AUTÓGRAFOS OLVIDADOS DE CÉSAR VALLEJO
TÁMESIS
/ PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ / 2003
EDICIÓN FACSIMILAR DE 52 MANUSCRITOS AL CUIDADO DE
JUAN FLÓ Y STEPHEN M. HART CON ESTUDIO PRELIMINAR DE JUAN FLÓ Y NOTAS DE
STEPHEN M. HART
CUADRAGESIMOCUARTA ENTREGA
STEPHEN M. HART / ALGUNOS APUNTES
SOBRE LOS AUTÓGRAFOS DE POEMAS HUMANOS Y
ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ (2)
Poemas humanos (22)
‘Ello
es que el lugar donde me pongo…’ (21 de noviembre, 1937) (33-34)
En
este poema, como James Higgings ha señalado, Vallejo describe su vida como ‘una
interminable rutina trivial de vestirse y desvestirse’, y su casa como ‘una
especie de prisión, símbolo del mundo intrascendente donde se encuentra
atrapado’. (118) Las varias acciones descritas en el poema -tales como lavarse,
canturrear, comprarse el periódico- a primera vista indican la conformidad
social del sujeto, pero simultáneamente revelan su angustia filosófica. (119)
Esta incertidumbre existencial se refleja en la forma del poema, caracterizada
por tres salidas en falso. En efecto existe casi un primer borrador de la
totalidad de la primera estrofa del poema, que decía así: ‘Antier preguntaron
por mí / hoy contestaron sin que yo pregunte / y acabarán por escuchar quitarme
/ el pantalón, desde la calle / poner un libro sobre muchos libros…’ (V1, vv.
1-5; Silva-Santisteban, III, 280). De toda esta primera estrofa solamente se
conservaron dos imágenes: el pantalón y el libro. El resto se eliminó. El poema
en su tercer comienzo (después de otro verso que se quiebra: ‘Antier me he
quitado…’; V1, v. 7) se inicia ahora con gran soltura: ‘Ello es que el lugar donde
me pongo / el pantalón, es una casa donde (…)’ (V1, vv. 8-9). En efecto el
poema, después de dos salidas en falso, se lanza precipitosamente a su final;
de aquí en adelante sufre pocos cambios sustanciales. Pero los cambios no son,
por eso, menos notables. La expresión, ‘me quito la camisa’ (V2, v. 3;
Silva-Santisteban, III, 278), en un principio era ‘me quito la guija’ (V1, v.
10), y ‘en alta voz’ (V2, v. 3), anteriormente decía: ‘en voz alta’ (V1, v.
10). La alusión al acto de escribir ‘con la escribilla’ (V1, v. 14) se tachó
para dejar aparecer una expresión mucho más tajante: ‘Ahora mismo hablaba / de
mí conmigo’ (V2, vv. 5-6). También de un interés puramente editorial parece ser
la sustitución de ‘plazo’ por ‘buen periódico’ (V1, v. 33). Algunos de los
cambios logran crear un ambiente poético mucho más concreto y cotidiano; tal es
el efecto producido por la tachadura de ‘silbar’ y su sustitución por ‘canturrear’
(V1, rev., v. 17): ‘queriendo canturrear, un poco, y distraerme (…)’ (V2, v.
9). En efecto aquellos segmentos del poema que consiguen combinar eficazmente
una fluidez poética con cierto tono coloquial se integraron en el texto después
de la redacción de la primera versión del poema. En aquel verso en que se alude
a ‘un suelo, un alma, un mapa de mi España’ (V2, v. 4), por ejemplo, como el
autógrafo demuestra, la alusión al mapa fue una corrección posterior. El
borrador original simplemente se refiere a ‘un suelo, una (sic) alma, un cuadro…’ (V1, v. 11). Más tarde en el poema, la
alusión al ‘mapa que / cabeceaba o lloraba, no lo sé’ (V2, vv. 15-16) -detalle magnífico,
por lo demás- también se añadió después de la redacción del primer borrador.
Algunos
cambios parecen obedecer al deseo de evitar la redundancia. Así que parece
lógica la decisión tomada por Vallejo de transformar el verso ‘donde vive / con
su muerte mi cucharita amada’ (V1, rev., vv. 26-27) en ‘donde vive / con su inscripción mi cucharita amada’ (V1,
rev., vv. 26-27); subrayado mío) por ‘no puedo evitar de decir a Georgette’
(V1, rev., v. 31) en el primer verso de la segunda página del manuscrito parece
motivada por el deseo de evitar la repetición (véase ‘hablaba / de mí conmigo’,
V2, vv. 5-6). Tal parece ser también el caso del adjetivo ‘húmedo’ que fue
tachado en el borrador original (V1, v. 39); ‘algo húmedo’ así se convirtió en ‘algo’
simplemente: ‘quiero decir, su oficio, algo
/ que resbala del alma y cae al alma’ (V2, vv. 33-34; subrayado mío). Ya
que Vallejo se refiere a las lágrimas es posible que pensara que la referencia a
‘algo húmedo’ habría tenido una connotación excesivamente obvia. Algunas de las
correcciones realzan notablemente la fluidez de estilo. Tal es el caso de ‘así
se dice en el Perú perdonen’ (V1 rev., v. 35), que luego fue revisada en la transcripción
dactilográfica: (‘así se dice en el Perú -me excuso)’ (V2, v. 29). El nivel de
desesperación expresado por el poema es patente en la primera versión de ‘a fin
de no gritar o de llorar’ (V2, v. 31); originalmente decía ‘para no llorar’
(V1, v. 37). Hay un indicio que nos permite indagar un poco más en la causa del
tremendo pesimismo expresado por el poema. En un sentido obvio es la guerra
civil española que actúa como trasfondo para la proyección del dolor personal
de Vallejo. En la última estrofa el dolor parece que domina completamente el
discurso del sujeto lírico. Se inicia así: ‘Hoy es domingo, y por eso / me
viene a la cabeza la idea, al pecho el llanto / y a la garganta, así como un
gran bulto’ (V2, vv. 45-47). El domingo al cual se alude aquí, según Higgings
ha sugerido, ‘no es sino el vestigio de una fe redentora que ha perdido
vigencia (…) una tradición caduca, de la cual, sin embargo, el hombre no
consigue librarse’. (120) Es interesante notar que el primer borrador, en vez
de usar la imagen ‘gran bulto’, contenía en un principio el vocablo ‘aborto’
(V1, v. 53), lo que nos permite especular que los abortos que había sufrido su
mujer en los años treinta lo habían marcado a Vallejo psicológicamente y de
manera irrevocable. (121) Por recato quizás esta vez Vallejo decidió suprimir
la referencia, pero el primer estado del autógrafo nos permite vislumbrar otro
aspecto de la psique vallejiana. Es legítimo proponer que el dolor de Vallejo
no solamente funciona como una angustia metafísica y por ende abstracta sino
que es una emoción producida por circunstancias muy concretas y, por lo demás,
lamentables. Aquí se establece un vínculo muy estrecho entre el dolor del
pueblo español (guerra civil) y la desesperación personal del yo poético
(incertidumbre, angustia, enfermedad). En efecto la historia no se proyecta en ‘Ello
es que el lugar donde me pongo…’ como ajena a la vida del poeta; según Vallejo
sugirió en un artículo con palabras sumamente relevantes para este poema: ‘La historia
no se narra, ni se mira, ni se escucha, ni se toca. La historia se vive.’ (122)
Notas
(118)
César Vallejo en su poesía, 92.
(119) Según Jean Franco ha sugerido: ‘Singing,
speaking, reading the newspaper, thinking, washing, tidying are activities
which publicly suggest his conformity, whilst also suggesting secret
desesperation’; César Vallejo: The Dialectics
of Poetry and Silence, 215.
(120)
César Vallejo en su poesía, 95.
(121)
Véase la nota 105 para másinformación.
(122)
‘El secreto de Toledo’, Artículos y
Crónicas (1918-1939), 146-49 (149).
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