GASTON
BACHELARD
LAUTRÉAMONT
(traducción de Angelina Martín del Campo)
QUINCUAGESIMOSEGUNDA ENTREGA
VI. EL COMPLEJO DE
LAUTRÉAMONT
I (2)
Solamente introduciendo
esta paradoja se puede reconocer al genio como leyenda natural, como una naturaleza que se expresa. Si la
originalidad es poderosa, el complejo es enérgico, imperioso, dominante: dirige
al hombre, produce la obra. Si la originalidad es pobre, el complejo es
larvario, facticio, vacilante. De cualquier manera la originalidad no puede
analizarse enteramente en el plano intelectual. Solamente el complejo es el que
puede proporcionar la medida mecánica de
la originalidad.
Así pues, la crítica
literaria ganaría al profundizar en la psicología de los complejos. Se vería
entonces llevada a plantear de otro modo el problema de las influencias, el
problema de la imitación. Para ello, tendría que reemplazar la lectura por una transferencia en el sentido
psicoanalítico de la palabra. La simpatía se queda como comunión demasiado
vaga, no modifica las almas que une. De hecho, no podemos comprender claramente
más que por una especie de inducción psíquica, excitando o moderando
sincrónicamente los impulsos. Sólo puedo comprender un alma transformando la
mía, “como uno transforma su mano poniéndola en otra”. (1) Una comunión real
necesariamente es temporal. Es discursiva. En la vida pasional, que es la vida
cotidiana, sólo podemos comprendernos activando
los mismos complejos. En la vida filosófica, sonriente y serena,
desengañada o dolorosa, sólo podemos comprendernos reduciendo, juntos, los mismos complejos, disminuyendo todas las
tensiones, abjurando de la vida.
Si no se toma en cuenta
ese doble sentido de variación, es que no se comprende el carácter
esencialmente dinámico de la psicología de los complejos. Sólo se comprende un
complejo por vía de activación y de reducción.
Notas
(1) Paul Eluard,
Donner à voir, p. 45.
No hay comentarios:
Publicar un comentario