17/2/16

HUGO GIOVANETTI VIOLA

PURO VERSO

primera edición: 1989 / segunda edición aumentada: 1999 / tercera edición aumentada (WEB): 2015


DUODÉCIMA ENTREGA


CINCO: DE CUERPO Y ALMA / HOMENAJE A MI PERRA (1)


(Los siguientes textos fueron creados como un correlato dialéctico de 40 desnudos expuestos por Horacio Herrera en 2008. Esta es su segunda edición WEB).



1



Después que cumplí los cuarenta años mi alma se quedó sin brazos.

Mi padre había muerto con ojos santos y no pude llorarlo.

Mi madre viajó a encontrarse con una voz que la llamaba desde el cementerio y tampoco la lloré.

Lo que precisa un triste es aprender a estrellar su dolor.



2



Mi alma se levantó a recorrer su tristeza hasta el final.

Mi madre había sido una esclava de su madre pero mi padre decidió ser un hijo de Dios.

Yo tenía que ofrecerle a mi mujer y a mis hijos y a mi pueblo y a la humanidad un corazón sin cielorraso.

Es lo único que importa.



3



Yo sabía que la fe nos hace respirar el oro de cada hueso.

Y mi alma se sentó a contemplar la invencibilidad del vitral que empezamos a construir en las cavernas.

Mi padre había pintado unas maravillosas iglesias vacías un año antes de viajar al Padre.

Pero yo todavía no tenía fe en mi fe.



4



Un día mi hijo volvió de la escuela con una perrita que le regalaron por el camino y no la dejamos quedarse en el apartamento.

Los chiquilines le consiguieron cielorrasos de garage durante una semana.

Pero al final tuvieron que dejarla a la intemperie y mi hijo lloró igual que Dios.

Entonces le ofrecimos un cielo familiar a la perrita y le pusimos Lola.



5



A Lola le fosforecía el alma como a una bailarina.

Y cruzaba delicadamente las patas en la cucha que le hicimos al lado de la heladera.

Los perros no nacieron para vivir sin tierra y nos dio muchísimo trabajo humanizarle los aguaceros.

Pero ella terminaría por ser muchísimo más humana que nosotros.



6



En esos tiempos empecé a sentir la obligación de ser feliz.

Mi alma se emborrachaba leyendo a San Juan de la Cruz y trataba de hacer llover leche sobre cualquier corazón.

Mis libros se leían cada vez menos.

La indecencia de un místico es peor vista que la de un violador.



7



El ánima de un hombre tiene esplendor de mujer.

En París me enamoré para siempre de Nuestra Señora y supe que si no me transformaba en su Hijo con mayúscula nunca iba a ser un revolucionario.

Pero cuesta horrores que nos crezca una costilla celeste.

Tuve que rezar mucho.



8



La gran pena del mundo ya no es la esclavitud de los hombres sino la humillación de las mujeres.

Ellas bailan a oscuras.

Y muchas veces se tapan el llanto con una sábana.

Sienten que odian a Dios.



9



Yo tenía que pelear por la Purificación.

Hasta que cada hombre no se sienta tan importante como un pueblo entero ellas no terminarán de ser ellas.

Porque cada mujer vive soñando con ser atravesada por el mástil de la esperanza.

Miren la patria triste.



10



Lola siempre fue una loba encapuchada por un aura de miel.

Atacaba a casi todo el mundo como si la humildísima humedad que nos regalaba no pudiera tener muchos dueños.

Todo ángel es terrible.


Eso lo escribió un enamorado que murió por culpa de una rosa.

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