santosh en el rancho, a menudo regresaba a mi primera infancia y sentía
un miedo y un horror totales. ¿Qué es lo que experimenté contigo?
La hipnosis es una
experiencia tan simple e inocente que incluso hablar de ella te puede permitir
saborearla. Y eso es lo que ocurrió. Aunque no esté hablando de hipnosis, les
ocurre eso mismo a los que realmente me escuchan. Empieza a rodearles una calma,
una suavidad, un silencio. Esa es la señal de que lo que digo se está
escuchando y no estoy hablando a las paredes.
Respecto a
tu experiencia con Santosh y su deshipnoterapia, sólo puedo decir una cosa:
Santosh no sabe nada de deshipnoterapia. Él mismo está tan tenso,
constantemente preocupado, tiene tantos problemas...; ha estudiado hipnosis
durante años en Alemania y conoce la técnica, pero él mismo nunca ha estado en
esos espacios.
Es como...
si pudieras leer los mapas de todo el mundo y tú mismo jamás hubieras estado en
esos lugares. Saber dónde está Constantinopla no significa que hayas estado
allí. Saberlo es una cosa; estar allí es un fenómeno totalmente diferente. Y en
las escuelas sólo se enseña la técnica, la habilidad práctica.
Por eso cuando
Santosh llegó a mí poseía los conocimientos prácticos respecto a la hipnosis.
Le orienté hacia la hipnoterapia e hice todo lo posible por hacerle entender
que primero tenemos que crear el estado de des-hipnoterapia, porque cada niño
es hipnotizado desde la más tierna infancia. Así es como tiene lugar el
condicionamiento; así es como te formas una mentalidad. Puede que tus padres no
lo sepan, puede que tus profesores no lo sepan, puede que tus sacerdotes no
sepan lo que están haciendo: están practicando técnicas hipnóticas. Para
cuando sales de la universidad, ya conoces todas las técnicas para condicionar
a los demás. Por eso todos los que vienen a mí ya están condicionados.
Yo trababa
de hacer comprender a Santosh: «Primero deshipnotiza a estas personas, deja
que se liberen de lo que la sociedad les ha impuesto; sólo entonces la hipnosis
será limpia, joven, fresca, recién nacida.»
Sólo era un estudiante, por eso cambió el nombre de su terapia a
deshipnoterapia, a sugerencia mía. Pero lo que ha estado haciendo son las
mismas técnicas que aprendió en Alemania. Esas técnicas pueden producirte
horror, porque primero estás lleno de condicionamientos sociales y sobre eso te
hipnotizan.
En la
hipnosis llegas a tu mente inconsciente, el lugar donde están todos los
condicionamientos. Estás en un estado volcánico. Vas a encontrar horrores,
porque posiblemente recordarás tu infancia y lo que te ha ocurrido desde
entonces, todo lo cual está reprimido. Recuerda, nadie reprime una experiencia
agradable, ¿por qué debería uno reprimirla? De hecho uno trata de exagerarla
tanto como puede, para sí mismo y para los demás. Uno sólo reprime las cosas
desagradables.
Por eso tu inconsciente está lleno de las serpientes, escorpiones y
dragones que has reprimido porque no querías saber nada de ellos y tampoco
querías que los demás los conocieran. Si se te lleva a la hipnosis
directamente, sin descondicionarte, llegarás a un infierno de tu propia
creación: lo reprimido te mostrará su verdadero rostro; y lo natural es que te
quedes aterrorizado.
El problema de los terapeutas como Santosh es que ellos mismos no han
pasado por el proceso; simplemente han estudiado para ser profesores. Nunca han
trabajado en una escuela de misterios, cosa que les habría limpiado. Y en la
escuela de misterios sólo se te da la técnica cuando puedes usarla sin entrar
en puntos oscuros, en espacios de horror, estados terribles. Todos ellos son
imaginarios, pero cuando te encuentras en ellos son reales para ti. Por eso, lo
que te ocurrió con Santosh fue la emergencia de la pesadilla reprimida, él
abrió la botella y salió el genio. Este tipo de personas son peligrosas.
Yo se lo repetía una y otra vez hasta el punto de que se enfadó conmigo...
porque él pensaba que ya era un hipnotizador, había estudiado en Alemania
durante doce años, ¿qué más le podía enseñar nadie? Yo le dije: «No se trata de
enseñarte. Tú no has atravesado esos espacios hacia los que guías a los demás y
no sabes qué les pasa.»
Ahora bien,
todos estos terapeutas se están engañando a sí mismos. Como la comuna ha sido
destruida por el Gobierno americano, ha sido una gran bendición para los
terapeutas.
La comuna
tenía una propiedad en Laguna Beach, en América, y nuestros sannyasins la
gestionaban; habíamos creado un comité directivo. Era una propiedad de tres
millones de dólares. Lo que hizo Santosh fue llevar trescientos sannyasins del
rancho a Laguna Beach. Todos esos sannyasins se convirtieron en miembros de la
comuna de Laguna Beach, y por supuesto cambiaron el comité directivo. Santosh
llevó a sus propios directores, su propio comité, y abrió un instituto de
deshipnotización en Laguna Beach. En él no se menciona mi nombre. Se ha apropiado
del lugar sin pensar en las implicaciones legales. Y habíamos estado luchando
durante años, cuatro años, para ganar el caso...
Fue un caso
extraño. Anteriormente, allí solía haber una iglesia cristiana pero de un
carácter muy independiente. El hombre que dirigía la iglesia, el sacerdote, no
pertenecía a ninguna organización; era una iglesia independiente que contaba
con cuatrocientos miembros. Pero el sacerdote se interesó por mí. Él y su
esposa vinieron a Poona, se hicieron sannyasins, y después regresaron. En
lugar de usar la Biblia ,
el sacerdote empezó a enseñar basándose en mis libros. Su congregación no
podía creer lo que estaba ocurriendo.
Muchos de
los miembros de su congregación se sintieron muy animados: ya estaban cansados
y aburridos de escuchar la Biblia.
Mucha gente
de su congregación vino a Poona y se hicieron sannyasins, casi treinta
personas se hicieron sannyasins. Y entonces hubo un conflicto. El conflicto
era... los no-sannyasins abandonaron la congregación porque ya no era
cristiana, y ellos se habían unido a esa congregación porque era cristiana.
Por eso se fueron y el lugar se convirtió en una comuna de sannyasins.
Entonces el
anciano sacerdote se retiró... Solía venir a los festivales de la comuna con su
esposa -todavía tenía mucha vida y seguía queriéndome-, pero quería retirarse,
ya era mayor. Se retiró nombrando a ciertos sannyasins jefes de la
congregación. Cuando se retiró, la gente que había abandonado la congregación
fue a los tribunales diciendo que los edificios y los terrenos -Laguna Beach es
un lugar precioso- les pertenecían, y que la gente que residía en ellos no eran
sus dueños. Tuvimos que luchar en los tribunales durante cuatro años
consecutivos. El caso se decidió a nuestro favor por la simple razón de que
estas personas habían abandonado la congregación; ya no eran miembros de ella,
y no tenían derechos... Deberían haber continuado en la congregación y haber
interpuesto una demanda en los tribunales, entonces la situación habría sido
diferente. Eran la mayoría, pero se habían ido, y ahora al ver que los
sannyasins se estaban quedando toda la propiedad y la iglesia, las querían
recuperar. El tribunal cerró el caso porque ya no tenían ningún derecho. En el
momento en que te vas de la congregación, ya no tienes ningún derecho...
Había
catorce sannyasins manteniendo la propiedad y queríamos venderla;
¡necesitaremos dinero para la nueva escuela de misterios!
Santosh nos
ha hecho un gran servicio. Ahora es el primer sacerdote. No cuenta con ninguna
experiencia y destruirá a mucha gente. Por eso he informado a los nuestros de
que hay que hacer algo y Santosh tiene que ser apartado de allí; o tiene que
pagar los tres millones de dólares y entonces puede hacer lo que desee con la
propiedad. Y nuestros sannyasins tienen que saber que su hipnoterapia no les va
a ser de ninguna ayuda.
Os he hablado de un festival mundial que Teertha, Rajen, Poonam y
algunos otros estaban organizando en Italia. Ayer mismo llegaron noticias de
que había asistido muy poca gente; han tenido unas grandes pérdidas de quince
mil dólares y el festival ha sido muy plano y muy muerto. Todos estos grandes
terapeutas estaban en el escenario, pero no hubo celebración, la gente no tenía
la sensación de estar en presencia de seres iluminados. Y se fueron decepcionados,
disgustados con todo aquello.
Hace unos
días os dije que pronto tendrían problemas. La gente les abandonó porque no
venía a verles a ellos, estos terapeutas estaban muy confundidos. Pero durante
quince años... uno puede fácilmente equivocarse y pensar que la gente viene a
verle a él.
Pronto se
perderán entre la multitud y es bueno que se pierdan; de otro modo jugarían con
la psicología de la gente sin saber lo que están haciendo y qué puede ocurrir.
En realidad,
la hipnosis es un método muy suave..., una música muy dulce. Puede ocurrir
mientras estás sentado a mi lado en silencio. Puede ocurrir si estás escuchando
con tanta intensidad que todas tus preocupaciones y tensiones desaparecen, y
empiezas a moverte hacia lo profundo de tu ser. Pero en primer lugar deben desaparecer esas preocupaciones y
tensiones, esas angustias y ansiedades.
E
«hipnoterapia» es una palabra antigua, pero «deshipnoterapia» es una
construcción mía. Le dije a Santosh que llamara a su trabajo deshipnoterapia y
él nunca me preguntó: «¿Cuál es la diferencia entre hipnoterapia y
deshipnoterapia?» Simplemente la llamó deshipnoterapia. Ahora se ha convertido
en el director del instituto de deshipnoterapia, y ni siquiera conoce la
diferencia entre hipnoterapia y deshipnoterapia.
El proceso
es completamente opuesto. La hipnoterapia puede llevarte a un sueño
deliberado; la deshipnoterapia puede llevarte a un despertar deliberado. Pero
yo me quedé desconcertado: ni siquiera me preguntó cuál era la diferencia
entre ellas.
Es una
desgracia, pero tengo que avisar a mi gente de los peligros de estos terapeutas
porque exagerarán sus pretensiones, diciendo que han estado conmigo durante
quince años. Pero no han estado conmigo ni quince segundos. Estaban jugando su
pequeño papel de gurús ante pequeños grupos de gente. Vinieron por iniciativa
propia, pero se olvidaron completamente. Esto es lo que le ocurre a la gente que
viene por accidente: vienen por una cosa y compra otra.
He oído
hablar de un agente de la propiedad inmobiliaria que vivía en una gran ciudad y
era considerado el mejor en su profesión. Formaba parte de una gran compañía.
Aquel día su jefe estaba muy enfadado y le estaba esperando. Cuando llegó, su
jefe tuvo un estallido de ira y le dijo: «Esto es demasiado. El hombre al que
le acabas de vender esa tierra al doble de su precio acaba de salir por la
puerta. Podemos entender que eres astuto e inteligente y te las has ingeniado
para hacer un gran negocio, por eso te pagamos tanto. Pero ese hombre ha
dicho: "Ha llovido y la tierra que me vendisteis está bajo dos metros de
agua. ¿Qué clase de empresa es ésta? ¡Esto es un timo!»
El vendedor
le dijo: «No te preocupes jefe, me encargaré de él. Me voy.» Y después de una
hora volvió sonriente, y dijo: «Hoy me tienes que dar un premio.»
El jefe dijo:
«Primero cuéntame qué les ha pasado a ese hombre y a su
tierra.»
Él respondió:
«No ha pasado nada; hemos tenido por aquí dos barcas medio podridas durante
muchos años; se las he vendido a ese hombre. Le he dicho: "Eres un estúpido.
Esta tierra tan hermosa que en la estación de las lluvias se convierte en un
lago..., toma estas dos barcas. Construye una casa suficientemente grande para
poder disfrutar de ambas cosas. En la estación de las lluvias, disfruta del
lago y de las barcas que he traído conmigo." Y esas barcas están tan
podridas que se hundirán la primera vez que el hombre se monte en ellas. No te
preocupes. Habían estado por aquí desde ni se sabe cuándo. Y les hemos sacado
un buen precio.»
El jefe
dijo: «¡Esto es demasiado! Has vuelto a timar a ese hombre y ahora encima le
has puesto en una situación peligrosa. Esas barcas le matarán.»
El agente le
respondió: «Así es como funciona el mundo. No tienes que pensar en lo que les
vaya a ocurrir a los demás; sólo tienes que pensar en tus propios bolsillos.»
Y ese parece
ser el estado de estos terapeutas: están pensando en sus propios bolsillos. No
les preocupa lo que le ocurra a la gente. No han vivido lo que sugieren a la
gente; no es su experiencia personal. Es deshonesto decir cosas a la gente que
no forman parte de tu propia experiencia personal y ponerles en estados que
pueden hacerles enloquecer.
La hipnosis
también puede ser peligrosa. En manos equivocadas, cualquier cosa puede ser
peligrosa; por lo demás, la hipnosis es una forma simple de relajación. Pero
puede ser peligrosa porque si el hipnotizador tiene la intención de timarte,
puede sugerirte bajo hipnosis que hagas cosas que no deseas hacer. Y tendrás
que hacerlas al despertar.
Yo solía
trabajar con uno de mis alumnos. Viví en su casa durante seis meses. Su
hermano era amigo mío, yo estaba solo y no tenía sentido alquilar una casa,
¿quién cuidaría de ella? Entonces me dijo: «Más te vale quedarte conmigo.» Descubrí
que su hermano menor era un excelente médium.
Empecé a
hipnotizarlo. Para daros un ejemplo, un día le dije:
«Mañana, exactamente a las doce,
besarás locamente tu almohada.» Al día siguiente, alrededor de las doce menos
cuarto, empezó a tener un aspecto extraño, estaba atemorizado, observando a
todo el mundo, mirando a todas partes y justo delante de él cogí su almohada y
la encerré en mi maleta. Pude ver que empezaba a llorar. Le dije: «¿Qué pasa?
¿Por qué estás llorando?»
Él dijo: «No
lo sé, nunca antes me había ocurrido nada parecido. Es tan extraño... no puedo
describirlo.» Y exactamente a las doce en punto vino a mí y me dijo: «Por
favor, devuélveme mi almohada.»
Yo dije: «Para qué la quieres a las doce del mediodía. Te la devolveré
por la noche.», Él añadió: «Me la tienes que devolver ahora mismo.»
Le di la almohada y delante de otras seis personas empezó a besarla
locamente y a mirar a los demás pensando que debían pensar que estaba loco...
y él mismo también pensaba que estaba loco, ¿qué le estaba pasando?
Yo le comenté: «No te preocupes, eso es lo que hace todo el mundo.
Cuando una hombre besa a una mujer, cuando una mujer besa a un hombre, están en
una hipnosis natural, la hipnosis biológica; la biología hipnotiza tus
cromosomas. No es que tú lo hagas..., y como te sientes tan extraño, no
quieres hacerlo delante de los demás, prefieres hacerlo en privado. ¡No te
preocupes! Se trate de una almohada o de una mujer, no hay ninguna diferencia.
Haces lo que haces, y es tu inconsciente el que te fuerza a hacerlo.» Él dijo:
«Ese es el problema. Precisamente eso es lo que estoy sintiendo. Algo dentro
de mí dice, "besa", y sé que es estúpido. Sólo es una almohada. ¿Por
qué debería besarla?»
Si eres una
persona que trata de timar a los demás puedes hacerles cualquier cosa bajo
hipnosis. Puedes incluso decir a una persona que asesine a otra y lo hará, y
será ella la que acabe siendo castigada. Puede que le sentencien a muerte y no
podrá dar ninguna explicación. Y nadie puede acusarte de haberle hipnotizado
porque nadie sabrá lo que hiciste durante la sesión de hipnosis, mientras la
persona estaba dormida.
La hipnosis
puede emplearse mal. Todo lo grande puede emplearse mal. Quizá ésta sea la
razón por la que la mayoría de los países y de las culturas han tratado de
evitar cualquier enredo con la hipnosis. El «hipnotismo» se ha convertido en
una palabra condenatoria. Pero eso no está bien porque puede hacer un bien
inmenso. Cualquier persona que tenga problemas con un tema determinado puede ser
hipnotizada y se le puede decir: «No tienes ese problema. Ese tema es sencillo,
y tienes la suficiente inteligencia como para comprenderlo.» Y el hombre
empezará a comportarse de manera diferente desde el día siguiente; su
inconsciente ha entendido: no tiene que tener miedo.
A la gente se le puede ayudar con sus enfermedades, porque casi el setenta por ciento de las enfermedades
son mentales. Puede que se expresen a través del cuerpo, pero su origen es
mental. Y si puedes poner en tu mente la idea de que la enfermedad ha
desaparecido, de que no tienes que
preocuparte por ella, de que ya no existe, la enfermedad desaparecerá.
He intentado
experimentos muy extraños con la hipnosis. Mi trabajo tenía que ver con otras
cosas. Por ejemplo, en Ceilán, el día del cumpleaños de Buda, los monjes
budistas bailan sobre carbón al rojo y no se queman. Un profesor de Cambrigde,
un profesor de psicología, acudió especialmente a verlo porque no creía que
fuera posible. Pero cuando vio a veinte monjes bailando sobre las llamas, y vio
que no se quemaban, pensó: «Si esta gente lo puede hacer, ¿por qué no podría
hacerlo yo?» Y lo intentó... al acercarse un poco más sintió tanto calor que
salió despedido. Si hubiera saltado al lugar donde se estaba quemando el
carbón y los monjes estaban bailando, habría muerto. Ahora bien, esto requiere
un tremendo esfuerzo hipnótico.
Yo lo intenté con el muchacho que he mencionado antes porque era un
buen médium. El treinta y tres por ciento de la población son buenos médiums, y
debes recordar esa cifra, el treinta y tres por ciento. El treinta tres por
ciento también son los más inteligentes, los más creativos, los más innovadores.
Son la gente que puede entrar en un trance hipnótico profundo; hace falta ser
muy inteligente. La gente más inteligente -si están preparados para entrar en
la hipnosis- puede ir a capas muy profundas. Y en las capas más profundas se
pueden hacer cosas que parecen casi milagrosas.
A este niño
-su nombre era Manoj- intenté ponerle un trozo de carbón al rojo en la mano y
decirle que era una rosa maravillosa. Él lo vio y dijo: «Tan hermosa y
fragante», y no se quemó. También lo intenté de la forma contraria: puse una
rosa en su mano y le dije que era un trozo de carbón al rojo vivo. Lo tiró
inmediatamente, pero le quemó toda la mano.
La mente
tiene un poder tremendo sobre tu cuerpo. La mente lo dirige todo dentro de tu
cuerpo. El setenta por ciento de las enfermedades pueden cambiarse cambiando
la mente, porque es allí donde empiezan; sólo el treinta por ciento de las
enfermedades empiezan en el cuerpo. Si te caes y te haces una fractura, la
hipnosis no puede ayudarte con esa fractura diciéndote que no la tienes.
Seguirás teniéndola. La fractura ha empezado en el cuerpo y el cuerpo no puede
ser hipnotizado. El cuerpo tiene su propia forma de funcionar. Pero si el
proceso empieza en la mente y se extiende a algún punto del cuerpo, entonces es
muy fácil cambiarlo.
Las
religiones lo han explotado. En India hay muchas religiones: los musulmanes lo
hacen, los tibetanos lo hacen, los birmanos lo hacen..., bailan sobre el fuego
sin quemarse. Pero no son personas ordinarias, son monjes. Han sido hipnotizados
durante años y la creencia de que el fuego no puede quemarlos está asentada en
su inconsciente. Pero recuerda, sólo el setenta por ciento... Y esto me
recuerda un extraño fenómeno que altera mucho a los fisiólogos, a los médicos
y en general a todos los que trabajan con el cuerpo humano, no tienen
respuesta para él...
La alopatía
sólo tiene éxito en el setenta por ciento de los casos; la homeopatía sólo
tiene éxito en el setenta por ciento de los casos, la medicina ayurvédica sólo
tiene éxito en el setenta por ciento de los casos; la medicina griega sólo
tiene éxito en el setenta por ciento de los casos; la medicina tibetana sólo
tiene éxito en el setenta por ciento de los casos; la acupuntura china sólo
tiene éxito en el setenta por ciento de los casos: todos los métodos de
curación sólo tienen éxito en el setenta por ciento de los casos. Ésta es una
coincidencia muy extraña.
Si se mira
desde fuera es un misterio. La homeopatía no tiene nada en sí -sólo son
pequeñas píldoras de azúcar-, pero tiene éxito, y tiene el mismo porcentaje de
éxito que los demás métodos. El único factor es éste: la homeopatía tiene éxito
si la gente cree en ella. La única diferencia con la alopatía es que no hacer
falta creer en ésta para que funcione. Naturopatía, homeopatía, ayurveda; su
naturaleza básica es que debes creer en ellas.
Yo tuve un
médico ayurvédico, un hombre de extraña inteligencia, una persona muy
agradable. Solía cuidar de mí y era muy famoso por aquella zona. Pero fue
víctima de la tuberculosis. Cuando lo oí, fui a verle al hospital y lo encontré
allí. Me dije: «Es extraño. Es un gran médico ayurvédico, ¿por qué acudiría a
la medicina alopática?»
Fui al hospital y le pregunté: «Este comportamiento es muy extraño.
Has ayudado a tanta gente con tus medicinas, ¿no puedes ayudarte a ti mismo y
curarte la tuberculosis?»
Se rió y
dijo: «No, no puedo, porque la base de la medicina ayurvédica es que tienes
que tener fe en ella. Yo no tengo fe en ella. Lo sé todo de ella y es una
tontería. Pero si la gente se cura, me callo. No digo nada a nadie, pero hay
una cosa segura, que a mí no me ayuda. Si tomara esas medicinas que han curado
a innumerables personas -¡incluso de la tuberculosis!-, me moriría. Por eso no
te sorprendas y no digas nada a nadie, porque si sobrevivo seguiré con mi
práctica. Si muero, entonces puedes decir la verdad.»
Pero la
verdad es que lo que se necesita es fe. La fe es lo que cambia la mente y
afecta al cuerpo, pero no al revés. El cuerpo no es supersticioso y tampoco
tiene fe; simplemente es natural. No le importa nada más.
Solía haber
una secta en América... creo que aún sobrevive en algunos lugares, pero a
principios de siglo era muy importante. Era un grupo cristiano, solían
denominarse a sí mismos miembros de la Iglesia de la Ciencia Cristiana.
Creían que se podía curar todo -sólo tienes que creer en Jesucristo- y que las
enfermedades no son más que creencias: como crees que tienes tuberculosis,
entonces tienes tuberculosis.
Un joven se encontró en la calle con una anciana que le preguntó: «No
veo a tu padre en las reuniones...» Solían reunirse los domingos.
Él dijo: «Está enfermo, gravemente enfermo.»
La anciana le espetó: «Eso son tonterías, porque somos miembros de la Ciencia Cristiana.
Él es un científico cristiano; sólo cree que está enfermo.»
El joven respondió: «Si tu lo dices, quizá sólo crea que está enfermo.»
A los dos o tres días se volvió a encontrar de nuevo con la mismamujer
que le preguntó: «¿Qué ha pasado?»
El joven le
dijo: «Ahora cree que está muerto, y lo hemos tenido que llevar al cementerio.
Tratamos de despertarle y gritamos: "No creas en esas cosas. Eres un
científico cristiano. Cree que estás vivo!" Pero no pasó nada y todo el
vecindario se rió. Ahora el pobre hombre está en una tumba, sigue creyendo que
está muerto.»
El cuerpo no cree ni deja de creer, pero la mente sí. Y la mente tiene
un inmenso control sobre el cuerpo. Una de las actitudes más sinceras que se
pueden tener cuando se trabaja con personas es tener mucho cuidado para que
todo lo que les digas o les hagas no les destruya. Y me temo que todos estos
terapeutas... Mientras trabajaban en la comuna, en mi presencia, no había peligro.
Yo podía devolver a cada uno de ellos a su posición correcta. Pero ahora que
están trabajando sin ninguna comprensión, pueden acabar siendo muy peligrosos.
Todos los
sannyasins del mundo deben ser informados: tened cuidado con los terapeutas.
En mi presencia les permití hacer cualquier cosa porque no había problema; si
algo hubiera ido mal yo me habría encargado. Pero ahora, si algo va mal -y va a
ir mal porque ellos mismos están equivocados-, ¿quién se va a encargar?
El trabajo
del maestro no es fácil. Tiene que cambiarte, tiene que transformarte. Pero no
tiene que lisiarte, no tiene que destruirte. Es casi como andar sobre el filo
de una navaja, porque todo lo que puede ayudar también puede usarse de tal
manera que resulte desastroso.
Amado Osho,
Viajando contigo a lo largo de los últimos meses y viendo
las durezas del mundo, en lugar de endurecerme más me siento cada vez más
suave. ¿Podrías comentar, por favor?
La respuesta ordinaria sería volverse cada vez más duro, pero no estás
en una situación ordinaria. Incluso un pequeño toque de contemplación, de
silencio, de amor, de compasión, un pequeño toque de la presencia del maestro
implica que tus respuestas serán totalmente diferentes.
Viendo la
dureza del mundo, sentirás más compasión hacia las personas que lo habitan, te
sentirás más suave. No reaccionarás violentamente porque eso sería unirte a su
estupidez. Estando conmigo, lo sepas o no, estás aprendiendo miles de cosas.
Una de ellas es que no puedes reaccionar.
El mundo puede ser duro contigo, eso duele. Uno se entristece porque
desgraciadamente los seres humanos aún son unos bárbaros, pero no te dan ganas
de maldecirles. Por el contrario, lo que quieres es ayudarles, ser compasivo
con ellos para que puedan salir de sus duros caparazones. Quizá ellos también
estén sufriendo en su dureza y no hay nadie que les indique cómo salir de ella.
Ellos también son desgraciados. Se comportan mal por su propia miseria, porque
han sido maltratados. Lo único que saben es que la violencia es poder.
Mirando al
mundo, verás que la violencia no es el poder real. El poder real es el poder
del amor, y el amor te hará más suave, te hará perdonar; te quitará el enfado.
De hecho, Charles Darwin pensó que procedemos evolutivamente de los animales, mientras
se reía porque le parecía muy divertido que este mundo creyera que está
civilizado. Pero nuestro comportamiento muestra que aún somos como animales. No
ha habido ninguna evolución. Quizá hayamos perdido la cola, pero eso no es
evolucionar. Quizá podamos estar erguidos, pero eso tampoco es evolucionar. Todavía
nos comportamos tan crudamente, tan cruelmente. Y nadie está allí para decirlo,
porque cualquiera que lo diga será aplastado, se le matará.
Habéis
elegido estar con un hombre que lo está diciendo, y que lo va a seguir
diciendo hasta su último aliento.
Pero en lo
que os concierne, toda esta experiencia de viajar por el mundo y de encontrarse
con los mismos políticos en todas partes, viendo que las naciones, los
gobiernos, la policía se comporta de la misma forma... parece que estamos
viviendo una pesadilla. Sólo se puede decir: «¡Eso es una pesadilla!» cuando se
ve desde fuera. Pero cuando alguien está en la pesadilla, gritando y
vociferando, no sientes dureza hacia él; sientes ternura; quieres ayudarle. Ha
sido una buena experiencia. Más adelante, cuando recapituléis, veréis que os ha
proporcionado una madurez que cuesta vidas enteras ganar.
Amado Osho,
Parece que los maestros
siempre han sido traicionados por su discípulo más destacado. A Ti te ha
ocurrido lo mismo con aquellos a los que has dado tanto amor y atención, sobre
los que has trabajado tan duro. Osho, ¿es verdad que los que tienen más potencial
suben más alto y después pueden caer por debajo del ser humano ordinario? Has
sido acosado por la policía y la burocracia, y aunque siento que no han hecho
bien, ellos no saben comportarse de otra manera; pero cuando oigo hablar del
comportamiento de los antiguos sannyasins, mi corazón llora y siento un gran
dolor.
Los sannyasins con los
que más he trabajado no son que tienen más potencial, sino los que tienen
menos; de ahí que necesitaran el trabajo duro. Con los mejores no he trabajado
en absoluto. Mi sola presencia ha sido suficiente para ellos, mi amor ha sido
suficiente para ellos.
Por eso no
es que haya trabajado duro con ellos porque tuvieran más potencial de ir hacia
arriba y después de caer incluso por debajo de lo ordinario. He trabajado con
ellos porque no tenían posibilidades de subir. A pesar del duro trabajo, como
mucho he podido llevarlos a una posición de normalidad y se están comportando
con normalidad no me siento decepcionado por ellos.
Cuando una persona de alto potencial ha venido hasta mí, ha recibido mi
amor, pero no ha hecho falta trabajar con ella. Con un pequeño empujón empieza
a volar por el cielo. Ninguno de éstos ha caído; ni caerá, porque el que ha
conocido la libertad del cielo no puede volver al estado en el que ni siquiera
es consciente de sus alas, y no puede ser desagradecido con el maestro que le
ha ayudado. Es imposible, sencillamente imposible.
Su gratitud irá cada vez a más, porque el maestro no sólo le ha hecho
tomar consciencia de sus alas, sino que le ha empujado hacia el cielo y le ha
dado una libertad total.
Cómo puedes ser desagradecido con una persona que te da la
libertad total de ser tú mismo, que no ha tratado de ninguna forma de imponer
ninguna imagen, ningún ideal sobre ti? La mayoría de los sannyasins se sienten
más amorosos que nunca, más agradecidos que nunca; y realmente éste es un
tiempo de dificultades, en el que se pone a prueba el temple de cada uno.
Los que han
caído de la gracia son los que se esperaba. Nunca llegaron al punto de poder
abrir sus propias alas. La razón de que no se muestran agradecidos hacia mí es
que no han experimentado nada que les haga sentirse agradecidos. Han
permanecido encerrados en su propia oscuridad, en su propio ego.
“Vivek me sigue preguntando una y otra vez: «¿Por qué no trabajas
conmigo?”. Y es difícil explicarle que no hay ninguna necesidad de trabajar
con ella. Ella tiene que trabajar para mí, y en ese trabajo, en ese cuidado, está
creciendo, está madurando.
Es una
situación muy complicada. Tengo que elegir trabajar con los peores; necesitan
atención. Bastará con que puedan crecer un poco. No espero que se vayan a
iluminar. No se iluminarán ni aunque trabajen muy duro, porque el trabajo con
los peores presenta una dificultad añadida: luchan contigo. Mientras trabajas
en ellos, ¡están continuamente luchando contigo! A cada paso se niegan a
crecer; creen que estás haciendo algo contra ellos. Con la gente de más calidad
es diferente porque quieren crecer.
Con ellos no
tienes que trabajar duro. Basta con mirarles a los ojos, estar con ellos es
suficiente, les nutre. Es el alimento que les abre las alas, y se sienten
agradecidos.
La gente con
la que tienes que trabajar duro no se sentirá agradecida; se tomarán la
revancha porque estabas trabajando contra su voluntad. Nunca han querido
volar.
Recuerdo una
vieja historia de un hombre que amaba inmensamente la libertad: liberó a su
país del Gobierno extranjero, pero amaba tanto la libertad que no quería tomar
las riendas del gobierno en sus propias manos. Una vez que su país fue libre,
se retiró a las montañas diciendo: «Mi trabajo ha terminado.»
Su última
parada fue en una posada de caravanas. Allí había un loro precioso, y el dueño
de la posada también estaba enamorado del concepto de libertad. Si realmente
hubiera estado enamorado de la libertad, habría liberado al loro, pero lo
mantenía en una jaula de oro. Su idea de la libertad, sólo era un lujo mental.
Como le gustaba tanto la libertad -sólo el concepto- había enseñado al loro a
repetir esa palabra: «Libertad, libertad, libertad.» El loro estaba todo el día
gritando: «¡Libertad, libertad!» Sólo conocía esa palabra. Y este hombre que
había luchado por la libertad de su país, que había estado en cárceles, que
había corrido peligro, estaba sentado allí al lado.
Pensó: «Este
pobre loro quiere la libertad. No es feliz en su jaula de oro, nadie le
escucha. Está todo el día gritando: "¡Libertad!"» Decidió volver por
la noche, abrirle la jaula y dejarle libre; así, en medio de la noche se llegó
hasta la jaula, abrió la puerta y trató de sacar al loro. Pero el loro le
picoteaba, mientras se aferraba a la jaula con una de sus patas.
El hombre no
podía entenderlo, la puerta estaba abierta y el loro seguía gritando:
«¡Libertad!» Pero aquel hombre era un aguerrido luchador por la libertad, y consiguió
sacar al loro de la jaula y soltarlo en medio del cielo. Se hizo daño en ambas
manos, las tenía ensangrentadas porque el loro le había arañado. Pero se sentía
muy feliz de que el pobre loro que tanto anhelaba la libertad fuera libre al
fin.
Se fue a su
habitación y se puso a dormir, pero por la mañana le despertó el sonido del
lora gritando: «¡Libertad!» Se dijo: «¡Qué extraño! ¿Dónde está el
loro?» Abrió la ventana y vio al loro: aposentado en su jaula; la puerta estaba
abierta y repetía su rutinario: «¡Libertad... libertad!» Sólo era una palabra.
Entonces salió el dueño que conocía a aquel
hombre tan famoso. Miró sus manos, vio la jaula abierta y dijo: «No lo entiendes,
sólo es un loro. Le he enseñado la palabra "libertad" porque me gusta
el concepto. No deberías haberlo intentado ni deberías haberte hecho daño.
Otros también lo han intentado antes, pero siempre vuelve… ¿Quién quiere salir de
una jaula de oro?
«En lo que
me concierne, sólo es una idea; si no fuera así, ya habría sacado al loro de la
jaula y la habría tirado. Pero me encanta escuchar la palabra
"libertad". Es una idea; no quiero hacer nada al respecto, sólo es
filosófico, y el loro tampoco quiere hacer nada al respecto. Para él ni
siquiera es filosófico; es una grabación, memoria..., ni siquiera mente.
Tú eres un hombre que ha sacrificado toda su vida por la libertad.
Estás en otra categoría. No deberías haberte molestado por este loro, -es un idiota.
Simplemente ha aprendido la palabra.»
Los
sannyasins que creen haberme traicionado... no me han traicionado: se han
traicionado a sí mismos. ¿Cómo podrían traicionarme? Yo no estaba implicado de
ninguna forma. No esperaba nada de ellos; en ningún sentido. Trabajé porque me
gustaba, me encantaba.
No pueden traicionarme, sólo pueden
traicionarse a sí mismos. Eso no me afecta, sólo afectará sus vidas.
Volverán a entrar en sus jaulas y empezarán a gritar: «¡Libertad, libertad!» y
la puerta seguirá estando abierta.
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