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LUCIO MUNIZ ENTREVISTA A RUBEN
LENA
UN PAQUETE CULTURAL
(publicado
originalmente en Treinta y Tres en
quince nombres, Ediciones de la Crítica, Montevideo, 1992)
Rubén Lena es Maestro, Director e
Inspector de Enseñanza Primaria. Además publicó dos libros de canciones
cantadas por el dúo Los Olimareños, prologó un cancionero de Víctor Lima y
grabó un disco en forma oral sobre la obra de Gabriel Guerra.
Si no te conociera te preguntaría tu profesión.
Pero sabiéndola, espero nos cuentes alguna experiencia de la misma
relacionada al folklore. ¿Qué experiencia puramente tuya nos podes contar,
que a través de tus años de enseñanza se puede vincular a lo folklórico?
En el aspecto musical, el folklore nacional se
revela muy carente de expresiones representativas. Como maestro, esta
circunstancia implica el desguarnecimiento para encontrar nuestras propias
raíces. En otros países, Brasil, Argentina, Paraguay, etc. el hombre vive
inmerso en un mundo folklórico riquísimo, lo que significa que allí, en esos
lugares, el docente puede ser un buen seleccionador. Aquí no hay casi qué
seleccionar.
Sin embargo yo creo que si te sirvieras de tus
años de maestro rural, podrías encontrar algo más sólido para la respuesta.
Yo hablo de folklore musical vivo. Yo no hablo
-como es obvio- del movimiento cancionero iniciado hace unos diez o doce
años; que este sí, ha dado más canciones a nuestro país que todas las creadas
en los siglos XIX y XX en estas regiones. Sin embargo el concepto de folklore
es mucho más amplio que el referido anteriormente. Porque si nosotros
partimos de la base que folklore se refiere al saber del pueblo, entonces la
connotación de musical, circunscribe el tema a un área reducida. Ahora, ese
saber folklórico está constituido por bienes materiales, sociales y
espirituales, y guarda entre ellos una relación común. Forman, lo que podemos
llamar: un paquete cultural.
Desátalo.
El hombre posee un caudal enorme de saber
material: cómo se hacen las riendas, cómo se hace el rancho, cómo se ceba
mate, cómo se hace un asado, etc. etc. El hombre sabe y usa un lenguaje
particular. Tiene costumbres que integran su saber. Tiene su moral. Asiste a
fiestas, ceremonias, pasatiempos. Sabe cómo conducirse en esas ceremonias que
es un saber heredado en forma oral; pero, si se le pide que cante, no sabe
qué, o le es difícil encontrar una forma auténtica de expresión. Lo de
"paquete" se puede explicar de esta manera para que quede más
claro: si a uno lo ponen con los ojos vendados en un rancho y le preguntan
qué hay, uno puede suponer lógicamente: una caldera, un mate, un banco de
ceibo, un poncho sobre una cama, etc. etc. Puede suponer que su dueño sabe
andar a caballo, tiene las manos rústicas, dice o puede decir: "pa"
o "jue", tiene ahijado o padrino, le gustan las pencas y el truco,
y cree vagamente en Dios. Sabe alguna décima, puede silbar un estilo; pero no
integraría este paquete por ejemplo, su silbido de un fragmento de Vivaldi,
el gusto por tomar whisky o la costumbre de alimentarse nada más que a
verduras.
O sea que el conjunto se alteraría si no fuera
equilibrado.
Es más fácil modificar el saber material que el
espiritual.
¿El acto de tomar mate, es a la vez material y
espiritual?
El mate es material en cuanto a objeto, y todo lo
relativo a él. El mate es social, en cuanto es costumbre de un pueblo. El
mate es espiritual por cuanto su forma de tomarlo habla de un ensimismamiento
que es natural en el medio campesino, o de comunión en los medios más
poblados. O motivo de un reportaje.
Después pasaremos al plano musical; pero
considerando que el tema se está enriqueciendo con los motivos expuestos,
pienso que ese sabor popular, o sea folklore se puede extender a la medicina
naturista, ¿no?
Claro que sí; en cuanto saber empírico sobre sí
mismo y sobre la naturaleza. Hay un saber acumulado sobre las enfermedades y
su tratamiento, derivados de la observación de ellas y de las cualidades de
las plantas. Muchos de esos conocimientos son verdaderos y otros falsos.
Constituyen un saber vulgar, precientífico. Pero el conocimiento de las
virtudes de ciertas hierbas y de ciertos productos, son patrimonio utilizable
que suple la falta de otros recursos.
¿Utilizaste en vos mismo alguna vez ese saber
popular?
Todos más o menos lo hemos utilizado. No debe
haber ningún oriental que no haya tomado marcela, carnicera o pastoduro.
¿Conoces algún instrumento puramente folklórico
en nuestro país?
Bien pudieran ser los noques; las pelotas para
cruzar los ríos.
¿Y musicales?
No sé.
Volviendo a la música, tu respuesta anterior no
me conformó. Decías que nuestro folklore se revela muy carente de
expresiones. La respuesta no invalida totalmente esas expresiones y da a
entender que existen.
Naturalmente que sí. Solamente que la pregunta se
refería a los hallazgos que había hecho como maestro para ser utilizados en
mi labor. En ese caso, los hallazgos son escasísimos.
Pero existen.
Yo no los hice pero existen. Alguna milonga,
algún estilo, que se pueden rescatar y en cierto modo utilizar.
¿Recopilados?
Si, aunque esa no es mi labor y para la cual se
necesitan conocimientos especializados.
¿Utilizaste en alguna de tus canciones la
recopilación?
Musicalmente alguna vez sí, porque aunque no soy
recopilador siempre fui un oyente atento de las músicas populares, las cuales
guardo en mi memoria.
LA SERRANERA, por ejemplo, ¿es de tu paternidad?
Yo creo que sí. Pero no veo en eso ningún mérito.
¿Tiene algún parentesco?
A mi modo de entender con la milonga y el
pericón.
¿Es folklórica?
Es de raíz folklórica, y a lo mejor esa raíz es
muy ramificada.
No entiendo.
La Serranera puede ser una variante de una forma
musical que recorre toda América, como el corrido mejicano, el venezolano,
las milongas argentinas y uruguaya. Es decir variantes locales de la misma
forma.
¿Y cuál puede ser la forma madre -a tu entender-
de esas formas americanas?
El romance español.
Las ramificaciones nos están llevando a España, y
yo prefiero volver a nosotros. Por ejemplo: ¿puede ser nuestro paisaje,
incluido, o influyendo en lo folklórico?
Sí, cómo no, el paisaje influye en los hechos
culturales. El es el medio natural, donde se desarrolla un tipo de cultura.
Influye porque la cultura es la respuesta, entre otras cosas, a ese medio y
los hechos folklóricos son cultura en el sentido antropológico, técnico del
término.
Pero hay algo regional autóctono que es anterior
a la colonización.
Sí, la base física. El paisaje. Y además grupos
humanos. Y del contacto de esos elementos se crean respuestas y
comportamientos distintos. En el caso nuestro esa síntesis no se dio porque
pese a que el elemento indígena aportó algo, no aportó su música, que la
tenía, porque no hubo integración. El paisaje es el centro de la cosa y
además la forma de agrupamiento. Además el paisaje se transfigura en el
hombre uruguayo y se da líricamente.
De ahí el hombre y su modo de expresión y sus
motivos.
El paisaje no como objeto, sino como pretexto.
¿Para cantarlo y contarlo? ¿Para cantarse y trasmitirse?
En esencia para expresarse.
¿Y en su expresión se integra al paisaje o es el
paisaje quien lo integra?
¿No seria importante aclarar la pregunta?
Decías que el paisaje como objeto, no como pretexto,
y decías también que en esencia para expresarse. Ahora bien, entre hombre y
paisaje hay relación que trasmite el hombre al expresarse. Si nos asomáramos
a mirar ambas cosas como si fueran colores, ¿cuál se tragaría a cuál?
Es muy difícil contestarte, pero si nosotros
consultamos la obra de los recopiladores e investigadores (porque es poco lo
viviente que hay) entonces diríamos que en nuestro caso el paisaje físico
pudo más que el hombre en cierto sentido, y el hombre mediante su expresión
quiso decir sus preocupaciones, sus dolores, utilizando el paisaje como
referencia. El paisano dice: fulano "es como campo de sierra" o sea
con partes buenas y malas; toma el paisaje como referencia para expresar un
juicio de valor en el que está implícito el paisaje. Temporalmente el hombre
va tragando el paisaje (creando otro nuevo) porque lo modifica, igual que la
lluvia y el viento, pero con voluntad. Y en la medida que se desarrolla
culturalmente lo hace con más conciencia y sentido positivo.
Treinta y Tres, 25 de setiembre de 1972.
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