PAUL McCARTNEY
“LENNON Y YO
COMPETÍAMOS SIN PARAR Y ESO ERA ALGO MUY SANO”
por Diego A.
Manrique
(14 / 10 / 2015)
“Se me da fatal la
historia”, admite Paul McCartney en tono de
complicidad. “Sí, fatal. Y lo peor es que la gente conoce mi historia mucho
mejor de lo que yo llegaré a conocerla nunca. Yo no le hago mucho caso”. En el
despacho que hay encima de su estudio de grabación de Sussex, el viejo beatle trata de marcar la
distancia entre él mismo y el peso de su leyenda.
Estos días se han
reeditado dos de sus álbumes en solitario, Tug of War y Pipes
of Peace. Ambos aparecieron cuando quiso alejarse de todo tras
comenzar la década de los ochenta con mal pie. Estuvo en la cárcel en Japón por
posesión de marihuana, su disco McCartney
II recibió malas críticas, su banda Wings se separó y John Lennon fue asesinado en Nueva York. Tras la muerte de su amigo estuvo ocho años sin
salir de gira. Tug of War, en
el que participaron Ringo Starr, Stevie Wonder o su héroe de la
infancia Carl Perkins, contuvo un conmovedor homenaje a Lennon, Here
Today, y marcó un nuevo comienzo para McCartney que llega hasta
nuestros días.
En Tug of
War se reencontró con George Martin -histórico productor de los
Beatles- por primera vez desde 1973. ¿Por qué?
Es el mejor. Siempre lo había admirado y me había encantado lo que
habíamos hecho juntos con The Beatles. Lo pusieron
verde. John estaba en una de sus fases de “odio el mundo”. Dijo cosas muy
ácidas de George Martin que sé que luego retiró. En cierto modo a George no se
le estaba reconociendo el mérito que le correspondía. Pero trabajar con él era
genial. Era el adulto de la habitación. Nosotros éramos los niños malos. Please,
Please Me se la presentamos como una balada muy lenta al estilo de Roy
Orbison, pero nos dijo que tal vez quedase mejor un poco más rápida. Nos
convenció y dijo que sería nuestro primer número uno. Y así fue
entonces y un millón de veces más.
Cuando asesinaron a
John usted estaba trabajando en lo que sería Tug of War. ¿Cuándo fue la
última vez que lo vio?
Le vi con May Pang en su apartamento cuando estaban juntos. Se había
tranquilizado bastante. Era más él mismo. Luego lo vi cuando estaba en Los
Ángeles haciendo el álbum de Nilsson [Pussy Cats], y todos estaban
locos. Me había enviado Yoko Ono para que
hiciese de mediador y para que le diese a John un mensaje: “Si vuelves a Nueva
York y la cortejas, es posible que te acepte”. Así que lo hizo. Cuando nació
Sean, lo vi. Creo que eso fue después de Pussy Cats. Me parece que
la última vez debió de ser en Nueva York, en su apartamento en el Dakota.
Siempre me acuerdo de La semilla del diablo.
¿Dónde estaba usted
cuando se enteró de que le habían disparado?
Estaba en mi casa. Recibí una llamada del que era mi agente. Fue un
mazazo brutal. Lo mismo que pasó con Linda. Tenía concertada una sesión con The
Chieftains. Una parte de mí decía que no fuese, pero pensé que sería mejor
estar con George Martin y ponernos a trabajar. Grabé con ellos. Luego salí y
seguía conmocionado.
¿Cree que la gente
esperaba que escribiese una canción sobre John?
Pensé que quería hacer la canción más maravillosa, pero uno no siempre
es capaz de responder a ese estímulo. No sé por qué. Probablemente estuve
esperando a ver si llegaba algo, pero no podía sentarme y escribir una canción
como reacción. Curiosamente, Here Today la escribí más tarde
en este estudio. Se me ocurrió pensar qué diríamos, de qué hablaríamos, qué
estaríamos haciendo si él estuviese allí en ese momento. En mis conciertos la
presento como una conversación que no llegamos a tener. Pero es una canción, no
un informe psiquiátrico.
La canción se
refiere a los comienzos de su relación con John. ¿Era así como solía pensar en
él tras su muerte?
Los años anteriores a su muerte fueron dolorosos, sobre todo lo que
rodeó a la separación de los Beatles. Pero, como todo el mundo, bloqueo la
mierda. No me gusta especialmente quedarme en ella y revolcarme. Por eso,
incluso ahora, cuando pienso en John, pienso en los dos escribiendo
juntos A Day In A Life. Cosas así. Prefiero quedarme con lo
bueno.
Carl Perkins interviene en Get It. Una vez dijo que sin él no habría habido Beatles.
Al principio hubo unas cuantas personas que fueron realmente
influyentes, como Elvis. Luego había gente como Jerry Lee Lewis. Buddy Holly fue una gran influencia porque escribía y
cantaba sus propias composiciones, que era lo que hacíamos nosotros, y tocaba
sus propios solos. Eso nos dio pistas. Eso es lo que hacían los Beatles. Esa
fue la revolución. Ni siquiera los Rolling Stones lo hacían. Todo eso lo
cogimos de Buddy.
Ringo aseguró que
en 1962 en Liverpool todos los grupos tenían el mismo repertorio.
Todos recurríamos a lo mismo. Éramos básicamente bandas-tributo. No
había forma de librarse si no era escribiendo tus propias canciones. Es algo
que me gusta porque desmitifica la historia de Lennon / McCartney. En vez de
decir que fue la gran musa que descendió sobre nosotros, fue más bien una
necesidad. Luego, llegó un instinto competitivo. Lo genial de John y yo
escribiendo juntos era que competíamos el uno con el otro sin parar, y eso era
algo muy sano. Decíamos: “Demonios, acaba de escribir Strawberry
Fields. Mejor que yo escriba Penny Lane”.
¿Cree que Harrison
se sentía intimidado cuando les presentaba canciones a usted y a John?
Al principio escribíamos canciones para él porque él no escribía.
Escribimos Do you Want to Know a Secret para George, pero
entonces nos vino por primera vez con una canción que se llamaba Don’t
Bother Me y nos pareció que estaba bien. Fuimos un poco condescendientes.
Estaba bien, pero no era tan buena como las que escribíamos para él. Cada vez
fue mejorando más y más: If I Needed Someone, Here Comes The Sun o Something. Nos
traía cosas serias. Something se convirtió en la canción de Lennon
y McCartney favorita de Sinatra.
Tras la separación,
¿estaba al día de lo que hacían los demás?
Sí. Creo que todos escuchábamos los discos de los otros. Al final de The
Beatles hubo amargura, eran tres contra uno, ya que a mí me tocó hacer lo que
había que hacer para que todos nos librásemos del control de Allen Klein. Salió
bien, pero les sentó muy mal porque pensaron que yo era un engreído. Ahora Yoko
Ono y Olivia me hablan de lo bien que hice porque se dieron cuenta de su valor.
¿Las cosas
mejoraron?
Sí, sí. Luego, cuando iba a Nueva York, llamaba a John. La cosa mejoró
con todos. Nos dimos cuenta de que eso era un montón de mierda. Una ruptura es
como un divorcio: muy dolorosa. Escuchaba canciones de John y aparecía la misma
competitividad de antes. Todos nos sentíamos inseguros, así que lo que
necesitábamos era darnos ánimo en vez de separamos. En fin, ya se sabe. Fue un
gran grupo mientras duró.
No hay comentarios:
Publicar un comentario