3/11/12

LOS 15 AÑOS DE BUCEO INVISIBLE
 
por Marcelo Reyes
 
 
Buceo Invisible festejó sus 15 años de existencia en el rock uruguayo. La Zavala Muniz fue el lugar elegido para la fiesta, y no faltó nada, hits, poesía, un oportuno recorrido sobre su historia musical, y el recuerdo de sus intervenciones artísticas en salas y espacios recuperados, a lo largo de estos años.

Como en todas las muestras de Buceo Invisible, que trascienden la estructura normal de los recitales de rock, plantearon un maridaje perfecto música-poesía, cantando con crudeza y desnudez al encuentro frontal del poeta con el público, silencio y expectativa mediante, diciendo “estamos acá / con el sol del invierno entre los dientes / ahora que los días son más largos / y en los suburbios nos despiertan los pájaros… todavía estamos acá / con la luz intransferible / que da el aliento que nos sostiene / entre las sombras / y las flores nuevas naranjas del jardín”. Esa desnudez que les permitió potenciar los versos de un poema -que son al mismo tiempo canciones- y elevarlo a otras categorías, a través de la inclusión de audiovisuales y distintos instrumentos que alternadamente emplearon en su presentación: guitarra criolla, eléctrica; mandolina; violines; y hasta un dibujante que sentado junto a su mesa, se dedicó a descubrir rostros de la nada mientras transcurría el set, regalando finalmente al público sus obras, una vez terminado el show. Con una pantalla gigante formada por una intervención artística de planos, ángulos y formas, que constituyeron la base para la proyección de imágenes que fluyeron naturalmente, espaciales, imbricadas al ritmo, al clima, y la palabra, de ese bucear invisible.

La experimentación climático-poética de la música podría ser una buena síntesis de lo entregado en Canción de vida y en sus 15 años, como forma habitual que esgrimió apasionadamente el colectivo, en su empeño de movilizar al otro. Involucrando siempre y diversamente al arte. Empapando en una estética minimalista y provocadora a la representación musical. Y ese inmedible poder de la palabra. Así sumaron al universo creativo del rock nacional, imaginario, pienso, y una dulce fragilidad nostálgica que con-mueve.
En tiempos donde se percibe y se escucha en lo cotidiano la palabra violencia, ir a un recital de rock, y encontrarse con una muestra artística de este tipo, da un verdadero y sentido impulso vital, que crece y se moviliza en el espectador. Esa sensación delicada, profunda, sutil pero contundente, que deja el bombardeo poético. Y uno sale orgulloso, de la música, del arte-rock, de los artistas uruguayos, y de ese instintivo atrevimiento - en este caso-, de transgredir fronteras con variados instrumentos, en 15 otoños invisibles pasados, llenitos de un nosotros, sabiendo que “la música de tu mirada será para siempre en vuelo”.

No hay comentarios: