TRES
TEXTOS DE DIEGO PRESA
Aparte del trabajo que viene desarrollando hace
años con el colectivo multimedia Buceo Invisible, el cantautor y poeta Diego Presa (Uruguay, 1975) ha
comenzado a presentarse solo, con su voz y su guitarra. En 2010 fue invitado
por el cantautor argentino Juan Ravioli para abrir su show en la Sala
Zavala Muniz del Teatro Solís así como también en sus presentaciones en La
Plata y Buenos Aires. En julio del
mismo año, actuó en la avant première del largometraje El Cuarto de Leo (Director: Enrique
Buchichio) en la Sala Movie Center interpretando Irreal, canción de su autoría incluida en la banda
sonora del film. A fines del
2010, participó en la Antología Casa
tomada de la librería La Lupa, disco en el cual fue incluida su
canción Venime a buscar. Hace
pocos días el sello Bizarro acaba de
anunciar la inminente aparición de de su primer disco solista.
El viernes 20 de julio, Diego Presa actuará como invitado,
junto a Santiago Barcellos y Leonardo de León en la tercera jornada del
ciclo de música y poesía Rumor de
hipnótico concierto, que organizan Pocitos Libros, Vitanova Producciones y
elmontevideanolaboratoriodeartes.blogspot.com en el “sótano de la esperanza”,
situado en Avenida Brasil 2561.
Un
poema
me maravilla la máquina
a veces
porque casi siempre no hay tiempo en el corazón
ni hay espacio en mi pobre luz
por una rendija entra ese polvo amarillo
perfume de ríos lejanos
de frutas abiertas
de voces futuras
cuando puedo abrir
la caja cansada de la lluvia
pasan cosas
como esta imagen maravillosa
de la máquina
realmente en el momento
en que deja de funcionar.
Dos canciones
I
y
cuando menos lo espero
los
caballos viejos, cansados
huyen
del matadero
saltan,
vuelan, viajan desbocados
a
través del barro y de la niebla
hacia
la mañana
los
caballos viejos
corren
lejos
del matadero
II
/ Ibiza
Se
fue sacando la ropa
hasta
quedarse desnudo.
El
fin del invierno era crudo
amanecía
la
calle aún estaba vacía.
La
vieja dormía en el piso
en un
vaho de orín, de fiebre y de vino.
La
vieja dormía en la calle
llegaba
aún el sonido
sordo
de la disco.
La
miró con calma, en silencio
se
acostó a su lado, los diarios salvajes al viento.
La abrazó
con los ojos cerrados
la
noche se iba
la
noche se iba perdiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario