ALBERTO METHOL FERRÉ
LOS ESTADOS CONTINENTALES Y EL
MERCOSUR
DECIMOSEXTA
ENTREGA
Antología (8)
24. La necesidad de una ideología contemporánea de la
integración. No puede ignorarse que todavía la “mentalidad” de integración no
ha logrado vencer la rigidez fundamental de los conceptos de soberanía
nacional.
Por eso el obstáculo más grande con que hoy tropieza la
integración latinoamericana es la falta de un sustento ideológico contemporáneo
del más alto vuelo. No han de bastarnos la técnica o la mecánica de la
integración. No son suficientes los progresos que advertimos en cuanto a la
formación de una “mentalidad” integracionista que se basa, de un lado, en un
sentimiento todavía confuso de que tenemos un común “ser” latinoamericano, y de
otro, en el análisis que los economistas y técnicos han venido haciendo sobre
la conveniencia de la integración. Nuestros hombres de pensamiento tienen que
crear una ideología moderna de la integración. Y nuestros gobernantes y
nuestros dirigentes deben estimular ese proceso.
En América Latina necesitamos que los pensadores renueven los
estudios de filosofía política, y que eleven el proceso de integración del
plano más bien pragmático en que ahora se desenvuelven, al de las grandes ideas
rectoras que deben presidir su institucionalización. La integración requiere la
formulación de una ideología sustantiva que dé organicidad a las instituciones
e instrumentos jurídicos, políticos, económicos y culturales que deben crearse
para orientar el proceso de tránsito de la organización de tipo nacional a la
de alcance regional. Muy poco —o casi nada— hacemos en esa dirección.
Alguna vez he dicho que la integración de América Latina no la
van a hacer los técnicos sino los políticos. Pero éstos necesitan fundar sus
decisiones en algo más que intuición o la imaginación.
De otro lado, los hombres de gobierno de América Latina,
absorbidos por los complejos problemas inmediatos de carácter nacional, no
pueden dedicar a la consideración de los problemas de la integración toda la
atención que sería de desear. Y por eso estamos corriendo el riesgo de que así
como los esfuerzos integracionistas del siglo xix se frustraron porque los
problemas militares y políticos inmediatos absorbieron en sus propios países la
atención de los guerreros de la independencia, asimismo en el momento actual
las preocupaciones de nuestros gobiernos por los problemas nacionales urgentes,
les impiden abarcar la perspectiva ideológica-política integral de América
Latina. De allí que los problemas de la integración no se afronten con la
visión panorámica del águila, sino con el enfoque limitado de quien avanza paso
a paso por una senda estrecha rodeada de montañas (ER, 189).
25. En el mundo de hoy, en que está constituyéndose un nuevo
sistema internacional, en que las relaciones serán entre supernaciones, si
América Latina quiere preservar su identidad cultural como una región
diferenciada, dotada de sentido político-económico propio, tendrá que
integrarse.
De esta manera, la integración es la alternativa de hoy para que
América Latina pueda seguir manteniendo mañana su propia imagen; para que esa
imagen se proyecte con dignidad y con sentido de futuro hacia otras comunidades
del mundo (NRI, 107).
26. La tendencia hacia la regionalización no es un fin en sí
mismo sino más bien una etapa de transición —en muchos aspectos una medida de
autodefensa— dentro del irreversible proceso de internacionalización de la
humanidad (NRI, 185).
27. En vuestra mente y en vuestro corazón las palabras de Rodó
cuando decía: “Sólo ha sido grande en América Latina quien ha actuado y pensado
con acción de pensamiento latinoamericano” (NRI, 108).
Por eso, si hoy tuviéramos que hacer una convocatoria a los
países de América Latina para realizar su integración, repetiríamos, como una
admonición, esta frase del Libertador contenida en la circular en que invitaba
a los gobiernos de nuestras nacientes repúblicas al Congreso de Panamá, hace
140 años: “Si Vuestra Excelencia no se digna adherir a él, preveo retardos y
perjuicios inmensos, a tiempo que el movimiento del mundo acelera todo, pudiendo
acelerarlo en nuestro daño” (ER, 192).
[4]Para
mayor información, puede consultarse Felipe Herrera, idealista y
realizador de Luciano Tomassini, México, FCE, 1997.
[5]Eduardo
Arcila Farías: El Siglo Ilustrado de América. Reformas económicas del
siglo xviii. Caracas, 1961.
[6]Juan
Bautista Alberdi, “Memoria sobre la conveniencia y objeto de un Congreso
General Americano”. vv.aa., Ideas en torno de Latinoamérica, vol.
I, Universidad Nacional Autónoma de México, 1986, p. 602.
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