SAN
JUAN DE LA CRUZ
NOCHE
OSCURA
CUARTA ENTREGA
CAPÍTULO 2 (2)
De
algunas imperfecciones espirituales que tienen los principiantes acerca del
hábito de la soberbia.
5 / También algunos de
estos tienen en poco sus faltas, y otras veces se entristecen demasiado de
verse caer en ellas, pensando que ya habían de ser santos, y se enojan contra
sí mismos con impaciencia; lo cual es otra imperfección.
Tienen muchas veces grandes
ansias de Dios por ver que les quite sus imperfecciones y fallas, más por verse
sin la molestia de ellas en paz que por Dios; no mirando que, si se las
quitase, por ventura se harían más soberbios y presuntuosos.
Son enemigos de alabar
a otros, y amigos que los alaben, y a veces lo pretenden; en lo cual son
semejantes a las vírgenes locas que, teniendo sus lámparas muertas, buscaban
óleo por de fuera.
De estas imperfecciones
algunos llegan a tener muchas muy intensamente y a mucho mal en ellas. Pero
algunos tienen menos, algunos más, y algunos solos los primeros movimientos o
poco más, y apenas hay algunos de estos principiantes que al tiempo de estos
fervores no caigan en algo de esto.
Pero los que en este
tiempo van en perfección, muy de otra manera proceden y con muy diferente temple
de espíritu; porque se aprovechan y edifican mucho más con la humildad, no sólo
teniendo sus propias cosas en nada, mas con muy poca satisfacción de sí. A todos los demás tienen por muy
mejores, y les suelen tener una santa envidia, con gana de servir a Dios como
ellos. Porque cuanto más fervor llevan y cuanto más obras hacen y gusto tienen
en ellas, como van en humildad, tanto más conocen lo mucho que Dios merece y lo
poco que es todo cuanto hacen por Él; y así, cuanto más hacen, tanto menor se
satisfacen. Que tanto es lo que de caridad y amor querrían hacer por Él, que
todo lo que hacen no les parezca nada.
Y tanto les solicita,
ocupa y embebe este cuidado de amor, que nunca advierten en si los demás lo
hacen o no lo hacen; y así, si advierten, todo es, como digo, creyendo que
todos los demás son muy mejores que ellos. De donde, teniéndose en poco, tienen
gana también que los demás los tengan en poco y que los deshagan y desestimen
sus cosas.
Y tienen más: que
aunque se las quieran alabar y estimar, en ninguna manera lo pueden creer, y
les parece cosa extraña decir de ellos aquellos bienes.
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